Las solicitudes de exportación -incluidas las zonas francas- alcanzaron US$ 1.057 millones en el mes de noviembre, marcando un incremento interanual de 2%, según el informe mensual de Uruguay XXI. En el acumulado de 2025, las exportaciones de bienes sumaron US$ 12.398 millones, un aumento interanual de 4%. Seguramente el monto anual (cuando se incluya el mes de diciembre) esté muy cerca del récord de 2022.
China sigue siendo el principal destino, respondiendo por 26% del total, seguida de Brasil (15%), la UE (13%) y EEUU (11%). La carne bovina, la celulosa, la soja y los productos lácteos (en ese orden) fueron los principales rubros, respondiendo por más de la mitad del total. Pero no todos los rubros se comportaron de la misma forma.
Tendencias cruzadas. El sector cárnico sigue mostrando precios de exportación muy firmes (gráfica), con un aumento significativo en los promedios de las últimas semanas, informados por INAC. Luego de varios asuntos que causaron incertidumbre, como las nuevas medidas chinas (que quedaron postergadas), el acuerdo en ciernes entre Argentina y EEUU, y la reducción de los aranceles de EEUU a Brasil, lo cierto es que el mercado ha arbitrado estas cuestiones. Es que la demanda y oferta global agregada no cambian, más allá de eventuales desvíos de comercio, y todo indica que la oferta de carne vacuna sigue siendo acotada ante una demanda firme. Contrariamente, en el mercado internacional de lácteos se ha dado un fuerte ajuste a la baja en los precios de todos los principales productos. En el caso de la leche en polvo entera, el precio de referencia de la plataforma Global Dairy Trade de Nueva Zelanda volvió a bajar en los últimos días y ya quedó debajo de 3.400 US$/ton (gráfica). Caídas similares o incluso más agudas se dieron en quesos y manteca. A la inversa de lo que sucede en el sector cárnico, la oferta global de lácteos aumenta -luego de un par de años de estabilización, por clima y otras razones- eso está presionando los valores, mientras la demanda, conociendo esta situación, apunta a comprar a precios inferiores (en especial en el caso de China).
El sector lácteo uruguayo tiene un amplio abanico de mercados -similar a lo que sucede en la carne- y las industrias buscan la mejor combinación para valorizar la leche al productor, algo que Conaprole (principal empresa) tiene como objetivo central. Esto ha permitido que este año, a pesar de las menores ventas a Brasil, el monto total exportado por el sector lácteo suba 15% (cuadro). Para empresas de menor escala esta estrategia con múltiples mercados y productos es más difícil.
Expectativas agrícolas. En el caso de la agricultura, el año 2025 viene cerrando con un aumento en las exportaciones de soja del 18% (cuadro), retomando la oleaginosa el sitial de rubro clave, junto con carne y celulosa, en las exportaciones. El aumento se debe principalmente a la cosecha récord, con precios que no variaron sustancialmente en el promedio. En los últimos meses el precio de la soja subió un escalón (en el mercado local, de 360 a 380 US$/ton para la próxima cosecha) pero esta semana retrocedió (hay que ver qué pasa con el tipo de cambio en Brasil y su producción), de manera que los 380 US$/ton siguen esquivos.
Los cereales, por su parte, han tenido retrocesos en su facturación exportadora este año. Esto podría cambiar para 2026, en la medida que los rendimientos trigueros vienen muy por arriba de lo esperado. Pero los precios no conforman a los productores y va a ser difícil que el mayor rendimiento compense el precio débil; la mayor oferta global presiona los precios del trigo y, consecuentemente, los de la cebada.
Donde se espera un aumento significativo en la facturación exportadora es en la colza, con el aumento del área que se ha concretado y rendimientos buenos en general, lo que debería traducirse en una exportación recuperada hacia el año próximo. Los precios de la oleaginosa de invierno son atractivos y la ecuación precio-producción debería llevar las exportaciones de colza bastante más arriba el año próximo.
Inversiones forestales. Las exportaciones de celulosa bajaron este año, principalmente por efecto precio. La demanda fluctúa, pero los fundamentos son sólidos y persiste la proyección de que Uruguay puede (a mediano-largo plazo) tener otra planta de celulosa. Mientras, lo que está en movimiento es el sector de madera sólida. Lumin pondrá en marcha su planta en Cerro Largo el año próximo, lo mismo que Urufor y -más adelante- se montará la planta de Braspine.
A su vez, esta semana se informó que la empresa neozelandesa Claymark manifestó al gobierno su interés en desarrollar un proyecto forestal en Uruguay. La iniciativa ya ha sido promovida por la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones, y prevé una inversión superior a los 100 millones de dólares. Claymark se presenta como la mayor fabricante y exportadora de productos de pino de primera calidad de Nueva Zelanda y sumaría a la nueva dinámica del sector de madera sólida, el cual (no sin dificultades) proyecta un aumento de la producción y las exportaciones.
Tipo de cambio. Más allá de las vicisitudes de mercados y precios, el tipo de cambio a nivel local ha generado preocupación en el sector exportador, con una caída fuerte en los últimos días que pone al dólar casi 11% por debajo de su nivel de hace un año. Si bien es cierto que la tendencia de un dólar más débil ha sido global en el último año, Uruguay está con un tipo de cambio real en caída (está en torno a 10% debajo de los niveles de fundamento, según el propio Banco Central). Para los exportadores (tanto de bienes como de servicios), es un problema serio. En los agronegocios, el asunto se ha sobrellevado con mayor productividad y eficiencia, pero los aumentos de productividad son paulatinos, más allá de los impactantes avances recientes, en especial en la agricultura.
En el plano comercial, hubo avances relevantes con el CPTPP y todo indica que -a partir de la nueva política argentina- Uruguay va a tener más margen de maniobra para acceder a terceros mercados sin estar atado al Mercosur. Además, se viene la firma del acuerdo con la UE. Son asuntos de relevancia profunda, pero no tienen efecto inmediato.
La llegada de más energía de Argentina (UTE firmó un acuerdo para proveerse de gas natural argentino a través del Gasoducto Cruz del Sur) y el reinicio de las obras en el puerto son buenas noticias en el plano del soporte a la producción y al comercio (energía, infraestructura), pero también de efecto paulatino y a mediano plazo. Mientras, las cuentas de los negocios con el exterior se estrechan, en especial en aquellos rubros cuyos precios no se destacan. La carne es una excepción, no la regla.