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¿Y si ganamos?

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CAMILA_ALDABALDE

Ing. Agr. Pablo Carrasco | [email protected]

Está claro que los ruinosos resultados de las experiencias socialistas sobre el bienestar y la libertad de la gente no han impedido la vitalidad del sueño colectivista en toda nuestra América Latina. No fueron suficientes las debacles emergentes de las 60 ocasiones en las que fue puesto en escena, para desistir del camino suicida.

Ahora - si no funciona por la negativa - ¿podría funcionar por la positiva?

En Uruguay, una mayoría por escándalo pronostica la implosión del nuevo gobierno de Javier Milei y en mi opinión las probabilidades de fracaso son enormes y serían las mismas fuera quien fuera el candidato ganador de las elecciones.

El liberalismo, como el ejercicio físico, es una forma de vida que asegura una buena salud y longevidad. Pero cuando el cuadro clínico es el de un paciente oncológico con metástasis generalizadas, no será la solución incorporar una caminata diaria. A la crisis macroeconómica crónica de las últimas décadas, se le suma en los últimos meses, un incendio del candidato oficialista que recuerda a la Roma de Nerón.

Sin embargo, el tiempo que transcurre entre la situación actual y la obtención de resultados positivos en una economía liberal, es más breve de lo que la gente imagina debido a una musculatura portentosa en este paciente en particular.

Ese lapso, aún breve, es extremadamente doloroso y extremadamente caro. El paciente tendrá que soportar el dolor de una operación sin anestesia y podríamos suponer que los resultados abrumadores del ballotage incluyen el consentimiento del paciente a la intervención quirúrgica.

Pero como sucede en la vida, no solo alcanza la existencia de una terapia prometedora, se deberá estar en condiciones de pagar el tratamiento y la Argentina es pobre.

La agricultura argentina es un buen ejemplo de lo cerca que se está de la orilla. Una brusca eliminación del cepo cambiario y las retenciones a los granos constituyen un cambio monumental en la rentabilidad del negocio agrícola. La forma en la que reaccionaran los mejores agricultores del mundo es previsible: una cosecha récord para la historia del país y una generación de divisas sin precedentes, que pueden iniciar consistentemente la recuperación global.

Claro, Argentina no tiene dinero para importar los insumos que requiere la campaña agrícola y la renuncia fiscal que genera en las arcas del Estado es colosal. Ese es el costo de la quimioterapia.

Si Javier Milei consigue la confianza del mundo para financiar los costos entre el tratamiento y su resultado, habrá matado al oso para siempre y allí América Latina habrá asistido a un revulsivo similar al de la Revolución Francesa, cuando la monarquía dio paso a la República, no sin mucho dolor.

Si eso ocurriera, permitámonos soñar. ¿No empezaríamos a escuchar que el Rey está desnudo en este continente eternamente prometedor y crónicamente fracasado? ¿No empezaríamos a notar que hace décadas que estamos caminando en círculo?

En nuestro país tenemos la ilusión óptica de que en cada elección hay que optar por el estatismo o el liberalismo. En realidad, nos dividimos entre aquellos que gestionan mal o bien el estatismo porque la realidad es que todos lo somos.

Si la experiencia fuera exitosa, habría permiso para proponer liberalismo auténtico sin que el electorado nos espere con una piedra en cada mano.

En los 70’s, se repetía un chascarrillo de ciencia ficción en la que los integrantes del gobierno uruguayo se enfrentaban a una difícil decisión: una declaración de guerra a Estados Unidos. La discusión se terminó abruptamente cuando uno de los participantes preguntó: ¿Y si ganamos?

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