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Diez años después

Hace una década Uruguay daba un paso clave para ser uno de los principales proveedores globales de celulosa de fibra corta, con la inauguración de la planta de Montes del Plata. Hoy los logros son notorios, al igual que los desafíos

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El sector forestal es hoy el principal sector exportador de la economía uruguaya, al impulso de la producción de pulpa de celulosa en las tres en las tres plantas que hoy operan en nuestro país. Diez años atrás ocurría un hito clave en este camino con la inauguración de la planta de Montes del Plata, el joint-venture entre la chilena Arauco y la sueco-finlandesa Stora Enso, que reforzaron y extendieron el proyecto que habían desarrollado inicialmente los españoles de Eufores.

Luego de la instalación de la primera planta de UPM -que generó el recordado conflicto con Argentina- Uruguay debía confirmar que seguiría adelante con su desarrollo industrial forestal, y así fue: el acuerdo entre Arauco y Stora Enso para invertir y comenzar a operar la planta de Punta Pereira (Conchillas, Colonia) confirmó que Uruguay seguiría incorporando inversiones industriales en el sector forestal y avanzando hacia lo que hoy es una realidad: ser uno de los principales exportadores de fibra corta de celulosa del mundo.

La planta de Punta Pereira se instaló con la mejor tecnología de fabricación de celulosa. La inversión total fue de US$ 2.500 millones, incluyendo el puerto océanico y de barcazas; en su momento fue la mayor inversión empresarial de la historia del Uruguay. Fue un proceso de instalación complejo, no exento de conflictos, que exigió coordinar el trabajo de decenas de empresas constructoras y miles de trabajadores (hasta 6.000 en el pico de tareas). Asimismo, la planta quedó algo alejada de los bosques, lo que implicó mayores costos logísticos; además, el Estado definió preservar algunos corredores viales del tráfico forestal (por su perfil más turístico), lo que extendió algunos recorridos. Aun con estos factores, el proyecto resultó muy competitivo.

En los últimos días Montes del Plata divulgó su último Reporte de Sostenibilidad correspondiente al año 2023. Las empresas accionistas apuntan a los mejores estándares de gestión y transparencia de la información, estableciéndose metas no solamente en el plano económico financiero sino también en lo social y ambiental. Por esto, se trata de un documento particularmente valioso e ilustrativo de la dimensión, la dinámica y el impacto de una inversión de este tipo.

Según el documento, Montes del Plata generó un valor económico (ventas) de más de US$ 1.040 millones en el año 2023, 5% menos que en 2022. La cifra incluye tanto lo ingresado por producción de celulosa como por la venta de energía, en el marco del contrato con UTE.

De esa cifra, US$ 984 millones se distribuyeron para cubrir costos y retribuciones a lo largo de toda la cadena forestal, un aumento de 3% respecto al año anterior (cuadro). Dentro de esos US$ 984 millones, más de US$ 40 millones corresponden a salarios y beneficios de empleados directos de la empresa, cifra 14% superior a lo registrado en 2022. A su vez, Montes del Plata realizó pagos de tributos directos por más de US$ 32 millones en el año 2023, incluyendo el canon de zona franca. Luego de cubiertos todos los costos y retribuciones, la ganancia fue de US$ 57 millones y medio.

A lo largo del año pasado Montes del Plata realizó inversiones por US$ 118 millones, incluyendo nuevas plantaciones, mejoras en la planta de celulosa, construcción y reparación de caminos y nuevas tecnologías. Específicamente en caminería invirtieron US$ 12 millones, un 45% más que en 2022, principalmente en los departamentos de Río Negro, Durazno, Paysandú, Florida y Soriano.

En cadena. Como ya hemos comentado en esta columna, la producción de celulosa es parte de una extensa cadena de valor forestal. Considerando esto, el informe de Montes del Plata señala que los salarios líquidos totales pagados por la cadena que integra la empresa sumaron US$ 125 millones en 2023. Del mismo modo, establece que la cadena forestal de Montes del Plata pagó impuestos por US$ 127 millones de dólares, divididos casi exactamente en tercios entre lo que corresponde a impuestos directos pagados por la propia empresa, impuestos que el estado recauda en las actividades de la cadena productiva forestal y un último tercio correspondiente a impuestos inducidos por la actividad de la empresa y su ecosistema productivo.

El reporte incluye múltiples metas de desempeño, con objetivos actuales y al 2030, entre ellas varias en el plano social y ambiental. Por ejemplo, el reporte destaca que 31% de los puestos de trabajo son ocupados por mujeres, lo que pone a la empresa muy cerca de su meta para el año 2030 de 35%. Asimismo, el trabajo destaca que el 99% de los 629 trabajadores totales directos en el complejo son uruguayos y el 69% son menores de 40 años. Al considerar toda la cadena de valor de Montes del Plata, hay vinculados 3.347 empleos.

En la base. Montes del Plata tiene un patrimonio de más de 276.000 hectáreas, de las cuales 174.000 están plantadas con Eucaliptus, que constituyen su principal base productiva. El patrimonio total incluye además casi 80.000 hectáreas de áreas sensibles en conservación, además de más de 8.000 áreas consideradas representativas de algún tipo de ambiente o paisaje natural, también en conservación.

Según el reporte, en el año 2023 la empresa cosechó casi 4.200.000 m3 de madera, 9% más que en el año previo. La cosecha necesita contar con una red de caminería y logística para lo cual se necesitan inversiones permanentes. En 2023 construyeron 480 km de caminería, un aumento de 42% respecto al año previo.

La planta de Punta Pereira se abastece de madera propia, compras de mercado y de madera adquirida mediante 546 contratos con productores, en el programa denominado Alianzas. En esta modalidad de asociación hay unas 85.000 hectáreas plantadas, 4% de aumento respecto al año anterior. De manera que el programa Alianzas representa casi 40% del área total de plantaciones gestionadas por Montes del Plata. A su vez, hay 247 productores con ganado en pastoreo en los predios de Montes de Plata, además de 40 apicultores con 6.935. Recientemente, la empresa ha impulsado la recolección de hongos en sus predios, con 200 familias vinculadas y 4 proyectos de agregado de valor.

Montes del Plata.

Perspectivas. El precio de la celulosa de fibra corta en el mercado internacional suele tener fluctuaciones fuertes, y esto se vio particularmente en la pandemia y post-pandemia. En 2023 el precio en China (principal destino junto con la UE) bajó de 750 a poco más de 450 US$/ADt. Sin embargo, ha logrado recomponerse en los últimos meses, con valores de referencia que superan los 700 US$/ADt, muy buenos en términos históricos. Esto se da a pesar de la presión de oferta que surge por la nueva planta de UPM en Uruguay y el proyecto Amapá en Chile, entre otros, a lo que se agregará una nueva planta de Suzano en Brasil (Mato Grosso do Sul), a fin de año.

En 2023, con precios bajos, China aumentó casi 26% las importaciones de celulosa, pero ahora, con precios mayores, tiende a estabilizar la demanda a niveles cercanos a la tendencia histórica, según un reporte de la Alianza Global de Consultoras Forestales, que en Uruguay integra Pike & Co. Contrariamente, el documento agrega que la demanda de celulosa en la UE mejora, por menores inventarios y la menor competitividad de las exportaciones chinas de papel, por los problemas en el Mar Rojo.

Más allá de la situación del mercado externo, Uruguay tiene notables oportunidades para seguir desarrollando el sector de la celulosa, con más empleo en todo el territorio y encarando -por qué no- nuevos usos de la fibra. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, se han enquistado trabas burocráticas en el Estado uruguayo que apuntan justo a lo contrario: a desestimular la forestación.

En los procesos para obtener autorizaciones -en especial ambientales- se interponen crecientes exigencias y plazos de autorización totalmente discrecionales, tanto para nuevas forestaciones como para replantaciones en superficies ya forestadas. Cabe mencionar que otros rubros del agro también enfrentan algunas situaciones similares.

La forestación en Uruguay trabaja con altos estándares de sostenibilidad y mantener esa exigencia es clave; pero usarla para trancar el desarrollo es una actitud desleal con el sector y los inversores, actuales y por venir, y hay que cambiarla. Es lo opuesto a la mirada estratégica y de largo plazo que tuvieron quienes (por unanimidad en el Parlamento) aprobaron en 1987 la ley forestal, base del desarrollo actual.

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