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Una cosecha de soja con muchos contratiempos

En rendimientos también viene siendo una zafra irregular, dependiendo de cada zona del país

Chacras de soja
Hernán T. Zorrilla

Se acerca al final una campaña de verano que seguramente sea recordada como un gran dolor de cabeza por muchos de los actores de la cadena agroindustrial del Uruguay.

En primer lugar, se trata de una de las cosechas más demoradas de las que se tenga registro, si no es la más demorada de todas. Pisando la mitad de junio y con los cultivos de invierno “pataleando” porque se escurren las fechas de siembra, campos que el año que viene serán arroz y necesitan trabajos de corrección en nivelación y taipas o pasturas que no pudieron ser, hay chacras de soja a las que todavía le falta un porcentaje importante por trillar.

Rendimientos. En lo que refiere a los rindes obtenidos, esta campaña también ha sido extremadamente errática. Si hablamos de la zona del litoral, fundamentalmente el departamento de Soriano, que es la región donde más soja se siembra y donde en muchos casos se obtienen las mejores cosechas, los trabajos de trilla están casi terminados y hay promedios que entusiasman, yendo desde los 2.300 kilos hasta unos 3.000 kilos por hectárea, o incluso más.

Más en el centro o en el sur, donde en muchas chacras además la siembra se vio demorada por las lluvias en el final del 2023, los ciclos se alargaron y la realidad productiva es otra, con rendimientos menores, parecido a lo que sucede al norte del Río Negro, donde las precipitaciones en cosecha se hicieron presentes por más días.

El este del país seguramente sea la zona donde los trabajos vienen más demorados, fundamentalmente por las lluvias acumuladas en los últimos meses: entre el 15 de marzo y el 30 de abril llovieron 450 milímetros, siendo además el mayo más lluvioso desde 1973 por un márgen de importancia, según aseguró a Rurales El País Carlos Collares de Barraca Erro.

Precios. Hace algunas semanas, a los valores de la soja en Chicago les costaba romper el techo de los US$ 400. Visto lo ocurrido en el sur de Brasil, algunas mermas productivas en países vecinos y la situación de incertidumbre del mercado internacional, entre otros factores, la oleaginosa trepó hasta unos US$ 440, y ahora parece encontrar su piso en una franja que oscila entre US$ 410 y US$ 420, pero con importante variabilidad.

Esta mejora en los precios no podrá ser del todo capitalizada como una ganancia por el productor, ya que ha sido una cosecha mucho más costosa de lo presupuestado, fundamentalmente por tres factores: se cosechó húmedo y hay que corregirle la humedad en secador, hay chacras donde hay que carretear con el tractor y la tolva hasta alguna zona donde el estado de los caminos permita la entrada de los camiones y la necesidad finalmente de corregir las chacras para los cultivos de invierno, debido a las huellas y zanjas que dejaron los equipos al cosechar con el piso húmedo y con barro, buscando aprovechar las ventanas que el tiempo dio.

Expectativas. Se espera cerrar una cosecha de soja que permita cubrir los costos y seguir adelante. Todo dependerá de la posición en la que los agricultores vendieron su producción, así como los rendimientos que hayan obtenido, en función del régimen de precipitaciones, la oferta climática del verano y la zona del país donde se encuentren.

Por su parte, es necesario terminar de trillar los cultivos de verano, incluyendo el maíz de segunda, para poder avanzar con la siembra de cultivos de invierno, si bien hay algunas zonas del litoral donde esto ya está sucediendo.

Para la colza, el panorama es complicado ya que las fechas comprometen ya el potencial de rendimiento, en caso de que los productores quieran comenzar a sembrar ahora. En trigo y cebada es un poco diferente, ya que la mejora de los precios a nivel internacional y materiales genéticos que estiran la ventana de implantación, permitirán sembrar muchas chacras de invierno hasta fines de junio o principios de julio inclusive.

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