
El aceite de oliva uruguayo ha registrado un gran crecimiento en los últimos años, tanto para el mercado interno como para la exportación, fundamentalmente sustentado en la calidad del producto. El Ing. Agr. José Pedro Sánchez, COO de Agroland, empresa que es propiedad del empresario argentino Ing. Alejandro Bulgheroni, se refirió a las principales oportunidades del sector, así como los principales desafíos. Allí se produce, entre varios otros productos, el aceite Colinas de Garzón.
"La producción de aceite de oliva de la zafra pasada fue promedio en términos de rendimiento, ni de las mejores ni de las peores. Quizás la complejidad más grande fueron las condiciones climáticas para cosechar las aceitunas, ya que en los dos meses de cosecha no logramos completar ni una semana entera sin lluvias, que además de impedir trabajar en la cosecha pueden afectar la calidad de la fruta, pero un equipo excepcional de gente, con más de 300 empleados zafrales que trabajan durante la cosecha, permitió amortiguar estas complicaciones y finalizar una buena cosecha", indicó Sánchez.
Acerca de la calidad, volvió a cumplir con los estándares de excelencia. "Esto se logra con cosecha temprana, variedades adecuadas, manejo sanitario durante el año e instalaciones de última tecnologia". Para ejemplificarlo, el COO de Agroland dijo que el aceite Corte Italiano fue reconocido con 4 medallas de oro en el concurso Brasil IOOC 2025, siendo el mejor del país y top 10 de Sudamérica, mientras que en Olive Japan el mismo aceite obtuvo medalla de oro también, mientras que el Bivarietal obtuvo la de plata.
Consumo interno
En Uruguay, el aceite Colinas de Garzón es líder en el mercado. "El problema es la competencia desleal de muchos aceites importados, que se venden etiquetados como Extra Virgen siendo que en el mejor de los casos son Virgen, lo que permite competir en la góndola bajo la misma denominación pero con un precio muy inferior. Sobre esto, Sánchez profundizo en que "no es que en Europa no se produzca buen aceite de oliva, el problema es la calidad del aceite que llega a nuestro país. Por suerte, los consumidores uruguayos están aprendiendo cada vez más a valorar la calidad y ya saben que vale la pena invertir unos pesos más para adquirir un producto mucho más rico que además es mucho más beneficioso para la salud".
A su vez, contó que una investigación de la Facultad de Química de la Universidad de la República reveló que nueve de cada diez aceites importados analizados no eran de la calidad que dicen sus etiquetas, una verdadera estafa al consumidor. "El problema es que en Uruguay aceptamos como válidos los certificados de paneles sensoriales externos, frecuentemente con criterios “demasiado flexibles”. Por otro lado, el hecho de que el análisis sensorial sea realizado en origen implica que no se consideren los tiempos de almacenamiento, los efectos del tiempo de viaje y de los cambios de temperatura que terminan deteriorando el producto", contó. Para ello, el análisis debe realizarse en Uruguay, y "nosotros tenemos en Facultad de Química un Panel Sensorial avalado por el COI que puede hacerlo, los productores nacionales no pretendemos que no entren aceites importados, pretendemos que si llegan mal etiquetados se exija un reetiquetado acorde a la calidad que tiene", agrego.
Mercados internacionales y exportaciones
En mercados internacionales, la marca está muy bien posicionada en los dos mayores importadores de aceite de oliva del mundo: Estados Unidos y Brasil. "En ambos países la estrategia fue similar, empezar con promociones para que los consumidores se animen a probar un producto de un destino no conocido, luego de que lo prueban sabemos que una amplia mayoría de ellos reconoce nuestra calidad y repite la compra aún habiendo terminado la promoción", sostuvo, agregando que la calidad defiende el producto "y eso es un gran orgullo para todos quienes trabajamos en la compañía, porque competimos con éxito con los mejores aceites de oliva del mundo."
Además de la calidad, hay dos puntos que están siendo muy valorados en el mercado internacional. En primer lugar la trazabilidad: cada botella de aceite de oliva extra virgen está identificada con un número de lote grabado con láser en el vidrio (inmodificable). "A través de ese número cualquier cliente de cualquier punto del mundo puede acceder al código QR en la etiqueta y entrar a nuestra página web para identificar exactamente el lugar del campo en donde están los olivos de los cuales se han cosechado las aceitunas, así como la fecha de cosecha, elaboración y posterior envasado, además de los resultados de los análisis en el laboratorio", contó. Por otro lado, están las certificaciones: "somos libres de gluten y estamos recomendados por ACELU. Además, las certificaciones tanto HACCP (Hazard Analysis and Critical Control Point System), como de la FDA (Food and Drug Administration), aseguran la calidad e inocuidad", indicó Sánchez.
A futuro
Los precios internacionales del aceite de oliva fueron muy buenos por motivo de la sequía en España, principal productor del mundo, pero en 2025 volvieron a bajar luego de que la última zafra europea fuera normal. "Tenemos que seguir trabajando en reducir costos para ser rentables aún en años de precios bajos, problemática que no es solo nuestra porque lamentablemente a nivel nacional cada vez son más los montes abandonados por falta de rentabilidad", dijo el COO de Agroland. Es por esto que en la empresas están trabajando en algunas iniciativas: introducción de nuevas variedades (híbridos) desde España con mayor productividad y resistencia sanitaria, incorporación de podadoras de altura que permiten reducir el costo de la poda manual y diseño de nueva maquinaria de cosecha que nos permita podar con más velocidad.
Por otro lado, también a nivel agronómico hay mucho para hacer, la investigación y la innovación debe ser constante. "Tenemos en curso varios ensayos de bioestimulantes y fertilizaciones, a la vez de estar trabajando con coberturas de Ryegrass eliminando casi que totalmente la utilización de herbicidas" dijo Sánchez y remató: "también estamos impulsando, junto a ASOLUR e INIA, estudios para trabajar en el control de dos plagas: taladrillo, plaga nueva que tenemos que aprender a controlar, y jabonosa, que no es nueva, pero creemos que tenemos que trabajar en la búsqueda de nuevos principios activos para evitar la aparición de resistencia".