Se destacan los 586 bovinos, 357 ovinos y 273 equinos que se calificarán en dos turnos.
Pablo D. Mestre
Prácticamente la misma cantidad de reproductores que en 2018 tendrá la Expo Prado en sus pistas de calificación. La actividad que se desarrollará entre el 4 y el 15 de septiembre contará con unos dos millares de animales a lo largo de los 12 días, en una Expo que tendrá cambios.
Cerrado el proceso de inscripción, se confirmaron 586 bovinos, 357 ovinos, 273 equinos, 26 suinos y 14 caprinos, a lo que se debe agregar, unos 200 conejos, 400 aves y 60 ovejeros (tres especies que se inscriben en estas semanas), con lo cual se redondea en torno de 2.000 animales que estarán en la Expo, más o menos la misma cifra de los últimos años.
En bovinos, una vez más la raza mayoritaria será Angus con 263 ejemplares (125 machos y 138 hembras). Los Hereford serán 160: 124 mochos (70 y 54) y 36 astados (23 y 13). Además, habrá: 59 Holando (9 y 50), 30 Normanda (7 y 23), 22 Braford (9 y 13), 16 Shorthorn (6 y 10); 11 Brangus (7 y 4); 10 Charolais (6 y 4); 5 Limousin (2 y 3); 4 Belted Galloway (2 y 2); 4 Jersey (2 y 2) y 2 Wagyu (1 y 1).
En los ovinos, la raza mayoritaria será Texel con 75 reproductores (35 PI y 40 PO). Además: 53 Corriedale (28 y 25); 45 Hampshire Down (12 y 33); 39 Merino y Poll Merino Australiano (21 y 18); 29 Romney Marsh (21 y 8); 23 Frisona MIlchscahff (10 y 13); 22 Ideal (15 y 7); 21 Ile de France (6 y 15); 16 Merilin (7 y 9); 10 Poll Dorset (9 y 1); 10 Suffolk (3 y 7); 6 Merino Dohne PI; 5 Dorper (1 y 4) y 3 Southdown PO.
Respecto a equinos, la raza Criolla será la de más reproductores con 90 caballos. Además, habrá 89 Cuarto de Milla; 39 Appaloosa; 31 Árabes; 13 Paint; 3 Deportivos; 3 Shetland Pony; 3 SPC, 1 Akhal Teke y 1 Lusitano.
Además, 26 cerdos: 16 Large White, 5 híbridas y 5 Duroc Jersey. Y los caprinos serán 14: 4 Anglo Nubian, 4 Boer, 3 Pardo Alpina y 3 Saanen.
Cambios.
Dando lugar a un pedido de los cabañeros para acortar la permanencia de los reproductores en la exposición, la Asociación Rural del Uruguay adoptó cambios en el programa. En primer lugar, el pedido se debe a los costos, no sólo de estar en el Prado, sino de no estar en el establecimiento el personal más especializado, que durante 15 días se viene al Prado. Especialmente en el caso de los lecheros, pero también los bovinos en la previa de la zafra de toros. “Siempre se habló de acortar los tiempos. Entonces buscando el equilibrio que necesita una muestra de esta envergadura este año se hará”, explicó Mario Grandal.
El jefe de Exposiciones de ARU dijo que cada vez hay más reproductores y la Rural tiene una capacidad finita para alojarlos, “si bien se aumentó un poco la capacidad, hemos ido inventando como el espacio en el vivero, o una carpa extra en Angus, eso no resuelve los problemas, sino que son medidas paliativas”. Lo mismo con los caballos que necesitan instalaciones específicas.
Entonces los cambios de este año “también ayudan a potenciar los espacios, porque al tener algunas especies repartidas, “agrandamos” el predio teniendo la misma superficie en el Prado”.
Por eso este año se resolvió hacer dos turnos. “Salvo Angus y Hereford, que por volumen y actividades es imposible comprimirlas en cuatro días, y por tanto quedaron en el total de la muestra, lo mismo que Braford y Shorthorn, el resto se dividió”, explicó Grandal.
Lo mismo en el caso de los lanares, “los propios criadores tomaron la iniciativa, las gremiales estuvieron de acuerdo en abrir dos turnos y así se hizo”.
Entonces, el viernes 6 se calificarán todas las razas ovinas carniceras, lo mismo que todas las razas de bovinos lecheros.
Las ventas de lecheros se harán el mismo viernes tras la calificación y la de ovinos carniceros, la gran mayoría el mismo viernes en la tarde y la Texel, por volumen (es la raza mayoritaria de ovinos) y porque incorpora este año una venta de vientres de elite, se hará el sábado 7.
Los equinos, menos Criollos y Cuarto de Milla, se calificarán el sábado en la mañana y se venderán el sábado de tarde en la Manguera.
Cuatro décadas.
“Mi primer Prado como funcionario permanente de ARU fue en 1980 si bien ya trabajaba de antes”, recuerda Mario Grandal. Su familia estaba vinculada a la Rural: “el jefe de exposiciones era mi tío, Carlos Thode, casado con la hermana de mi padre, mi tío Ernesto Grandal trabajaba en Merino Australiano, mi tía Teresa Grandal era la secretaria de la Gerencia de la Rural, o sea que desde niño vine toda la vida al Prado”. Desde los 14 años “trabajaba” repartiendo boletas de remates y después de portero”.
A partir del año 1978 “entré en Registros Genealógicos, en el 79 no fui al Prado a trabajar porque era muy nuevo, pero desde el 80 para acá estoy de forma ininterrumpida”, recuerda el hoy Jefe de Exposiciones.
¿Qué era el Prado?
Muy diferente, cuesta ver diferencias de un año a otro, pero con el tiempo se nota que se ha ido adaptando a las distintas realidades, lo que también explica que siga siendo un evento exitoso 114 años después. Siempre adaptándose a los momentos. Cuando empecé quizás era más ganadera, pero más tranquila, menos dinámica, hoy tiene un programa mucho más intenso, reflejo de los tiempos.
¿En qué se nota más?
Hoy el ingreso de los animales, que son muchos más que en ese momento, lo hacemos en un día y en esa época eran 3 o 4 días de ingresos, era todo más tranquilo, más manual. El andar corriendo es una señal de los tiempos de hoy. Siempre fue una exposición compleja, pero no era tan vertiginosa como lo son hoy.
¿Cuente alguna anécdota de “esos Prados”?
Hay miles. Una que es como una foto que salta a mi memoria, era cuando las calles del Prado eran de tierra, hasta el 80 por ahí. Había un equipo de gente que barría el pedregullo. Era un espectáculo dantesco cuando empezaban a limpiar a eso de las 19,30 o 20 (porque todo terminaba más temprano), empezaban desde Buschental hacia abajo por la calle principal y levantaban una nube de tierra increíble que se extendía en todo el predio y había que encerrarse porque todo lo tapaba.
¿Y en cuanto a gente?
Bueno, en los 90 fue el auge de los stands y las grandes inversiones en pabellones que transformaron a la muestra ganadera en un gran show. Recuerdo hasta un zoológico en Sud Africa, un avión en Francia, EEUU con grandes inversiones también. Y fue, quizás, el punto de inflexión de la cantidad de público. De no poder caminar por las calles, o poner media hora en hacer 50 metros quizás.
Ha sido testigo de la evolución genética…
He visto todo tipo de animales. Vi el crecimiento de Angus. En mis primeros años quizás había 10 o 12 ejemplares en un rincón contra la pared en el galpón Hereford y hoy son más de 260 y un galpón les queda chico. La raza Holando desbordaba el galpón 1 y había que prorratear porque se anotaban 100 animales más de los que entraban. En Corriedale igual, había 224 lugares para la raza y se empezaba la admisión con 300 anotados para venir. Siempre terminaba dando, pero hasta el último minuto no se sabía si alcanzaban los lugares… En ovinos, las razas mayoritarias de hoy, antes no estaban, como el Texel.
¿Hace 40 años imaginaba el Prado de hoy?
Hace 40 años no me imaginaba estar en el Prado, ni mucho menos ser Jefe de Exposiciones hasta que me tocó, que fue por distintas circunstancias. Ni me lo había planteado y me costó asumirlo. Los aprendizajes desde chico en mi familia, que son básicos en la formación que tengo, me llevaron a asumir que el jefe tiene que ser el primero en estar y el último en irse. Sin la gente que trabaja contigo no sos nada, hay que asumir la responsabilidad por todos y confiar en la gente.
Supongo que conoció de chicos a muchos que luego fueron directivos…
Sin dudas. Muchos con los cuales éramos “compinches” en las vueltas de la vida, terminaron siendo directivos y hasta presidentes. Muchos venían de niños al Prado y quedaban en la oficina y luego terminaron siendo directivos y mis jefes. No soy profesional, no estudié para esto, el valor que tengo es que la gente me crea, que confíe en mí, los cabañeros, los productores, los clientes, los funcionarios, el equipo de gente, y que estén dispuestos a ir a todo. En el Prado si alguien se cae, hay que anotar dónde fue para de noche ir a buscarlo, porque no hay mucho tiempo para sentarse a llorar sobre lo que pasó. La Expo no da tiempo. Se aprende a trabajar con ese nivel de presión.
¿Se jubila?
Sí, el 15 de mayo del 2020, tras la Expo Melilla. Es el momento, lo vengo analizando y planificando hace varios años, es parte de un proyecto de familia con mi señora, con mis hijos, que la vida de trabajo en el nivel de exigencia hay que terminarlo bien. Tengo algunos proyectos personales a los que dedicarle tiempo, así como a otras cosas fundamentales de la vida.