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"País de Guasqueros": más historias...

Una vez más, vuelvo a invitarlos a conocer estas nuevas historias de vida y trabajo de los participantes de “País de Guasqueros”

Milagros Herrera

Canta Santiago Chalar:

“En las manos, el favor,
Cosas distintas reparte.
En algunas pone el arte
Y en otras crispa al rigor;
Pero a veces con amor
Vuelca en ellas su caudal,
Y la que enrienda un bagual
Puede a la vez, primorosa,
Trenzar en el tiento cosas
Que solo Dios haría igual...”

Una vez más, vuelvo a invitarlos a conocer estas nuevas historias de vida y trabajo de los participantes de “País de Guasqueros”.

Tal cual como canta Santiago Chalar, las manos de estos guasqueros enriendaron baguales, tenzaron alambre o condujeron camiones, pero con primorosa dedicación hoy trenzan y cosen preparos que engalanan el apero del paisano...

Guillermo Cedrani: “Empecé por hobby, pero no pude parar...”

Guillermo Cedrani

Guillermo Cedrani nació en Montevideo. Tiene 30 años y actualmente es encargado de una estancia en Pirarajá, en el departamento de Lavalleja.

-¿Cómo surgen sus primeros vínculos con el campo?

-Siempre me gustó el campo, tenía familiares en Batlle y Ordoñez y las vacaciones eran siempre en el campo. Ahí fue cuando empecé a agarrarle el gusto a la campaña. En realidad, mis padres nada que ver con el campo; solo yo salí atravesado, porque soy un caso aparte. A los 15 años me fui a estudiar a la Escuela Agraria en Fray Bentos y solo volvía a la ciudad para visitar a la familia. Así, de a poco, empecé a andar en la vuelta de la campaña, a recorrer las estancias viejas trabajando. Estuve en Cerro Colorado un tiempo, después fui a la Escuela Agraria de Flores para seguir aprendiendo. Luego viví en Polanco, en Manguera Azul; siempre trabajando de peón rural. Un buen día surgió una oportunidad laboral en Pirarajá, en el departamento de Lavalleja, y me fui radicando allí hasta que compramos una casa con mi familia hace más de un año.

-¿Cómo empezó en el oficio?

-Y bueno, al estar uno trabajando en el día a día en las tareas camperas siempre aparece algo que tener que arreglar y me fui haciendo. Un buen día, cuando me enteré que el guasquero Velázquez daba un curso de guasquilla en San Jacintp, me anoté. Lo empecé medio por hobby, pero después no pude parar. Siempre queres emprolijarte, estar más fino...

-¿Recuerda la primera pieza que hizo en soga? ¿Qué fue y que hizo con ella?

-Fue una manea; todavía la tengo, y pienso llevarla y presentarla en el País de Guasqueros.

-¿Una anécdota, recuerdo o un aprendizaje que se lleve cada año de País de Guasqueros?

-El compañerismo y las amistades que se hacen ahí y que después quedan. Entre los participantes seguimos en contacto todo el año. El ambiente familiar, mi hijo al que apodaron “Tientito” tenía seis meses cuando fue la primera vez y sigue firme todos los años.

-¿Le gustaría que siga sus pasos?

-Me gustaría, pero no lo presionaría, que sea los que Dios quiera.

Jonathan Goncales: “Mi próximo sueño es armarme un taller”

Jonathan Goncales

Nació en Montevideo, pero se crió en Cerro Largo. Tiene 34 años, vive en Toledo y es camionero en una barraca.

-¿Como empezó en el oficio?

-Trabajando en una estancia en Cerro Largo. Domaba y, además, en ese entonces jineteaba y en eso se rompe mucha cosa... Los peones de esa estancia eran casi todos guasqueros. Ellos me enseñaron un botoncito y una sortija simple: una rueda de tractor que le decimos nosotros. Con eso, y mirando mucho, empecé a hacerme las primeras cosas para mí. Resulta que a unos amigos que les gustaba mi trabajo, me dijeron que empezara a hacer cosas para vender. Yo pensaba que me faltaba mucho para ofrecer algo prolijo como para la venta, pero por las dudas les hice caso. Desde ese día nunca paré nunca de vender; es más: mi próximo objetivo o sueño es armarme el taller.

-¿Cree que el oficio cambió?

-Lo que yo he visto en estos últimos tiempos es que se perfeccionó mucho; antes sacaba los tientos a pulso y medio se acomodaba un cuero a maceta. Ahora, por ejemplo, esta el “sacatientos”que agiliza el trabajo y da perfección, porque los tientos salen todos parejitos. Lo otro bueno, es que los guasqueros veteranos están abiertos para enseñar. En el tiempo de la estancia habiendo muchos guasqueros fue un botón y un pasador lo que me enseñaron. Hoy son mas generosos con el conocimiento, que es la única manera para que el oficio persista en el tiempo y se mantenga

-¿Cuál fue la pieza que más le gustó hacer? ¿La conserva?

-No la tengo, pero fue unos preparos con alpaca y bronce, unas riendas, cabezada, pretal, ese tipo de cosas... y después, otra que fue toda una escuela, fue un rebenque tejido a lezna que todavía no terminé; me queda ponerle la sotera y la manija. Ese rebenque fue una escuela, porque quise afinarme un poco y me afiné demasiado. Lo hice de 96 tientos y, como era mi primer rebenque, me quedó la cama al revés como para zurdo (risas). Fue todo una escuela, pero salió y lo voy a llevar para País de Guasqueros.

-¿Por qué participa de País de Guasqueros?

-Vuelvo porque noté un cambio en mi mismo. Pienso en el primer año y digo: “¡pá, cómo me compraban esto!”. Hoy tengo otra experiencia, por eso me gustaría ir y mostrar en qué pude mejorar, , compartir esa experiencia y aprender un poco más. O, por lo menos, demostrar que presté atención a lo que me enseñaron (risas).

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