Desafíos y oportunidades para las carnes tras el tan esperado anuncio de estas horas.

Fueron casi dos décadas de espera. En el año 2000, cuando Uruguay todavía era un país libre de aftosa sin vacunación, se realizó la última exportación de carne vacuna a Japón. Después, ingresó la aftosa por el Norte y el mercado de alta exigencia sanitaria cerró sus puertos.
Diecinueve años más tarde, y tras varios intercambios, estudios y auditorías, las autoridades del país asiático enviaron una nota para confirmar la reapertura del mercado y la habilitación de 16 frigoríficos que podrán iniciar los negocios para concretar los primeros envíos.
Uruguay pasó a ser el primer país en ingresar a Japón con un estatus sanitario de libre de aftosa con vacunación. El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Enzo Benech, aseguró que es una “gran alegría” y una “excelente carta de presentación”, que tiene como principal pilar a la “trazabilidad ganadera”.
Resolución.
La autorización permite vender carne bovina desosada y madurada, tanto enfriada como congelada. Sin embargo, queda afuera de todo acuerdo la carne con hueso y algunas menudencias, que son altamente valoradas por los consumidores japoneses, como la lengua.
En diciembre del 2018, el presidente del Instituto Nacional de Carnes, Federico Stanham, aseguraba que el regreso a Japón ofrecía a las empresas exportadoras un mercado “muy atractivo” porque es un “gran comprador” y de “distintos tipos de productos”.
“Es un importante comprador de carne a nivel mundial que tiene una economía madura, un alto poder adquisitivo y un consumo del producto que tiende a aumentar”, explicó Stanham y resaltó: “Es bienvenido acceder a un mercado en crecimiento”.
Al mismo tiempo, destacó la variedad de productos que compra el mercado japonés, algo que resulta “tremendamente importante” para Uruguay. “El animal produce un 10% de cortes finos y un 90% de cortes no finos, y en nuestro país, que se exporta el 73% de lo que se produce, necesitamos mercados que sean atractivos en la demanda”, sumó.
Aranceles.
Un tema de preocupación es la carga arancelaria. Uruguay deberá pagar 38,5% para ingresar con los productos a Japón, mismo porcentaje que los Estados Unidos. Pero muy superior al de Australia, que cuenta con un Tratado de Libre Comercio (TLC) que le permite un acceso de preferencia para sus carnes: paga 27,2% de arancel e irá bajando hasta 19,5% en 2032.
Las plantas.
Las 16 industrias habilitadas corresponden a las cuatro plantas de Marfrig (Establecimiento Colonia, Frigorífico Tacuarembó, Inaler y Cledinor), las tres de Minerva (Frigorífico Carrasco, Frigorífico Canelones y Frigorífico Pul), además de Frigoyí, Frigorífico Sarubbi, Solís Meat Uruguay, Lorsinal, Copayán, Breeders & Packers Uruguay, Frigorífico San Jacinto, Frigorífico Las Piedras y Frigorífico Pando. De las principales 20 plantas del país, aún no han sido aprobadas Las Moras (Chiadel), Casablanca, Rosario y Frigorífico Florida.
El director de Industria Animal del MGAP, Gustavo Rossi, explicó que también se podrán exportar hamburguesas, “siempre y cuando sean de carne picada y grasa”. Será un paso posterior y para lograrlo, “vendrá una lista -en breve- que implica la habilitación de otros establecimientos designados. Se va a incluir la planta de enlatado (corned beef), planta de carne deshidratada, dos plantas de hamburguesas y productos cárnicos”, confirmó. También están contempladas, en esa inclusión, dos cámaras frigoríficas.
La división de Industria Animal del Ministerio de Ganadería tendrá la potestad de pre listar o designar los frigoríficos que quieran exportar a ese mercado, siempre y cuando cumplan con las exigencias impuestas. También podrá quitar de la lista a las empresas ante cualquier insuceso. De este modo, no hará falta que venga otra auditoría japonesa para recorrer las empresas cárnicas.
Optimismo.
El CEO de Grupo Marfrig para el Cono Sur, Dr. Marcelo Secco, se mostró optimista tras la habilitación y afirmó que “es una muy buena señal” que “ahora nos desafía a ponernos los zapatos y salir a la cancha”. En la actualidad, Marfrig es propietaria de la empresa norteamericana National Beef, que exporta carne vacuna y cuenta con sede en Japón, que le permite arrancar a trabajar en las relaciones comerciales con el mercado en un punto avanzando frente a otras compañías.
El Dr. Secco aseguró que Japón es un cliente “delicado” para las compras de carne y, por el contrario, “no es masivo”. Explicó que más allá de la preponderancia que tomó Estados Unidos en el país asiático, el principal competidor para Uruguay será Australia. “Están más cerca, tienen menos tiempo de tránsito para los productos y diferencia arancelaria; aunque también es cierto que han experimentado un sobre estrés en la producción por la sequía y eso nos da competencia”.
El empresario reiteró que “no será un mercado que vaya a ser masivo para la carne de grano ni de pasto”, sino que “será un mercado donde debemos sacar muchas cuentas”. En lo que refiere a lo ordenado y formal, Secco considera que es una “buena oportunidad para establecer relaciones comerciales de más largo plazo”.
Consumo.
Rafael Tardáguila, director de Tardáguila Agromercados, señaló a El País que Japón “no es un gran consumidor de carnes” porque “está muy protegido”. Contó que el producto es “extremadamente caro” y, según las proyecciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos para el año actual, se prevé un consumo de 1,32 millones de toneladas peso carcasa, un aproximado de 10 kilos por persona.
Aseguró que el país importa más del 60% del consumo anual, unas 860 mil toneladas, y tienen como proveedores a Australia (52%) y a Estados Unidos (40%) que equivale un 92% del total entre ambos países. También ingresa carne de Nueva Zelanda y Canadá, pero con volúmenes poco significativos. Las proporciones son similares entre el congelado y el enfriado.