El Consejo de la Unión Europea aprobó las cláusulas de salvaguardia que Francia venía reclamando para proteger a sus agricultores, un movimiento unilateral que agrega tensión al tramo final de las negociaciones con el Mercosur. La decisión, tomada por los 27 países miembros sin consultar al Mercosur, permite suspender partes del acuerdo comercial si se considera que ciertas importaciones afectan a los productores europeos.
Según explicó en Informativo Carve el periodista Tomás Friedmann, periodista especializado en asuntos internacionales, estas salvaguardias habilitan a que cualquier país o empresa europea pueda solicitar una investigación cuando entienda que importaciones desde el Mercosur —en productos sensibles como carne, soja, maíz, pollo o cerdo— generan un impacto negativo en su sector agrícola. “La Comisión Europea tendrá cuatro semanas para resolver si existe ‘peligro’ para los agricultores. Si lo determina, puede suspender la aplicación del acuerdo en esos rubros sensibles”, señaló Friedmann.
Hasta ahora, el Mercosur no reaccionó formalmente. La presidencia pro témpore, ejercida por Brasil, hizo consultas a Bruselas, que respondió que la UE “puede adoptar unilateralmente” este tipo de salvaguardias, como ya lo ha hecho en otros acuerdos comerciales.
Pese al malestar, en Brasilia, Buenos Aires, Asunción y Montevideo predomina la idea de no reabrir la negociación. Tras más de dos décadas de idas y vueltas, los gobiernos entienden que una nueva postergación equivaldría a “enterrar” el acuerdo.
La apuesta del bloque es clara: aprobar el texto el 20 de diciembre, en la última reunión del año, y permitir que el tratado comience a implementarse en 2026, luego de pasar por el Parlamento Europeo y los parlamentos del Mercosur.
Aunque la UE aprobó las salvaguardias, Francia reiteró que no votará el acuerdo con su texto actual. Si París mantiene esa postura, podría quedar fuera de la implementación, un escenario que Friedmann calificó como “extraño”. “Estamos hablando de la principal potencia agrícola y una de las principales potencias económicas del bloque”, subrayó.
Según las reglas europeas, el acuerdo puede aprobarse si los países favorables representan al menos el 65% de la población de la UE, lo que habilitaría una implementación con 26 o incluso 25 países, si se sumaran otros opositores como Bélgica o Luxemburgo.
La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, volverá a reunirse en los próximos días con Emmanuel Macron para intentar destrabar la posición francesa.
Friedmann advirtió que el escenario obliga al Mercosur a prepararse para un acuerdo de libre comercio que traerá oportunidades, pero también desafíos para sectores sensibles como el vitivinícola o el lácteo. “La Unión Europea ya ha dicho que colaborará con los países del Mercosur para adaptar a sus sectores más vulnerables”, recordó.
Extraído de: Valor Agrícola.