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El impacto llegó

Con las lluvias, si realmente se generalizan y se confirman los pronósticos para esta semana, la reposición debería tender a mejorar su precio. Para quienes ahora tienen campo, o corral, el momento actual puede ser oportuno para salir de compras

Rafael Tardáguila
Rafael Tardáguila

Los precios del gordo confirmaron las buenas expectativas que se venían generando en el mercado, con una marcada tendencia al alza fundamentalmente en las últimas semanas. Pero la sequía imperante impidió que esa mejora se traslade a los precios de reposición, por lo que la relación flaco/gordo sufrió una baja consistente en las dos últimas semanas, dejando atrás niveles relativamente altos que habían predominado durante los dos primeros meses del año.

Si las lluvias de la última semana se repiten en la que está empezando, la cosa podría empezar a cambiar, pero hay mucho del partido que ya está jugado y el resultado no viene siendo bueno. La escasez de forraje y reservas hasta que llegue la próxima primavera será notoria y tendrá un impacto en los precios de los animales terminados y ni que hablar en los de la fibra.

Con las condiciones de sequía imperantes en el país desde la pasada primavera, era llamativo que la relación de reposición no se viera afectada. A fin de cuentas, estos precios están determinados fundamentalmente por dos factores: los del gordo y las condiciones forrajeras. Pero también juegan las expectativas, que eran buenas tanto en lo referente a la evolución de los mercados —cosa que se viene cumpliendo— como en cuanto a las condiciones meteorológicas, que son las que quedaron, por ahora, en el debe.

Los precios del gordo desde que empezó este año 2023 gozaron de mejoras significativas. Diciembre había terminado con una referencia de US$ 3,25 el kilo carcasa por el novillo especial de pradera y esta semana los pocos negocios se hacen sobre una base de US$ 4,15 y hasta US$ 4,30 si las carcasas pesan más de 280 kilos. La suba es del entorno de US$ 1 el kilo, o 30%.

En cuanto al clima, los pronósticos indicaban que La Niña cedería a partir de febrero, con un régimen hídrico que tendería a la normalidad. Aunque la norma en verano es que falte agua, la expectativa era de una situación mejor al desastre actual. Esta mejora de las condiciones climáticas a partir de febrero no se confirmó y la ola de calor de los últimos 10 días terminó por detonar la situación. De acuerdo con un trabajo de INIA La Estanzuela que mide la evolución del déficit hídrico durante los veranos, el corriente es el peor de todos, incluyendo el terrible verano de 1989, cuando la anterior tremenda sequía que azotó a casi todo el país y determinó una mortandad de animales pocas veces registrada. Ahora el país está mucho mejor preparado para amortiguar este tipo de impactos —corrales de engorde, tecnología del destete precoz, fardos que llegan desde la agricultura, etcétera— por lo que la mortandad, aunque aumentó, está lejos de la de aquel 1989.

Ambas proyecciones auspiciosas, la del mercado y la climática, animaron a retener la hacienda todo lo que se pudo. Eso mantuvo alta la relación de reposición a pesar de la sequía, un hecho inusual. De acuerdo con las referencias de la ACG, se ubicó en un eje de 1,25 en los dos primeros meses del año. Pero en las dos últimas semanas se desplomó para ubicarse en 1,10.

La reposición es mucho más sensible que el gordo a las condiciones forrajeras y eso se pudo advertir en las dos últimas semanas, cuando muchos productores se vieron obligados a vender y la demanda —más allá de los corrales— redujo sus compras. Es que la capacidad de retención a la espera de que las condiciones mejoren tiene un límite y ese, en muchos casos, se alcanzó en esta primera quincena de marzo.

Los remates por pantalla de las dos últimas semanas muestran el impacto de las condiciones forrajeras sobre los precios de la reposición. En el caso de los terneros es bien claro. En Pantalla Uruguay esta última semana promediaron US$ 2,34 el kilo, 10 centavos menos que en la subasta de este consorcio en febrero. A su vez, la semana anterior esta categoría promedió US$ 2,35 el kilo en el remate de Plazarural, una corrección a la baja mensual de 14 centavos. Por su parte, la referencia de la Asociación de Consignatarios de Ganado promedió US$ 2,22 la última semana, 9 centavos menos que a fines de febrero.

Esta situación se ha dado a pesar de una demanda desde la exportación de vacunos en pie más activa que en los meses anteriores.

Por el contrario, el novillo especial cotizaba a US$ 3,60 el kilo carcasa a mediados de febrero y subió al mencionado US$ 4,15 en la última semana.

Esta ecuación entre el precio de la reposición y el del gordo está generando oportunidades para quienes cuenten con alimento suficiente como para comprar animales a recriar o engordar. Obviamente, no son muchos, porque si no los precios de la reposición no hubieran bajado.

Con las lluvias, si realmente se generalizan y se confirman los pronósticos para esta semana, la reposición debería tender a mejorar su precio. Para quienes ahora tienen campo, o corral, el momento actual puede ser oportuno para salir de compras.

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