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El auge agrícola impactará en la carne

Los productos agrícolas son un insumo esencial para la producción de carne, leche y para la terminación de vacunos a corral. El encarecimiento de los granos pega de lleno en los números de la producción de proteína animal

Por Rafael Tardáguila

Quizás en ganaderías pastoriles como las que predominan ampliamente en el cono sur americano no es tan fácil de ver, pero el aumento en los precios de los productos agrícolas tendrá, más tarde o más temprano, su repercusión en las cotizaciones cárnicas, así como también en los lácteos.

Los productos de la agricultura son un insumo esencial para la producción de carne y leche, ni que hablar en el caso de las avícolas o las granjas de cerdos, pero también para buena parte de la terminación de vacunos, que es a corral y con alimentación a grano. No es lo que predomina en Uruguay ni en buena parte de la región, pero lo es en la mayoría de las ganaderías del mundo. Y en la producción de leche los granos son una porción significativa de la paleta de costos.

El encarecimiento de los granos pega de lleno en los números de la producción de proteína animal, al encarecer un insumo básico. Por lo tanto, el negocio para estas empresas comienza a complicarse, se resiente la producción y aumentan los precios de venta. Esa es la forma que tienen los mercados para recuperar los equilibrios.

El precio de la soja en el mercado internacional superó los US$/t 500 en los primeros días de 2021, cotización que no se observaba desde 2014. A un mercado que ya estaba recalentado se le sumó esta última semana un reporte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos nítidamente alcista, en especial para el maíz y con repercusión en la soja y el trigo. Hay un apetito voraz por granos, especialmente por soja, fundamentalmente desde China, donde se están recomponiendo las existencias de cerdos luego del mazazo de la fiebre porcina africana. Y esta demanda encuentra una oferta en problemas, fundamentalmente en los países sudamericanos —donde más se produce— debido a condiciones de sequía que atentan contra los rendimientos.

Como si esto fuera poco, hay otros condicionantes que también presionan al alza. El optimismo en cuanto a que, vacuna mediante, en el correr de este 2021 comenzará a dejarse atrás la pandemia, tiende a deprimir la cotización del dólar. Por lo tanto, los bienes que cotizan en esta moneda suben de precio.

Además, hay quienes afirman que se está en un nuevo ciclo de valorización de las materias primas. El más importante de todos, el petróleo, superó los US$ 56 en el caso del barril Brent y mantiene su senda de aumento. En abril pasado había cotizado por debajo de US$ 20, con algún día de locura extrema en el que su precio fue negativo: o sea, había que pagar para que alguien se lo lleve. Otros minerales, caso del hierro, aumentó 75% desde principios de 2020, en tanto que el cobre subió alrededor de 50% desde su piso de marzo pasado.

Los metales preciosos no se quedan atrás. El oro superó el año pasado los US$ 2.000 por onza por primera vez en la historia, favorecido por las muy bajas tasas de interés a nivel global.

Ya hay señales en cuanto a que los precios de la proteína animal están en una senda alcista. Los lácteos subieron en las cuatro últimas subastas de la plataforma de Fonterra, principal referencia internacional. La leche en polvo entera —principal producto de exportación de Uruguay— subió 11% a US$/t 3.306 desde la primera quincena de noviembre.

A su vez, en el Mercosur el precio del novillo para faena está muy firme. El índice Faxcarne del Novillo Mercosur, un promedio ponderado del valor medio de este bien en el bloque, alcanzó en la última semana su nivel más alto desde febrero de 2015, casi seis años atrás, al promediar US$ 3,33 el kilo carcasa. El aumento del precio de los granos y de la reposición en Argentina en los últimos meses es uno de los argumentos de esta recuperación, dado que los corrales de engorde en ese país —donde se termina buena parte de lo que llega a faena— han visto resentido su negocio por el aumento de los costos y redujeron la producción.

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La pregunta crucial es si los motores de la demanda serán suficientes para consolidar esta tendencia alcista. Quienes argumentan a favor se basan en dos factores. Por un lado, el comienzo de la vacunación masiva contra la pandemia del coronavirus, que debería ser el paso inicial para comenzar a dejar atrás este grave problema una vez la porción de la población inmunizada sea significativa. Por otro, el plan de apoyo económico de la nueva administración de Joe Biden en Estados Unidos, con un gasto previsto de US$ 1,9 billones que, no solo apuntalaría la demanda, sino que podría debilitar la cotización del dólar, con el lógico impacto alcista en los precios de los productos que se comercializan en esta moneda en el mercado internacional.

Si la vacunación es exitosa, podría hacer que todo el mundo comience a salir de la recesión al mismo tiempo. Habrá que ver de qué forma pega eso sobre los precios, ya que podría llegar a tener un impacto inflacionario a nivel mundial nada despreciable.

A nivel de los países emergentes, esta recuperación tendría un impacto alcista sobre el precio de sus monedas, por lo que habría que esperar un dólar bastante trancado en Uruguay. Esta es la parte negativa para los sectores agroexportadores.

El transcurrir de 2021 irá dejando atrás las interrogantes. Por el momento no se piensa en subas tan radicales en los precios de las materias primas como las que se dieron una década atrás. Pero las posibilidades de una recuperación de las cotizaciones agropecuarias para bastante probable, traccionadas por el aumento de los precios agrícolas.

En este marco de volatilidad e incertidumbre, hay entonces varios argumentos que permiten ser optimista en cuanto a los precios de venta de la proteína animal (carne y leche) en la medida que avance 2021.

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