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El laberinto de maíz más grande de Sudamérica está en Uruguay

En Flores, "Tato" y Santiago Urioste, padre e hijo, pensaron esta idea que representa unas 24 hectáreas y tiene 5.044 metros de senderos entre el maíz

Laberinto de maíz en Uruguay.
Laberinto de maíz en Uruguay.

Un campo de maíz en el corazón de Flores se convirtió en una experiencia única para recorrer, perderse y disfrutar. A cuatro kilómetros de Trinidad, se inauguró el primer laberinto de maíz, un proyecto pionero que es el más grande de Sudamérica y se posiciona como el quinto más extenso del mundo. Ocupa 60.000 metros cuadrados y ofrece un recorrido de 5.044 metros de senderos entre paredes formadas por maíces de más de un metro de altura.

La iniciativa surgió de una idea de “Tato” Urioste, productor de la zona, pero tomó impulso cuando su hijo, Santiago Urioste, encontró una alternativa a los tradicionales laberintos de árboles: “Papá hace años tenía la idea de hacer un laberinto, pero con árboles, eso lleva años. Cuando vi lo que habían hecho en una chacra con el rostro de Luis Suárez, le propuse que lo hiciéramos con maíz.”, recordó Santiago.

Desde ese momento, la familia comenzó con la planificación del proyecto. Buscaron referencias de laberintos en Estados Unidos y Europa y contactaron a un diseñador especializado en las Islas Canarias, quien elaboró un esquema. Luego, Santiago lo geolocalizó punto por punto en un software para trasladarlo con precisión al campo.
El maíz se sembró el 21 de diciembre, utilizando un híbrido de alta densidad de la empresa Procampo. En la zona del laberinto se plantearon cerca de 100.000 semillas por hectárea, más del 60% por encima de lo usual. “Optamos por ese híbrido porque permite aumentar la población sin perder vigor. Y queríamos que desde los senderos no se pudiera ver del otro lado”, explicó Urioste.

El terreno fue preparado con varias pasadas de rastra y una fertilización de 300 kg por hectárea (urea, fósforo y potasio). A pesar de que en ese momento llovió poco, las condiciones climáticas ayudaron: “Las tierras estaban muy buenas y almacenaron agua. Eso nos permitió llegar bien al momento del corte”, agregó.

El corte del laberinto se hizo el 31 de enero, apenas un mes y diez días después de la siembra. Fue realizado con tractor y guiado por agrimensores. Al día siguiente, un amigo de la familia sobrevoló el campo con un dron y les envió las primeras imágenes. “Cuando vimos la foto aérea desde el aeropuerto, no lo podíamos creer. Había quedado tal cual lo habíamos dibujado”, dijo Santiago.

El proyecto no solo ofrece una atracción turística innovadora, sino que también tiene un componente agronómico interesante. El maíz sembrado en toda la chacra (24 hectáreas en total) continúa su desarrollo. Santiago dijo que ya piensan en mejorar la estrategia para repetir la experiencia el próximo año. “Lo bueno es que el cultivo sigue siendo productivo. Las plantas están con buen desarrollo, muchas con dos choclos. Vamos a evaluar qué ajustes hacer para la próxima campaña”, comentó.

Desde entonces, el laberinto recibió visitantes de distintas zonas. La entrada cuesta $250 para mayores de 10 años, $150 para niños entre 6 y 10, y es gratuita para menores de 6. No se requiere reserva previa. “Hay gente que cree que tiene que avisar para entrar, pero el espacio es enorme. Calculamos que pueden circular al mismo tiempo unas 600 personas sin problemas”, aclaró Urioste. También ofrecen visitas nocturnas con luna llena, que pueden coordinarse por mensaje.

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