Se complicaron negocios con Unión Europea y se va reactivando lentamente China.
Pablo Antúnez
El efecto del coronavirus afecta fuerte la cadena cárnica del Mercosur, primero por la elevada dependencia del mercado Chino y ahora, por cómo está pegando en países de la Unión Europea.
China compró mucha carne vacuna y menudencias en 2019, armando grandes stock que buscaron suplir el faltante de carne de cerdo provocado por la peste porcina africana. Dejó de comprar en diciembre, donde el coronavirus restringió el consumo y la población estaba en total aislamiento.
La enfermedad provocó el cese de los pagos y una enorme deuda con la industria frigorífica, tanto por embarques impagos, como por renegociación de contrato ya cerrados, rebajados 30% frente al precio récord de noviembre. En caso de Uruguay, China compra todo el animal y permite el ingreso de cortes con hueso, lo que posibilita valorizarlo más frente a otros mercados.
Hoy algunos países de la Unión Europea enfrentan el mismo problema, un coronavirus que avanza, cierre de restaurantes y retracción del consumo. ¿Qué efecto está teniendo? Pues el mismo que en China, cancelación de los contratos ya cerrados con la industria frigorífica y en el mejor de los casos, renegociación de precios. Pero en este mercado, la afectación es grande. Se venden los cortes de mayor valor (desosados) y además de los que entran dentro de la Cuota Hilton, se colocan más cortes de ganados terminados en los corrales de engorde, en base a lineamientos de la cuota 481, donde los últimos 100 días previos a la faena, se terminan a granos.
A los problemas en estos dos mercados, hay que sumarle que algunas cuadrillas de rabinos que realizan y supervisan las faenas Kosher con destino a Israel se fueron antes este año, dándole mayor incertidumbre al mercado ganadero.
Precios. China se comienza a reactivar, pero con eso sólo, la industria frigorífica y los productores no tienen la vida resuelta. El volumen de carne exportada comienza a subir lentamente, pero todavía es bajo.
Según datos del Instituto Nacional de Carnes (INAC) hasta la semana pasada, se embarcaron desde Uruguay 31.587 toneladas peso canal frente a las 52.266 toneladas, lo que marca que el volumen enviado está 39,6% por abajo comparando con igual fecha del año anterior. Los precios tampoco son para tirar manteca al techo. Según algunos operadores consultados por El País son bastante parecidos a los había previo a la escalada que provocó la presencia de la peste porcina africana. El coronavirus también tuvo efecto sobre los fletes marítimos: subió su precio.
Esta semana, la consultora ApeoAgro publicó en Twitter nuevos datos sobre la situación del mercado de la carne en tiempos del coronavirus (a marzo de 2020). El informe también incluye algunos desbalances que se están generando en la cadena.
Sostuvo que “el volumen y monto de dinero exportado se recupera fuertemente, luego de haber llegado a un piso en la segunda semana del año”. Mostró que “el valor de la tonelada peso embarque disminuyó 12% respecto al máximo pero se encuentra en valores similares a la mitad del 2019”.
Despertó China. Según ApeoAgro, “China es el gran responsable del incremento en nuestras exportaciones y parece ser que se está recomponiendo luego de la pandemia. La fiebre porcina y los riesgos que implica el consumo de carnes exóticas pueden ser factores alcistas en el largo plazo”, destacó la consultora.
A su vez, consideró que “el índice de precios de fletes marítimos luego de un gran descenso, estaría mostrando una recuperación ¿lo que marcaría una reactivación del comercio mundial?...
En medio de la crisis se faenaba muchísimo más de lo que se exportaba ya que el comercio estaba trancado generando posiblemente un alto stock de carne. ApeoAgro sostiene que ahora, el promedio de las últimas 3 semanas parecería ser que vuelve a valores normales" y dice que “desde fin de año la tendencia era que la industria comenzaba a mejorar su participación en el valor agregado industrial, en febrero fueron los productores quienes mejor se posicionaron”.
Alerta. La consultora explicó que “hoy el valor del novillo gordo se encuentra por debajo de las relaciones históricas en función del valor de la carne exportada a pesar de tener el menor stock invernable de la historia, lo que implicaría una mejora de competitividad industrial (si logran faenar y vender)”.
Pero cuidado, porque, según ApeoAgro, el ternero parece no reflejar el descenso en el valor del novillo y se paga US$ 0.12/kg por encima de las relaciones históricas, esto solamente ha ocurrido cuando se tuvo que recomponer stock y cuando la exportación en pie estuvo firme”. Esa es una enorme noticia para la cría, el eslabón más débil de toda la cadena ganadera, porque está integrado por pequeños productores.
Frigoríficos. Las cancelaciones de contratos de carnes uruguayas en la Unión Europea, donde el consumo se retrajo porque los restaurantes y hoteles, grandes demandantes de carne de alta calidad están cerrados (por cuarentena obligatoria), están provocando que algunas plantas paren la faena porque se cayeron sus negocios. Otras están comprando ganado pero no pasan precio.
“En estos momentos está saliendo, a partir de la pasada semana, un volumen importante de carne de la cuota 481. Esos embarques deben ser desaduanizados y entrar en el mercado en el primer trimestre de abril”, explicó Rafael Tardáguila, principal de la consultora Tardáguila Agromercados .
Algunos importadores intentan “patear para adelante algunas cargas que no se hayan embarcado por la caída en la demanda por el coronavirus. Otros importadores están manteniendo los contratos como se habían acordado”, dijo el consultor.
En cuota Hilton, Uruguay venía algo atrasado en los embarques y la retracción del consumo puede complicar que se cumpla el cupo de 6.300 toneladas en el ejercicio 2019/20. “Lo más preocupante hoy es la cuota 481 por el alto volumen de carne que implica. La semana pasada (13 de marzo), salieron más de 1.000 toneladas de carne vacuna dentro de ese cupo y 150 toneladas de cortes Hilton”, destacó Tardáguila. Dentro de cupo van 2.700 toneladas, parte de ese volumen es lo que algunos importadores pretenden renegociar.
Cuarentena. La región sigue luchando contra el coronavirus.
En Uruguay hay dos plantas que están sin actividad industrial, es el caso de Frigorífico La Caballada, perteneciente al grupo brasileño Marfrig, en Salto y Frigorífico San Jacinto, del grupo argentino Pérez Companc, en Canelones.
A su vez, en Brasil, según destacó Tardáguila Agromercados, el grupo Minerva -también tiene 3 frigoríficos en Uruguay: PUL, Carrasco y Canelones- anunció la determinación de suspender entre 10 y 15 días las operaciones en 4 de sus 11 plantas a partir del próximo lunes. Finalmente, el grupo JBS, que es el mayor productor mundial de proteínas de origen animal, hará lo mismo en 5 plantas por un período de 20 días. Finalmente, en Paraguay, el Frigorífico Guaraní decidió, desde el pasado lunes, frenar las operaciones durante 15 días.
Uruguay intenta que no se corte la cadena de pago y que siga adelante la producción.
En el hipotético caso que la expansión del virus obligara al gobierno a decretar el aislamiento obligatorio (hoy se vive en Argentina y otros países), el campo no puede parar. El abastecimiento de alimentos siempre estará garantizado. Ya es tiempo que la ciudad reconozca el esfuerzo que hace el campo.
El campo no puede parar de producir.
“El agro no puede parar porque es un sector prioritario para garantizar los alimentos”, aclaró a El País el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte.
El gobierno trabaja para brindarles las máximas garantías a los trabajadores del sector ante el hipotético caso de tener que decretar el alislamiento obligatorio.
En Argentina, donde el aislamiento está en marcha, no afecta a los productores y trabajadores del agro.
En ese país, el gobierno de Alberto Fernández, hizo 24 excepciones del decreto de cuarentena obligatoria para asegurar el abastecimiento de alimentos, medicamentos y combustibles.
En la lechería, las vacas deben ordeñarse cada 12 horas para que no haya un daño irreparable en el tejido mamario, esa leche hay que sacarla de los tambos, llevarla a las industrias y procesarla, garantizando el alimento a las ciudades y manteniendo la exportación.
En esta época del año se están levantando las cosechas de arroz y posteriormente vendrán las de soja y maíz. En el caso de los granos, deben levantarse de las chacras en el momento justo para que lleguen a la industria con el porcentaje de humedad que imponen las empresas que manejan los silos, lugar donde se producirá el secado de esos granos.
Ni que hablar de la granja, donde las frutas y verduras deberán seguir yendo al mercado y luego a los comercios minoristas. Encima este sector está siendo afectado por la sequía, complicando más las producciones. En este caso, la horticultura, las producciones son de ciclos cortos, por lo que es fácil recomponerlas, más allá de los daños que causa la sequía a los productores.
Es diferente en el caso de la fruticultura, donde los ciclos son más largos y en donde el déficit hídrico provocó que mucha fruta abortara (pérdida de floración que no fructificará). En esos casos, habrá que esperar al nuevo año, pero se puede importar fruta si hace falta.
En ningún caso hay peligro de desabastecimiento, así que es mejor dejar de lado la paranoia para enfrentar el desafío de vencer al coronavirus. “Todos los uruguayos tenemos que hacer los esfuerzos máximos para que la cadena no pare y a su vez, garantizarles la saluda a los trabajadores del sector. Ese es el primer paso”, aclaró Uriarte.