El Plan de Erradicación de la Mosca de la Bichera, uno de los proyectos sanitarios más ambiciosos del gobierno anterior y que incluso había logrado consenso político unánime, atraviesa hoy un escenario de incertidumbre. Aunque el fideicomiso para financiarlo fue aprobado y la hoja de ruta estaba diseñada, la actual administración revisó el programa y su ejecución quedó prácticamente detenida.
El proyecto preveía realizar en primavera la primera prueba de campo, instancia clave para evaluar la efectividad de la liberación de moscas estériles. Pero esa instancia sigue sin fecha. Según explicó Ignacio Tedesco, delegado de los productores en la comisión que trabaja en el plan, hace más de un mes que el grupo técnico no sesiona y los avances han sido escasos.
La última reunión —a comienzos de noviembre— presentó el estado de los convenios con Facultad de Veterinaria e INIA, instituciones que participarían en las pruebas, así como los llamados para tesis vinculadas al proyecto. Pero los obstáculos surgieron al momento de conseguir la materia prima: las moscas necesarias para la experimentación.
Inicialmente, Uruguay contaba con mosca panameña, pero ese suministro fue redireccionado a Estados Unidos debido al conflicto sanitario México–Estados Unidos. La alternativa fue Argentina, pero el costo ofrecido resultó “muy elevado” y sin respaldo científico suficiente sobre su efectividad. Ante ese panorama, el Ministerio de Ganadería planteó la posibilidad de producir mosca uruguaya en pequeña escala para las pruebas, con apoyo de Facultad de Ciencias y del INE, aunque la opción aún está en estudio.
La época para medir resultados es ahora. El verano marca el pico de presencia de bichera, y la prueba de campo debía iniciarse en diciembre, con continuidad en enero tras el paréntesis de las fiestas. Incluso ya se realizaron capacitaciones para los equipos que trabajarían en territorio. Sin embargo, el proceso avanza “muy suave”, reconoció Tedesco, quien admite que la señal del gobierno es clara: este no es un tema prioritario. Las energías están concentradas en la garrapata y en ProCría, el programa de mejora reproductiva.
Respecto al financiamiento, el fideicomiso nutrido por el Fondo de Enfermedades Prevalentes se está utilizando en salarios y movimientos mínimos del programa. Aunque han circulado versiones sobre un posible desvío de recursos hacia la campaña contra la garrapata, la comisión aún no recibió notificaciones formales.
Ante este freno, crece la preocupación de los productores. La incidencia de la bichera vuelve a aumentar con el calor y el trabajo de curar animales afectados sigue siendo una tarea exigente y dolorosa tanto para el ganado como para quienes lo atienden.
Tedesco insistió en que la erradicación es un objetivo estratégico que Uruguay no debería abandonar. “Es un tema importante para la producción y tarde o temprano hay que hincarle el diente”, expresó. Aunque en este período no sería prioridad, para el sector resulta indispensable que el país retome el camino hacia un programa que, de concretarse, tendría impactos sanitarios y económicos de largo plazo.