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Avances desparejos

Las exportaciones del agro suben, pero no en todos los rubros. Además, el panorama global es complejo y persisten problemas de competitividad. Hay variaciones relevantes en los destinos

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Las exportaciones de bienes del Uruguay, con el habitual predominio de los agronegocios, subieron 34% interanual en el mes de junio, alcanzando los US$ 1.266 millones. En el acumulado del año ya suman US$ 6.187 millones, 10% por encima del primer semestre del año pasado, según las cifras de Uruguay XXI. Los rubros que explican en mayor medida el avance son soja y celulosa, en el primer caso corrigiendo la fuerte caída del año pasado por la sequía, y en el segundo caso por la incorporación de la segunda planta de UPM.

Otros rubros clave, sin embargo, están con una dinámica bastante menor. En el caso de la carne vacuna el monto por exportaciones es prácticamente el mismo este año que el anterior a esta misma altura. Se trata, eso sí, de una estabilidad dinámica: mientras China retrocede como destino porque paga menos, Estados Unidos crece en sus compras, entre otras cosas porque la carne vacuna en la principal potencia del mundo está llegando a precios récord histórico; el precio del ganado para faena está en 4 US$/kg en pie.

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En el caso de los lácteos el retroceso se explica básicamente por el menor precio promedio. Si bien ha habido una cierta recuperación de los valores en el mercado internacional en los últimos meses, éste se mantiene muy volátil. Uruguay exporta principalmente leche en polvo, donde tenemos una alta dependencia de Brasil. Allí las colocaciones a veces sufren trabas que se explican más por razones políticas que comerciales. Uruguay provee a Brasil de manera muy competitiva y económica leche en polvo de alta calidad, que los vecinos necesitan; pero esto no es del agrado de algunos sectores de la producción local brasileña y surgen trabas burocráticas. En la exportación de manteca, segundo producto, los precios internacionales alcanzaron máximos de varios años, aunque esta semana corrigieron a la baja.

En el sector forestal, mientras la celulosa avanza de manera arrolladora encaramándose en el primer lugar del ranking entre los productos de exportación, la madera sólida y sus subproductos tienen un escenario más difícil: los mercados han estado muy volátiles y allí Uruguay aqueja sus habituales problemas de competitividad, en este caso sin regímenes de promoción robustos como la zona francas, con los que sí cuentan las empresas de celulosa. Aun así, hay proyectos nuevos en regímenes de promoción (Comap) y perspectivas de crecimiento a mediano plazo.

Una mención especial merece la exportación de rolos y -sobre todo- chips de madera, que otrora fueran un negocio importante en Uruguay y hoy mueven volúmenes menores, por el propio desarrollo celulósico. La colocación de chips está en un momento particularmente difícil: después de la caída en el precio de la celulosa y por la menor demanda China el año pasado, muchos negocios se trancaron. A la exportación de chips le está costando recomponerse, aunque con la reciente importante suba en el precio de la celulosa se espera que surjan nuevos negocios en los próximos meses.

Otros rubros del agro, como los cereales y la molinería, están con un año más dinámico. En el caso del trigo por mayores volúmenes exportados, concentrados al comienzo del año; también mejoraron las exportaciones de cebada y malta. Ambos cultivos están definiendo áreas de siembra, luego de una complicada cosecha de maíz y soja; se espera un interesante avance, particularmente en trigo, mientras la colza retrocede.

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El arroz, a su vez, está transcurriendo un escenario excelente en materia de precios, con valores récord debido a la restricción que ha establecido India para sus exportaciones, que ya lleva casi un año. Esto elevó sensiblemente los precios en el mercado internacional. El reciente precio provisorio convenido entre molinos y productores (ACA), que se ubicó en 17,15 US$/bolsa, es una muestra elocuente de los buenos vientos que seguramente van a llevar también a una expansión del área arrocera.

Brasil: cliente y competidor.
Las ventas de soja se recomponen y China es el destino casi exclusivo, lo que lleva al gigante asiático nuevamente al primer lugar en el ranking de destinos, superando a Brasil. Es interesante ver cómo avanzan las compras de EEUU (incluso en celulosa), que quedó cuarto en el ranking de destinos, debajo de la UE (tercero).

Más allá de los casos particulares de cada rubro, analizar lo que está pasando en nuestro vecino es relevante por ser principal socio comercial y, además, competidor en terceros mercados, en especial en carnes. Un primer capítulo para destacar es la confrontación política que se ha abierto entre el presidente Lula y el presidente del Banco Central, Campos Neto. Recordemos que Brasil tiene un Banco Central independiente, que maneja la política monetaria alejada de las especulaciones e intereses del ciclo político. Campos Neto fue designado por Jair Bolsonaro por un pedido de 6 años (hasta diciembre de este año, como mandata la ley) y lleva adelante una política monetaria ortodoxa, para que la inflación se mantenga en niveles bajos.

El problema es que Brasil tiene un flanco fiscal débil con un resultado peor al esperado y eso lleva a que las proyecciones de inflación sean mayores, obligando al Banco Central a sostener una tasa de interés mayor. Esta mayor tasa puede afectar la economía y eso a Lula no le gusta (como no le gustaba a Trump la misma política en el caso de la Reserva Federal de EEUU); los comentarios de Lula causan incertidumbre y llevan el dólar en Brasil hacia arriba, más allá de que la moneda estadounidense también ha subido a nivel global en estos días. En las últimas horas, Lula ha explicitado su compromiso con las metas fiscales y el dólar bajó, pero la preocupación sigue. Así, una vez más estamos perdiendo competitividad con uno de nuestros principales socios comerciales; la relación $/Real es la más baja en muchos años (gráfica).

Los movimientos cambiarios en Brasil afectan directamente el mercado sojero internacional y también en otros granos. Inciden en el mercado de la celulosa y también en el mercado cárnico. Si Brasil gana competitividad cambiaria, los precios tienden a bajar y eso afecta también al Uruguay.

¿Y por casa?
El dólar también subió en Uruguay en los últimos días, pero a no engañarse: tomando el promedio de junio el dólar subió 2,8%, pero quedó 4,5% arriba de su valor de hace un año, mientras la inflación subió al 5%. Al observar el Tipo de Cambio Real, estamos perdiendo pie con nuestros países competidores y socios comerciales.

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Esto afecta a las exportaciones, en particular las que incluyen mayor proporción de mano de obra en sus costos (lo que no es lo mismo que hablar de valor agregado, eso es otra cosa). Los problemas de competitividad se reflejan en sectores que -más allá de lo que sucede en soja y celulosa- no han avanzado demasiado en sus ventas al exterior y esto preocupa. Tenemos problemas de competitividad cambiaria, problemas de inserción de mercados, y un déficit fiscal que crece porque la propia economía está poco dinámica y los compromisos para elevar los ingresos reales aumentan el gasto del Estado, tanto en salarios como en jubilaciones. Está difícil para pagar las cuentas.

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