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José Álvarez: “Somos del selecto grupo de países que van a alimentar al mundo”

José Álvarez, más conocido como @BumperCrop1 en Twitter, es un productor agrícola argentino que se desempeña en la provincia de Buenos Aires y en Illinois en Estados Unidos. “El empresario agropecuario no pide apoyo, pide igualdad ante la ley”, comienza diciendo sobre la situación en Argentina, y profundiza “es más lo que el Estado debe dejar hacer, que lo que debe hacer”. Aseguró que no hay nada más “estratégico” que producir alimentos y expresó que hay 2 herramientas que se utilizan asiduamente en Norteamérica que deberíamos implementar aquí en nuestros campos: el riego y el drenaje. Finalmente, Álvarez dijo que ve a Uruguay “creciendo mucho” y celebró la iniciativa de tener una libertad económica y buscar comerciar con otros países.

José Álvarez es un agricultor argentino que produce en provincia de Buenos Aires y Estados Unidos
José Álvarez es un agricultor argentino que produce en provincia de Buenos Aires y Estados Unidos

-Usted se ha hecho muy conocido por su actividad en Twitter. ¿Cómo ve el hecho de usar esta herramienta, con tanto alcance en su caso, para hablar de agro?

-Lo veo todo positivo, sobre todo para conectar con gente del sector e incluso de otras áreas que terminan influyendo en la actividad. Intercambiamos información, conectamos con gente de afuera, vemos cosas de Canadá, Estados Unidos, Europa y demás. No todo es aplicable en cualquier sitio, pero más que nada accedemos a información con buen uso. Me gusta también hablar de los temas impositivos porque en Argentina no veo inconvenientes en adopción de tecnología o acceso al conocimiento, lo que nos frena es la parte impositiva justamente y es lo que siento que debemos comunicar.

-¿En qué zonas realiza su explotación y bajo qué superficie?

-En Argentina son 4650 hectáreas, de las cuales un 90% se ubica en el sudeste de la provincia de Buenos Aires y un 10% en la zona núcleo. Luego tenemos dos campos en Illinois que compramos en 2014 y empezamos a producir en 2015.

-¿Cómo evalúa la situación productiva para el sector en Argentina y el apoyo de las autoridades?

-El apoyo de las autoridades es totalmente inexistente. El empresario agropecuario no pide apoyo, pide algo tan básico como igualdad ante la ley. Esto es algo que no se da desde 2002 y venimos de casi 2 décadas de discriminación del sector en su economía. El crecimiento y el desarrollo del sector pasan por resolver la cuestión fiscal. No hay empresas que puedan ahorrar, invertir, acumular personal o guardar capital con un tipo de cambio desdoblado en 3 situaciones distintas como compra de insumos, venta de productos y ahorro como diferimiento de inversión.

-¿Cómo ve la relación campo-ciudad?

-Desde el gobierno nos han hecho creer durante muchos años que la relación es tensa y que la gente en la ciudad cree que lo que le falta es a causa de que otro lo tiene, lo cual va en contra de algo tan básico como la creación de la riqueza. Cuando vemos las encuestas de opinión del sector dividida por segmentos, observamos que la imagen positiva del sector es proporcional al nivel educativo y de libertad económica del encuestado. Si consideramos a la población que vive de un subsidio y se les hace creer que no tienen trabajo, que ganan poco o que los alimentos aumentan de precio porque son fruto del lucro del sector agropecuario, obviamente la imagen es mala. El problema es que el Estado se ha ocupado de difamar al sector para hacer digestible la situación fiscal a la que lo somete. Es difícil de combatir esto de manera individual desde el sector, e incluso contando las gremiales. Es una lucha desigual.

-Luego de las recientes elecciones PASO, hubo un cambio de tendencia en la voluntad del electorado. ¿Esto podría generar optimismo en el sector?

-Eso va a depender de la estrategia de la oposición. Si solo se incorporan candidatos para ganar una elección y luego contarlos como un número para levantar la mano, no va a ser sostenible en el tiempo. Ahora, si los partidos opositores creen que la salida es a través de la producción, pienso que sí es bueno. Vamos a ver, depende mucho de cómo la oposición encare la plataforma electoral hacia el futuro. Ya pasó en 2008 que tuvimos una experiencia nefasta con las retenciones móviles y se incorporaron “agro-diputados” que no funcionaron.

-Pensando que usted produce en Estados Unidos, ¿ha considerado irse de Argentina?

-Sí, lo he considerado. Sobre todo porque vemos que están inventando impuestos nuevos todo el tiempo, y lo peor es que parte de la oposición vota estos impuestos. Eso desmoraliza aún más. El impuesto a la riqueza por ejemplo penaliza la acumulación de capital, te cobran por la maquinaria o la tierra que tenés a tasas muy altas, sobre todo lo que está en el exterior. Por todo eso lo he considerado. Esperemos que todo esto no se haga algo habitual. Si el Estado persiste en estos errores es lógico que la gente que quiere producir piense en irse.

-¿Cómo ve la situación de Uruguay?

-Nosotros estamos en un punto de tal desazón que admiramos a cualquiera que le vaya mejor. Hay cosas de las que se pueden quejar, pero la mayoría de los países vecinos tienen un futuro más promisorio que el nuestro. Ver que su gobierno apuesta a la libertad económica y busca comerciar con otros países, aún por fuera del Mercosur, me parece digno de felicitarlos. Veo a Uruguay creciendo mucho, los envidio bastante.

-¿Entonces ve positiva la iniciativa del presidente Lacalle Pou y el gobierno de firmar un TLC bilateral con China?

-Me parece bien que se hagan muchos acuerdos comerciales con muchos países del mundo. Después se puede cuestionar si vale la pena negociar con países que son contrarios a las ideas de la libertad, pero por regla general todo mayor comercio enriquece a las dos partes. Claro que es conveniente.

-¿Cómo ve el futuro de los países productores de alimentos como Uruguay y Argentina?

-El valor estratégico de los países exportadores netos de alimentos es muy grande. De casi 200 países en el concierto internacional hay solo 10 con esa capacidad: Canadá, Estados Unidos, Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay, Australia, Nueva Zelanda, Rusia y Ucrania. A pesar de las campañas en contra, estamos produciendo un bien que se va a consumir 4 veces por día, los 365 días del año, de acá a la eternidad y por 7800 millones de personas con creciente expansión. No hay nada más estratégico que eso. Los países que tienen la capacidad de alimentar al mundo están llamados a cubrir esas necesidades a futuro. Somos pocos, y no es nada inteligente ir contra ese destino.

-En su explotación en provincia de Buenos Aires, ¿qué cultivos hacen? ¿Hacen solamente agricultura?

-Hace algunos años que no tengo ganadería y hacemos una rotación 100% agrícola, casi toda en directa, salvo algún año con algún inconveniente en el que se ha tenido que roturar. Producimos los 5 cultivos principales: trigo y cebada en invierno y maíz, soja y girasol en verano. En verdad hace dos campañas ya que no hacemos soja a pesar de perder los beneficios agronómicos. No quiero apoyar un esquema fiscal en el que producimos un cultivo y tenemos que entregar el 33% de su valor. A veces me la veo en “figuritas” porque se repiten cultivos, pero me manejo con estos 4 cultivos actualmente en las rotaciones.

-¿Esos campos soportan bien una rotación agrícola continua?

-Los campos tienen sus descansos porque lo que sale de fina alguna vez tiene cultivo de segunda, pero otras veces no. En el sur las heladas tempranas llegan a fines de marzo o principios de abril y acorta el ciclo de crecimiento de cultivos de segunda. En el caso de los cultivos de invierno a veces hay hasta 10 meses de descanso, porque se cosechan en enero y se vuelven a sembrar en octubre. Cuando teníamos ganadería hacíamos algún verdeo pero ahora queda en barbecho químico. Cultivos de cobertura no utilizo porque no todos los suelos tienen capacidad de reserva hídrica para darte el lujo de consumir esa humedad acumulada en invierno. Prefiero mantenerlo limpio o aprovechar algo del nacimiento guacho de trigo o cebada, cubrir con eso y controlar después.

-¿El principal cultivo de su esquema es el maíz?

-Yo diría que trigo y cebada, pero en segundo lugar el maíz. Ya de hecho el año pasado el cultivo con mayor superficie fue el maíz, que lo encaramos según ambiente. Hay suelos clase 1 como los que tenemos en la zona norte y un campo en el sur, y mucho de 2, 3 y 4 con distinto potencial. La principal diferencia está en la profundidad y la capacidad de retención hídrica. Hay esquemas ofensivos de hasta 80.000 plantas, y tenemos otros defensivos donde atrasamos siembra para correr el período crítico y fertilizamos más acotado de lo que podría ser un rendimiento potencial. Hay también posiciones intermedias, con un esquema de fechas dividido entre temprana y tardía y con una fertilización más acorde.

-¿Cuáles han sido los picos de rendimiento en sus campos más aptos?

-En maíz hemos tenido 14.000 kilos por hectárea sin riego. En Estados Unidos tuvimos hasta 18.000 kilos por hectárea sin riego. Los mejores suelos de allá son mejores que los mejores suelos de acá, además de que es más seguro el clima. En trigo en el sur de provincia de Buenos Aires hemos sacado 6.000 kilos, en cebada lotes de hasta 7.000 kilos y en girasol tocamos los 4.000 kilos. Para la soja hubo años de 4.500 o 5.000 kilos.

-Por su experiencia en Estados Unidos, ¿cuáles son las principales ideas que podríamos aplicar rápidamente en esta zona del continente?

-Siempre hablo de 2 herramientas fundamentales: riego y drenaje, claves cada uno para su situación. En Estados Unidos los gráficos de producción son crecientes, más allá de la situación particular de cada año. Se perfila a una producción sostenible y predecible en el tiempo. En aquellos lugares, regar en campos donde el déficit hídrico es frecuente es básico. Uruguay tiene bastante conservada la relación de precios entre insumo, producto y bienes de capital, entonces donde hay agua se debería hacer porque asegura las producciones. Es cierto que hay que ver el costo del combustible y la electricidad. Es una lástima que pasen los años y fracasen las cosechas por falta de humedad cuando tenemos agua debajo, sobre todo con estos precios de los commodities. Para el drenaje es más complejo porque requiere una organización desde el Estado, ya que los productores no pueden hacer modificaciones tranqueras adentro sin ordenamiento territorial, porque algunas canalizaciones pueden perjudicar a otros aguas abajo y entonces el Estado debe terciar. Estos dos aspectos favorecen una producción sostenible y una menor variación interanual.

-Finalmente, ¿cuáles son los principales desafíos de los países agroexportadores?

-Debemos reconocer que somos del selecto grupo de países que va a alimentar al mundo. Forzar industrias donde el país no es competitivo, y sobre todo extrayendo recursos de los sectores más competitivos, está demostrado que no funciona. Creo que cuanto mayor libertad haya más van a crecer los sectores competitivos, y si bien el trabajo puede virar siempre se va a generar. Es más lo que el Estado debe dejar hacer que lo que debe hacer.

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