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Olaverry I Un estatus para la conquista de más mercados…

La posición de Brasil de avanzar en la erradicación de la vacuna contra la fiebre aftosa para lograr más mercados, pone en alerta a Uruguay y afina aún más la línea de ventajas competitivas del país en el mundo.

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Vacunación.

Martín Olaverry | Valor Agregado - Rurales El País. 

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Desde que asumió Bolsonaro el 1 de enero del 2019, se ha pensado a Brasil con una política comercial liberal y agresiva, marcando preferencias por las negociaciones bilaterales e indicando, en varias oportunidades, que el Mercosur es demasiado estricto por su perfil ideológico.

En esa globalización, Brasil ha determinado un plan estratégico para eliminar, de forma escalonada, la vacuna contra la fiebre aftosa y así ganar más posición en mercados de primera fila mundial, es el caso de Japón; que, como excepción, Uruguay ingresa respaldado por una trazabilidad total del rodeo e importantes avances en pro de la inocuidad de los alimentos: por ejemplo, hoy no tener casos de Covid-19 en las industrias agro exportadoras.

El martes la ministra de Agricultura de Brasil, Tereza Cristina, declaró libre de aftosa sin vacunación a los estados de Acre, Paraná, Rio Grande do Sul, Rondonia y regiones de Amazonas y Mato Grosso; aproximadamente unas 69 millones de cabezas, según estimaciones difundidas por Faxcarne. Mientras tanto, las regiones están pendientes de que la Organización Mundial de Salud Animal (OIE) reconozca el nuevo estatus sanitario.

“Brasil apuesta cada vez más a la apertura de mercados, en especial a los destinos asiáticos, en momentos de posiciones récords de exportaciones país de carne bovina, soja y maíz”, dijo a Valor Agregado Gedeão Pereira, presidente de Federação de Agricultura de Rio Grande do Sul (Farsul). Y agregó: “Se quiere llegar a mercados que aún no aceptan los productos cárnicos de Brasil, que compran en volumen y pagan buenos valores”.

Entre enero y julio del 2020, en plena pandemia, Brasil ha exportado al mundo 1,16 millones de toneladas de carne bovina fresca y congelada, y menudencias bovinas, un aumento del 14% en volumen y 12% en valor (más de US$ 4.200 por tonelada) en comparación con igual periodo del año pasado.

Más allá que el producto de Uruguay es reconocido en el mundo por su calidad y los aspectos anteriormente mencionados, la competencia de los países vecinos, que se manifestó con fuerza en 2020 a raíz de importantes devaluaciones de la moneda brasileña y argentina frente al dólar americano, preocupan al complejo cárnico y a las autoridades uruguayas.

La demanda mundial de carne sigue superando a la oferta y el déficit de carne en China a causa de la fiebre porcina continúa marcando un crecimiento en las compras del gigante asiático. La necesidad de proteína animal ha mejorado la posición de Brasil y Argentina, con la habilitación de más plantas frigoríficas y, en el caso de Argentina, con la modificación del protocolo sanitario que favoreció a la colocación de cortes con hueso y enfriados; algunos beneficios que Uruguay supo tener casi exclusivos años atrás y lo posicionó como el principal proveedor de carne bovina al país asiático.

Las ventajas competitivas de Uruguay se van afinando a medida que los mercados se van abriendo y se suman más oferentes. De todas maneras, en los primeros siete meses del año el país supo posicionarse como líder del Mercosur en cuanto al valor medio de exportación de la tonelada de carne con una cotización de US$ 5.200 por tonelada, e intenta acercarse a las referencias de ganaderías más desarrolladas, como la de Australia.

Desde el sector industrial uruguayo se plantea la necesidad de revisar la competitividad país, bajando costos de producción y logística, analizando los problemas estructurales de una ganadería de futuro.

Ahora, los anuncios de Brasil de seguir a fondo con el plan estratégico de erradicar la vacuna contra la fiebre aftosa y cambiar su estatus sanitario pone en alerta a Uruguay y al resto de la región. Lo que para el país norteño es una oportunidad de dar un salto más, para otros son amenazas.

En el caso de Uruguay, el representante de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) en la Junta del Instituto Nacional de Carnes (INAC), Ricardo Reilly, comentó a Valor Agregado que “el país tiene sus mercados consolidados y es respetado a nivel mundial por su trabajo sanitario”, por tanto “en corto plazo no veo que Brasil pueda ser una competencia directa”.

Sin embargo, dijo que Uruguay “debería seguir vacunando internamente”, y a su vez tomar otras medidas en referencia a los aspectos sanitarios y a las acciones en la frontera. En ese sentido indicó: “Hay que crear la llamada zona buffer y controlar al máximo la vacunación, ayudar a la campaña de difusión y exhortar a cumplir planes, que se hace muy bien y nos diferencia en el mundo”.

Uruguay tiene en Brasil el mercado ovino con hueso y los asados vacunos, y, a pesar que para este corte bovino los números no están cerrando, con un cambio de estatus podría afectar o implicaría aumentar controles a las exportaciones.

Poco tiempo atrás, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), en conjunto con el INAC y el Instituto de Investigación Agropecuaria (INIA), encargó a una consultora independiente un estudio para analizar los costos y los beneficios que implicaría dejar de vacunar contra la aftosa. El informe de 86 páginas concluye que Uruguay destina alrededor de US$ 37 millones anuales para mantener a la fiebre aftosa lejos de su rodeo bovino, asegurarse el acceso a los mercados con sus animales en pie, carne y subproductos y en análisis que demuestran la ausencia viral. Además agrega que eliminando la vacuna, los costos bajarían en US$ 19 millones, pero se incrementa el riesgo de introducción, exposición y diseminación de la fiebre aftosa.

También establece los beneficios para el país basado en un escenario libre de aftosa sin vacunación. “Se prevé que se obtendrán ganancias a partir de cinco productos bovinos (lengua, carne de quijada y cabeza, asado, rabo y mondongo) y el acceso de cortes con hueso a la UE será posible”.

Guillermo Crampet

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