—¿Cómo ve al momento productivo de la lechería?
—Estamos viviendo un otoño que va de bueno a muy bueno según la zona, no tenemos barro y tampoco han iniciado las heladas, por lo cual tenemos un crecimiento razonablemente bueno en las pasturas. Igualmente, nuestra zona estuvo un poco más castigada que otras en lo que demoraron en llegar las lluvias, pero aparecieron y nos han permitido tener un horizonte productivo bueno, aunque aún no hemos llegado a lo que tenemos que llegar. Conaprole cierra el mes con un 5% del crecimiento en la producción, lo cual no es nada del otro mundo, porque en marzo y abril del año pasado había sido un desastre la remisión. Creo que hay buenas perspectivas, el precio se ha recuperado bien, y si bien todavía creo que hay margen para seguir creciendo en el precio, el que tenemos ahora no es malo, y permite un desarrollo de normal a bueno de la actividad.
—Conaprole, en varias ocasiones, incrementó el precio de la leche a través de reliquidaciones y no directamente desde el precio de leche al productor, ¿cómo visualiza eso?
—Personalmente, tengo una diferencia en esto; aunque al final es lo mismo porque la plata que se recibe es la misma, creo que tendría que haberse definido un aumento en el precio, porque eso permite tener más certeza y más confianza. Opino que se ha utilizado con demasiada frecuencia la reliquidación, me parece que teniendo para adelante todo vendido el resto del ejercicio, se podría dar un aumento de precios, que de alguna forma le fija un precio a la producción, y permite planificar mejor. Aunque reitero: la plata es la misma, pero no es la misma forma, y eso afecta un poco a la capacidad del productor para planificar.
—¿Hasta dónde cree que se podría mejorar el precio de la leche?
—No es algo que pueda contestar con certeza, pero creo que un par de centavos más le caben más a este precio. Lo digo con un razonamiento muy sencillo: miro la gráfica de precios de todos los países productores del mundo, que venden a los mismos precios que nosotros, todos tienen mejores precios que los que hay acá, por eso deberíamos de estar un par de centavos más arriba. Aclaro, es un razonamiento que no incluye el funcionamiento de la industria, quizás ahí está el problema. Si Conaprole no puede fijar el precio de la leche de la misma manera que otras industrias en el mundo, tenemos un problema que no está ni en los precios en las cuales se exporta, ni en los precios a los que se produce, sino que está en el medio.
—¿Cómo observa el margen del negocio hoy?
—Esta semana Conaprole dio a conocer el informe de producción competitiva y el margen de alimentación, a pesar de que el precio de los granos es más bajo que en otros años, es casi el mismo que el del año pasado. Esto se calcula entre lo que te cuesta de darle de comer a la vaca, y los litros que te da la misma. Da para cubrir los costos, pero tampoco sobra demasiado.
—Con el escenario actual, pero también con todo lo que ha sucedido anteriormente, ¿cómo está la espalda financiera de los tamberos?
—En la globalidad del sector, está bien, si bien creció un poco el endeudamiento no hay sobre endeudamiento, y no hay problemas que limiten al sector, pero esto es el promedio, y en el promedio se ahogan los petisos. Hay un grupo de productores que está complicado, que si bien no están cayendo en moras ni de bajando de categoría en el banco, pero cuesta encontrar la solución financiera. A este tema Conaprole encontró una solución, a través de un fideicomiso, que fue muy exitoso, integrándose al problema, y que muchos productores lo tomaron. Esto habla a las claras de que no hay muchas opciones financieras.

—¿Qué opinión le merece el complejo escenario que enfrentan varias industrias del sector?
—Es una situación compleja, que en el fondo lo que tiene es un problema de competitividad del país. Por ejemplo, en estos momentos el consumo de queso en Uruguay, en un 10% es importado, y es un producto que muchas veces es el caballito de batalla de esas empresas. Esto quiere decir que hay otros países que compiten con nosotros y ese es un segmento en donde estaba Calcar, está Claldy, está Coleme y, en su momento, estuvo Pili. Hay un problema de costos industriales, que son muy altos, y eso hace que la industria pequeña no compita, porque no tiene la capacidad de absorber esos costos, como si lo puede hacer Conaprole.
—¿El gobierno debería de tomar alguna medida para que estas empresas sigan funcionando?
—El gobierno anterior hizo el fondo de reconversión de la industria láctea, que fue una medida criticada en el momento que se tomó, pero que asistió a cuatro empresas: Calcar, Granja Pocha, Claldy y Coleme. Calcar cerró y a Granja Pocha la compró Lactalis, por lo cual, de alguna manera, ese fondo no cumplió con el objetivo central. No creo que el gobierno tenga que hacer un salvataje de la industria, porque es utilizar fondos públicos, que son de todos nosotros, para solucionar problemas que no están en la propia industria, sino que están afuera. Si me parece razonable, que el gobierno de alguna manera busque asistir a los productores que quedaron más complicados para que no desaparezcan, y obviamente atender la situación de la gente que quedó sin trabajo, eso sí es razonable. No me parece, que se haga una empresa público privada, eso me parece una locura. Después tenemos el caso de Coleme, que fue asistida por el fondo, y tomó un camino diferente, que fue ajustar sus costos de manera muy dura, despidiendo a mucha gente, no digo que sea el camino, pero claramente la cosa va por ahí, por reducir los costos.
—¿Preocupa que se genere una concentración en la industria del sector o al ser Conaprole una cooperativa cambia la situación?
—Sin dudas que Conaprole al ser una cooperativa tiene otro manejo, que nos hace tener menos miedo de que si fuera una multinacional, pero de todas formas, la competencia siempre es buena, incluso para Conaprole, porque eso nos permite tener una medida de lo que estamos haciendo.
—Asumió un nuevo gobierno, ¿qué temas del sector hay para trabajar? Por ejemplo, se ha hablado mucho del fondo anticíclico.
—Con ese fondo tengo una posición en solitario dentro de las gremiales, no estoy de acuerdo, me parece que no es una buena idea.
—¿Por qué no está de acuerdo con el fondo?
—Me parece que es regresivo, por la forma en la que está pensado, termina apoyando a los productores más fuertes, y no a los más pequeños. Hay un problema que se pretende solucionar, pero no usan eficientemente los fondos que provienen del propio sector.
—¿Qué otros temas se deberían de trabajar con el nuevo Ejecutivo?
—Hay varios temas que son centrales, uno es la inserción internacional. La lechería uruguaya tiene que seguir creciendo hacia el mundo, entre un 70 y 80% de nuestra producción se exporta. Necesitamos desesperadamente que nuestros productos se inserten en el exterior con la menor carga arancelaria posible. Al respecto, creo que el gobierno anterior hizo su esfuerzo y, en este gobierno actual, la Subsecretaria de Cancillería, Valeria Csukazi, nos genera una gran confianza para lograr avances, sobre todo, en zonas del mundo como Medio Oriente y el Sudeste Asiático. También tenemos que ver qué es lo que vendemos, hay que pensar si vamos hacia un monoproducto de venta o tenemos que empezar a encontrar cuáles son los mejores productos para vender.
—¿Qué rol debería de jugar el Inale en la inserción?
—Tendría que jugar un papel muy importante, pero hoy no tiene los recursos necesarios, tal vez hasta tiene una situación crítica en cuanto a sus recursos, que están prácticamente agotados. Si en el próximo presupuesto no se cambia la forma de financiarlo, no va a tener posibilidades de desarrollarse. Todos estamos de acuerdo en fortalecer el Inale, el tema es cómo hacerlo y cómo distribuir los recursos que se generan en la cadena, que van a distintos lugares, no van al Inale. No tiene sentido que aportemos a distintos institutos, pero que al Inale le aporte el pueblo uruguayo a través de rentas generales.
—¿Se debería de tener un Inale más parecido al Inac?
—Sin dudas, aunque obviamente nunca vamos a poder gastar los millones de dólares que gasta el Inac en promoción, porque la cadena láctea no es como la cadena cárnica, pero sí podríamos encontrar algunos nichos de mercado. Ahora, en conjunto a Uruguay XXI se está trabajando en el desarrollo de una marca país, lo cual es bueno, pero además de tener la marca, tenemos que tener la capacidad de poder promocionarla.
—¿Cómo observa el relacionamiento interno entre las gremiales del sector?
—Tengo una experiencia larga, hubo momentos donde las gremiales trabajaron muy bien unidas y se lograron muchas cosas, aunque puedan existir puntos de vistas diferentes. En lo sindical, todas las gremiales deberían de trabajar juntas, pero eso no significa juntarse una vez cada tres meses, sino que trazarse objetivos y buscar cumplirlos. También hay que evitar los protagonismos individuales, no señalo a nadie en eso, incluso asumo una parte de responsabilidad.
—¿El sector necesita una gremial de segundo grado que agrupe a las gremiales lecheras?
—En un plano teórico sí, pero la realidad nos muestra que eso no es posible. Por ejemplo, tenemos una gremial nacional como la Asociación Nacional de Productores de Leche, que es de primer grado y asocia a productores. Hoy no veo a eso como algo posible, pero sí tenemos que enfocarnos todos en los problemas de los productores y apuntar a solucionarlos.
—La brecha que existe en las gremiales lecheras, ¿se incrementó en las últimas elecciones de Conaprole o es algo que tiene un mayor tiempo?
—Es algo que viene desde mucho tiempo antes, aunque la división que se generó en ese momento tuvo su efecto, pero así como tuvo ese efecto, creo que es tiempo de superar esto, tanto a nivel de las gremiales, así como también a nivel de Conaprole. De alguna forma ya se han dado pasos para mejorar eso, somos muy pocos y debemos de trabajar juntos.