A menos de una semana de asumir la presidencia del Instituto Nacional de Carnes (INAC), Gastón Scayola visitó Hablemos de Agro para compartir su visión y las primeras líneas de acción que marcarán su gestión. En ese sentido, destacó tres pilares fundamentales: el fomento a la cría, la intensificación de la promoción internacional de las carnes uruguayas y la generación de mecanismos para que la población más vulnerable acceda a los cortes de carne.
“La primera prioridad que marcó el Ministerio de Ganadería es una reacción fuerte a nivel de cría, y lo vamos a abordar desde toda la institucionalidad”, señaló Scayola, mencionando que el Instituto Plan Agropecuario jugará un rol clave en la asistencia a mil pequeños productores en la zona norte del país, donde las tasas de procreo son menores.
Sin embargo, el nuevo presidente de INAC advirtió que, si bien esta extensión y acompañamiento son fundamentales, el verdadero desafío es acelerar el crecimiento del rodeo nacional. Para ello, planteó una estrategia más amplia en conjunto con OPYPA y el Ministerio de Economía, con el objetivo de desarrollar herramientas de estímulo a la inversión que comprometan a los productores a mejorar los indicadores de procreo.
"Si queremos mover la aguja, tenemos que trabajar en equipo entre el Estado y el sector privado, promoviendo inversiones estratégicas y comprometiéndonos a resultados concretos", afirmó.
Otro de los ejes centrales de la conversación fue la promoción internacional de la carne uruguaya. Scayola enfatizó la importancia de continuar con la estrategia de posicionamiento que ha llevado adelante el INAC en mercados clave. “Cuando uno recorre ferias internacionales y compara con los stands de Estados Unidos, Australia, Argentina o Brasil, el de INAC se destaca porque representa la cadena productiva en su conjunto: productor, industria y gobierno. Eso no lo tienen nuestros competidores”, destacó.
Finalmente, al ser consultado sobre la posibilidad de alcanzar la meta de tres millones de terneros marcados al año, Scayola fue cauto, aunque optimista. “Todo es posible si logramos fomentar la cría con herramientas adecuadas. Así como la promoción de inversiones permitió una evolución industrial muy fuerte, ahora necesitamos encontrar mecanismos similares para incentivar la producción ganadera”, concluyó.
Con estos lineamientos iniciales, el nuevo titular de INAC dejó en claro que su gestión buscará fortalecer la base productiva, consolidar el posicionamiento de la carne uruguaya en el mundo y atender las demandas del mercado interno con una visión de trabajo articulado entre el sector público y privado.
“El desafío es mejorar la producción sin afectar las exportaciones”
El nuevo presidente del INAC continuó su análisis profundizando sobre los desafíos que enfrenta el sector en términos de producción, exportación y acceso al consumo interno. En un contexto de alta demanda internacional y con una industria frigorífica operando con un 30% de capacidad ociosa, el foco de su gestión estará en generar herramientas para impulsar la producción sin afectar el flujo de exportaciones.
Uno de los temas centrales de la entrevista fue la posibilidad de restringir exportaciones de carne para abaratar costos en el mercado interno, como ocurrió en Argentina con los denominados “cortes populares”. Sin embargo, Scayola descartó la medida y enfatizó que la prioridad es garantizar el acceso a la carne para los sectores más vulnerables sin distorsionar el comercio exterior.
“No estamos planteando trabar exportaciones para asegurar cortes baratos, lo que queremos es trabajar con otras instituciones como el Mides para garantizar que niños en situación de vulnerabilidad y embarazadas en contextos críticos tengan acceso a carne. Está demostrado que consumir menos de 300 gramos semanales compromete el desarrollo físico e intelectual de un niño, y eso no se corrige después”, explicó.
En cuanto a los mecanismos para lograr este objetivo, Scayola planteó la posibilidad de que INAC participe en la financiación de estos programas, siempre con auditorías que aseguren el correcto destino de los aportes. “No podemos hacer donaciones sin saber dónde terminan. Si hay aportes de carne o dinero, tendrán que estar acompañados por controles que garanticen su uso adecuado”, señaló.
El debate sobre la exportación en pie también estuvo presente en la conversación. Scayola aclaró que, si bien la industria frigorífica atraviesa un problema de capacidad ociosa, no considera que la exportación de ganado vivo sea la principal causa. “Si me dijeras que restringiendo la exportación en pie reducimos el 30% de capacidad ociosa de la industria, la discutiríamos. Pero con 300.000 cabezas de exportación en pie, no resolvemos el problema. La verdadera solución está en mejorar los índices de procreo”, afirmó.
En ese sentido, el presidente de INAC insistió en la necesidad de aumentar la producción de ganado para atender la creciente demanda global sin afectar el abastecimiento del mercado local. “Hoy el mundo nos pide más carne, y la procreo en Uruguay podría ser mucho mejor. Necesitamos volumen, y para eso debemos incentivar la producción. La exportación en pie no es el problema, sino que nuestros indicadores productivos aún son bajos”, sostuvo.
Finalmente, ante la consulta sobre si la meta de alcanzar tres millones de terneros marcados es viable en el corto plazo, Scayola se mostró cauto pero optimista. “Yo vengo del sector forrajero y hace cinco años no estoy 100% en los números de la carne, pero todo es posible si logramos estimular la cría. En la industria hubo un crecimiento muy fuerte gracias a la promoción de inversiones, y ahora hay que encontrar mecanismos similares para el sector ganadero”, concluyó.
Con estos planteos, Scayola dejó en claro que su gestión apostará a una estrategia integral: mantener las exportaciones como motor económico, impulsar herramientas para mejorar la cría y generar mecanismos de acceso a la carne para los sectores más vulnerables, sin caer en medidas que puedan distorsionar el mercado.
Tipificación de carcasas: “Si hay que revisar, lo haremos”
Scayola abordó uno de los temas que ha generado mayor controversia en el sector: el sistema de tipificación de carcasas y su automatización mediante tecnología de imágenes. Con una postura abierta al diálogo, señaló que, si bien la incorporación de tecnología es un avance, es necesario evaluar si la clasificación actual sigue siendo coherente con los estándares productivos.
“La tipificación de carcasas ha cambiado con la automatización del sistema, dejando atrás la evaluación visual que antes dependía de un operario. Eso puede haber generado que la clasificación actual sea más exigente que la anterior”, explicó Scayola. “Si detectamos que la escala de resultados no se ajusta a la teoría, tendremos que revisarlo en conjunto con las gremiales”, agregó.
Sobre el impacto de esta discusión dentro de la cadena cárnica, el presidente de INAC descartó que la polémica pueda escalar al nivel del debate sobre la tercera y cuarta balanza, aunque reconoció que será un tema de agenda. “No creo que sea tan complejo como aquel conflicto, que parecía una oposición directa entre industria y productores. Este tema es diferente, y mi intención es fortalecer la visión de cadena, que todos trabajemos en equipo y no nos veamos como adversarios”, sostuvo.
En esa línea, enfatizó que la carne es un producto clave para Uruguay y que la sostenibilidad del negocio depende de que todos los actores de la cadena trabajen en conjunto. “El ganado no tiene razón de ser si no se transforma en carne y se exporta. Y la carne no tiene futuro sin una industria frigorífica instalada en el interior, que genera empleo. Nos conviene pensarnos como una cadena integrada y no como sectores en pugna”, afirmó.
Consultado sobre el rol de INAC en este contexto, Scayola dejó en claro que el organismo debe equilibrar su función de control con su capacidad de promoción. “El INAC tiene tareas básicas e irrenunciables, como fiscalizar la calidad de exportación y controlar el mercado interno. Pero también tiene una función superior, que es la promoción de la carne uruguaya en el mundo. No puede haber una sin la otra”, explicó.
En cuanto a la fiscalización en las plantas frigoríficas, el presidente de INAC señaló que el control no depende solo de la presencia de funcionarios, sino del uso eficiente de la tecnología. “Si miramos lo que hacen países como Australia o Nueva Zelanda, vemos que han incorporado procesos robotizados. Entonces, la pregunta no es si tiene que haber un funcionario en cada planta, sino cómo usamos la tecnología para garantizar la transparencia y eficiencia del sistema”, concluyó.
Sobre la posible concentración del mercado cárnico tras la reformulación del negocio de venta de activos de Marfrig a Minerva, Scayola evitó pronunciarse categóricamente sobre la operación y subrayó que la decisión recae en la Comisión de Defensa de la Competencia del Ministerio de Economía y Finanzas. “Mientras no sea nuestra responsabilidad opinar sobre ese tema, no vamos a opinar, porque a INAC le toca trabajar con la industria que existe”, afirmó. Agregó que definir si seis o siete plantas constituyen concentración de mercado es una cuestión técnica que debe resolverse con criterios especializados.
Consultado sobre la lógica de aumentar la capacidad de faena cuando el problema radica en la capacidad ociosa de los frigoríficos, el presidente de INAC fue contundente: “Para mí, la primera preocupación es que no haya capacidad ociosa y que las plantas puedan trabajar todos los días”. Explicó que mantener un proceso productivo con estándares sanitarios e inocuidad, garantizar estabilidad laboral y evitar que los trabajadores deban buscar empleo en otras áreas son aspectos fundamentales para la sostenibilidad del sector.
La entrevista también puso foco en la crisis del sector ovino, un problema estructural que arrastra décadas de dificultades. Scayola, con una larga trayectoria en el rubro, recordó los intentos de diversas instituciones, incluyendo INAC, el Ministerio de Ganadería y frigoríficos especializados como San Jacinto, para revertir la situación. “No ha sido fácil resolver el rubro ovino y nosotros no lo vamos a poder cambiar de un día para otro”, admitió.
Sin embargo, manifestó su intención de impulsar medidas de estímulo y coordinación con otras instituciones, como el Instituto Nacional de Colonización, para fortalecer la producción ovina. En el plano internacional, destacó la posibilidad de abrir nuevos mercados como México para el ovino con hueso, un producto ampliamente consumido en el país azteca en platos tradicionales como la barbacoa. También señaló que se debe avanzar en acuerdos comerciales que permitan ampliar la cuota de carne ovina en Europa y replicar en ese mercado el modelo de compartimento ovino desarrollado con éxito en Estados Unidos.
“Sería una infamia perder plantas especializadas en ovinos en el norte del país”, concluyó Scayola, resaltando la importancia de preservar la capacidad industrial y de encontrar nuevas oportunidades para el sector.
El desafío de consolidar una cadena cárnica integrada
En el bloque final del programa, el presidente del INAC abordó uno de los grandes desafíos del sector: la necesidad de consolidar una cadena cárnica integrada y funcional, donde industria y producción trabajen en conjunto con confianza y previsibilidad.
La mesa de INAC, históricamente reconocida por reunir a los distintos actores del sector, fue el eje central de la discusión. “Si logramos que la cadena funcione como cadena, que haya credibilidad entre los distintos actores y que se pueda trabajar y pensar para adelante, voy a ser la persona más contenta al momento de dejar INAC”, aseguró Scayola.
El diálogo y la confianza fueron planteados como elementos esenciales para superar esta fragmentación. “Promover y fomentar la confianza es clave”, enfatizó Scayola, recordando su experiencia en acuerdos históricos como el de Vaquería del Este con el frigorífico San Jacinto. En aquel entonces, el modelo se basaba en una relación de mutuo beneficio: el productor generaba carne con las características demandadas por la industria, mientras que el frigorífico pagaba en función de la calidad. “Es posible”, afirmó, sugiriendo que ese tipo de acuerdos pueden ser un camino viable para mejorar la coordinación y eficiencia de la cadena.
En el cierre de la entrevista, quedó en claro que el desafío de INAC no es solo abrir mercados y vender más y mejor, sino también lograr un modelo de trabajo colaborativo donde producción e industria compartan objetivos y confíen en el proceso. “No hay sector ganadero sostenible sin una industria fuerte, y no hay industria fuerte sin una producción que la respalde”, fue el mensaje implícito de Scayola, dejando abierta la expectativa de si logrará ese equilibrio en su gestión.