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Tamberos buscan una salida para evitar cierre de la empresa PILI

“Hay una iliquidez prácticamente total en los productores”.

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Lechería. Foto archivo El País.

Pablo Antúnez

Este verano dejará muchos productores lecheros caídos, sea por problemas productivos, de iliquidez y por su edad”, aseguró a El País el presidente de la Asociación Productores Lecheros Parada Esperanza (Paysandú), Roberto Ceriani.

Junto con otros gremialistas, como el presidente de la Asociación Productores de Leche de Paysandú, Gerardo De Souza, se reunieron ayer con la directiva de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), buscando solidaridad ante la problemática que enfrentan los remitentes a la industria PILI y su futuro incierto.

“Hay una iliquidez prácticamente total en los productores. Hay muchos tamberos que no liquidaron el tambo porque no tienen a quién venderle”, afirmó Ceriani.

Como en otros rubros del agro, en la lechería los productores son bastante añosos y en la Asociación Productores Lecheros Parada Esperanza el promedio es 58 años, pero hay tamberos de 65 años y más, con un recambio generacional que va del 25% al 30%. “Aquellos que no tienen sucesores piensan muchas veces si es válido seguirse endeudando o vender todo y pagar las cuentas”, reconoció el gremialista.

Ceriani recordó que la lechería es un sector dinámico e innovador en todo lo que es tecnología. “La lechería tiene casi US$ 7.000 millones en infraestructura, en lo que es tierra, ganado y todo lo que se precisa para producir en el sector primario. A eso hay que sumarle la logística, etc. Es un volumen de inversión muy alto”, destacó.

A nivel de puestos de trabajo, el sector genera entre 50.000 y 60.000 en la cadena lechera y tiene una capacidad importante de distribución de los recursos. Hoy las gremiales sostienen que “la pelota está en la cancha del Poder Ejecutivo” y esperan que el Parlamento levante el receso —el próximo 23 de enero— con la esperanza de que los legisladores tengan en cuenta el proyecto alternativo que presentaron para complementar el Fondo de Garantía que impulsa el Ejecutivo, que sería de unos US$ 30 millones y duraría cuatro años, buscando paliar el endeudamiento.

PILI. “La empresa está muy complicada”, aseguró De Souza a El País. La pérdida de mercados como Venezuela, el endeudamiento con la nueva planta industrial y la baja remisión de leche, le están pegando duro a la láctea sanducera.

De los 140.000 litros que está recibiendo la empresa, el 60% es producido por integrantes de la Asociación Productores Lecheros de Paysandú.

“Se hacen gestiones para lograr que Conaprole le pase leche a façón y estamos intentando sensibilizar a todos los actores de la cadena lechera para conseguirlo”, explicó De Souza.

“Si se consigue esa solución se lograría un reperfilamiento de deuda hacia los bancos. Eso daría oxígeno a la empresa y mayor estabilidad de los productores y los trabajadores”, agregó.

Para el presidente de la Asociación Productores de Leche de Paysandú, los productores “se merecen el esfuerzo”, porque los tamberos “venimos haciendo un gran esfuerzo para seguir en este sector y algunos quedaron por el camino porque no pudieron seguir. El sector primario se merece que haya solidaridad entre todas las partes”, dijo De Souza.

PILI perdió remisión por la caída de los tambos y por el éxodo de varios de sus remitentes hacia Conaprole, hecho que registró el año pasado y significó otro golpe para la industria.

Guillermo Crampet

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