En diálogo con el programa Valor Agregado de radio Carve, el ingeniero agrónomo Ismael Turbán, director de Sumar Agro, analizó el panorama de la próxima cosecha de soja en Uruguay. A pesar del contexto de precios internacionales más bajos en comparación con el año pasado, Turbán destacó que el buen desempeño climático de febrero y marzo genera expectativas de una muy buena producción, tanto para la soja de primera como de segunda.
“El verano, después del susto de enero, acompañó, y este inicio de otoño también. Eso da un muy buen potencial de producción”, aseguró el técnico. Actualmente, la referencia del precio de la soja en Uruguay ronda los 364 dólares por tonelada, un valor que, si bien está por debajo de los niveles de 2023, se ve parcialmente compensado por mejores premios para la región. Esta mejora en la prima se debe a que las compras internacionales se han volcado más hacia los puertos del sur.
“Nos defendemos un poquito con el valor, que si bien no es lo esperado, es mejor de lo que podría haber sido”, comentó Turbán. En ese sentido, el ingeniero señaló que, con los rendimientos esperados, el resultado económico podría ser aceptable, aunque estará condicionado por los costos de cosecha y poscosecha.
¿Cuál es el rendimiento de equilibrio para la soja?
Consultado sobre el rendimiento necesario para alcanzar el punto de equilibrio, Turbán estimó que se necesitan aproximadamente 2.600 kilos por hectárea para cubrir los costos. Aunque aún es temprano para proyectar el promedio nacional, no descartó la posibilidad de alcanzar 3.000 kilos por hectárea, si las condiciones climáticas se mantienen favorables.
“Todavía falta para concretar la cosecha, puede pasar de todo. Pero sí, si se confirma este potencial, podría haber rendimientos muy buenos”, afirmó.Además, recomendó a los productores que, si visualizan un margen razonable con los niveles de precios actuales, consideren tomar coberturas para reducir riesgos.
En plena época de vencimiento de contratos de arrendamiento, Turbán también se refirió a la situación de la renta agrícola. Explicó que la mayoría de los acuerdos se realizan en kilogramos de soja y que, con márgenes ajustados, es previsible que se den negociaciones entre arrendadores y propietarios.
“Siempre hay presión del lado arrendador, pero la realidad es que los márgenes están ajustados, y eso lleva a conversar sobre nuevas condiciones”, expresó.
¿Podría la ganadería desplazar a la agricultura?
Con buenos precios en la ganadería, especialmente en campos más alejados de los puertos, surge la pregunta sobre un posible retroceso de la agricultura en favor de la producción ganadera. Para Turbán, esta posibilidad existe, dado que los márgenes ganaderos son atractivos y los granos muestran una recuperación lenta.
Además, anticipó que los informes del USDA, a publicarse a fines de marzo, definirán más claramente el panorama global. Si bien se espera una leve reducción del área de soja en favor del maíz en Estados Unidos, el mercado ya está incorporando esa información. Por otro lado, Brasil continúa aumentando su área sembrada, lo que incrementa la presión sobre los precios globales.
“Brasil sigue produciendo más, y eso pone mucha presión en una oferta global que no se ve acompañada por una demanda creciente”, concluyó.