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Reilly: “Uruguay se ha transformado en una guerra de traslados de costos”

Muchas empresas están con números en rojo, aseguró el expresidente de la ARU.

Ricardo Reilly Arrarte
Nota a Ricardo Reilly Arrarte, presidente de la ARU, Mvdeo., ND 20160218, foto Ariel Colmegna
Archivo El Pais

Nota a Ricardo Reilly Arrarte, presidente de la ARU, Mvdeo., ND 20160218, foto Ariel Colmegna

Pese a que el año ha sido favorable para la ganadería y la producción de carne, ayudado por los precios internacionales y un clima benévolo; cuando se analizan los números de las empresas los “márgenes están muy ajustados”, comentó al programa Punto de Equilibrio en Radio Carve Ricardo Reilly, expresidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU).

El empresario ganadero entiende que todos los sectores del agro uruguayo están experimentado el mismo problema, que no son nuevos para la producción. Reilly aseguró que vivimos en un país “extremadamente caro”, que si se suma un “atraso cambiario galopante”, hace “muy difícil la dilución de los costos”.

Desde el punto de vista productivo, explicó que las señales son alentadoras, porque hubo buenas pariciones y los ganados están ciclando correctamente, esto permite pensar en buenas preñeces. Además, el clima está jugando a favor del productor y los precios de la carne en el mercado mundial “no son tan malos” comparados con la región.

Sin embargo, Reilly resaltó que el problema del país es interno y está atado a los altos costos de producción. “El Uruguay se ha transformado en una guerra de traslados de costos, donde todos están viendo cómo y a dónde trasladar costos para que los números cierren”, aseveró.

Reiteró que la situación para el agro es “complicada”, por eso considera necesario que se haga un análisis profundo del aparato productivo nacional y que se realice un ajuste, porque “todos los sectores están con problemas de rentabilidad y muchas empresas con números en rojo”.

Por último, afirmó que el gobierno se ha quedado “sin margen de maniobra y con un costo estructural muy alto”, que deshacerlo significa “un impacto político muy grande”. “No tengo claro por dónde puede estar la salida, pero hay variables de ajustes que deben de venir por el lado del Estado”, cerró.

Guillermo Crampet

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