Hasta el ortodoxo más liberal tiene en su caja de herramientas el subsidio sectorial flagrante y explícito. Claro que, a la vez, en tanto liberal, resultará exigente sobre las condiciones imprescindibles y garantes de que lejos de ser un costo, sea una inversión rentable para el particular y la sociedad. Seguramente en una escala de valor, el impuesto al gasoil para subsidiar al transporte capitalino sea el cero mientras que el subsidio a los inicios de la forestación se encuentre en un podio virtual.