Pasture Genetics relevó información de importancia del desarrollo de praderas y verdeos en el país en los últimos 17 años, combinando información de DIEA, DICOSE y SNIG.
“La información es pública pero tiene características distintas, DICOSE es difícil darle seguimiento en el tiempo hacia atrás, aunque tenés muy bien armado el último año de información”, indicó el Ing. Agr. Juan Díaz, director de la empresa semillerista. DIEA en tanto, hace una mejor recuperación histórica, pero tiene solo el stock o acumulado, al tiempo que DICOSE ofrece la cantidad de hectáreas de pasturas perennes al año.
Esta información fue desagregada en tres sectores: ganadero, lechero y agrícola-ganadero.
“Vemos que hubo un crecimiento muy importante de las pasturas en sistemas ganaderos: en 2009 las pasturas perennes de los sistemas ganaderos eran 500.000 hás y hoy se esperan 700.000 hectáreas, aún teniendo en cuenta la sequía de 2022 y el otoño extremadamente lluvioso de 2024, lo que marca un crecimiento de más del 40%”, remarcó Díaz. En verdeos el área era de 200.000 hás y hoy es 400.000 hás, lo que marca un incremento del 100%.
La primera conclusión es que hay indicadores productivos que son muy interesantes, “intensificando con el uso de más granos en feedlots pero aumentando también en las pasturas”. La superficie total del país era de 1.500.000 de pasturas y hoy es de 1.750.000 hás, “eso lo hizo la ganadería”, comentó Díaz.
La lechería por su parte experimentó un leve decrecimiento en pasturas, de un 5% o menos, al tiempo que los sistemas agrícola ganaderos crecieron en un 10% en estos 17 años. Como complemento, es preciso decir que la lechería perdió un 40% del área en los últimos 25 años, por lo que el decrecimiento en pasturas podría ser en menor escala incluso que lo que ha sido el propio descenso de la superficie destinada a producción lechera.
Como particularidad, Díaz estableció que de 2000 hasta acá analizó como se comportó el área de pasturas perennes con el área de soja. La primera conclusión, “es que se pierde superficie porque los sistemas se hacen más agrícolas de 2000 a 2012, donde se pasaron de sembrar 140.000 hectáreas de pasturas a 70.000”. Luego del apogeo de la soja en el superciclo de los commodities, las pasturas volvieron a crecer a 85.000 hectáreas. “Son más agrícolas, pero no son cero pasturas y si bien hay algo menos que aquellas 140.000 hectáreas, crece y sigue siendo significativo, haciendo un 60% de lo que hacían”, contó el especialista.
Díaz también habló del campo natural, y si bien es lógico que en un crecimiento de pasturas incidiría en el área de campo natural, la relación costo beneficio parece ser buena. Hasta ahora se perdió un 2%, pasando del 6% al 8%, pero si se hiciera un cambio igual de significativo, incluso del doble, el impacto en campo natural sería bajar de 85% a 81%. “Por supuesto que hay un conflicto, pero intensificamos la producción sin comprometer nuestro discurso país de la forma de producir”, marcó Díaz.
Según el director de Pasture Genetics, la evolución de los últimos 17 años se debe a una ganadería pujante y genuina, y no tanto a un tema ligado estrictamente al precio. “El boom de hoy no explica esta tendencia, porque lo vemos en varias series temporales, pero lo que sí pueden permitir es una inversión en pasturas y verdeos mayor hacia adelante porque se ve una oportunidad clara”. Díaz agregó que esto es distinto a los encierros, donde sí se es sensible a precios.
Para cerrar, Díaz se refirió a la sequía de 2022 y el otoño lluvioso de 2024, los dos factores distorsivos de esta tendencia. “Aún pagamos los costos porque el área de pasturas perennes se compone de 2025 y 2024 donde quedaron para atrás 50.000 hectáreas, sumado a lo que se pudo sembrar en 2023 y lo que se perdió en 2022, que se va arrastrando”.
A eso explicó que “si bien el área de pasturas hoy es de 1.079.000 hectáreas, cuando se elimina ese factor encontramos con que debería estar entre 1.150.000 y 1.300.000 hectáreas, por efecto de estos dos acontecimientos”.