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País de Guasqueros: en la recta final...

Milagros Hererra presenta más participantes del País de Guasqueros

Milagros Herrera

¿Qué significa ser guasquero hoy? Dice Luis Alberto Flores, un gran difusor y docente de la guasqueríaa en Argentina, en su obra “El Guasquero”, lo siguiente: “guasquero es el artesano del cuero crudo, o sea, aquel que tiene por oficio hacer lazos, maneas, cabezadas, rebenques, etcétera”. La idea de guasquero expresada por Flores corresponde a un tipo de vida vinculada con el origen de la guasquería, o sea con actividades ligadas a su aplicación original, es decir, con la vida rural. Como hemos visto en el correr de las presentaciones de los distintos guasqueros, domingo a domingo, esta definición en la actualidad deja de ser exacta como sí lo fue en otro tiempo. Hoy en día, algunos de los mismos nunca tuvieron o tienen vínculo con el trabajo rural, pero sí tienen el oficio como hobby, como cable a tierra o como forma lograr una entrada económica extra a partir de la venta de piezas de uso más urbano, como pueden ser cinturones, materas, llaveros o hasta incluso caravanas.

Estos hombres o mujeres, vivan en el campo o en la ciudad, con técnicas de trabajo en cuero crudo aprendidas por Youtube o por herencia y tradición familiar, trabajadores rurales, profesionales, estudiantes, choferes, camioneros, taximetristas, amas de casa o comerciantes, son los integrantes País de Guasqueros y quienes, a través de este noble oficio, siguen manteniendo nuestra identidad cultural.

Hugo Larrama: “Guasquero y caballos van juntos”

Hugo Larrama tiene 29 años y es nacido en Colonia Miguelete.

Hugo Larrama, 29 años. Nacido en Colonia Miguelete.

Coordinamos esta entrevista para la mañana temprano ya que Hugo trabaja en el campo y es el mejor horario. Incluso cuando hablamos está volviendo de dar fardo a las vacas.

El trabajo de campo le gusta mucho, y desde que era chico andaba acompañando a su padre en los trabajos rurales. En la zona donde vive y trabaja hay mucho tambo, algunas chacras también.

Se dedica a tareas de ganadería y un poco de agricultura. Aunque le gusta más la parte ganadera, también alambra y hace de todo un poco, pero eso sí, “siempre con el caballo. El guasquero y el caballo es como que siempre van juntos”, dice queriendo marcar la diferencia.

-¿Cómo arrancó con el oficio?

-Desde chico, porque a veces venía de la escuela y mi padre que ya trabajaba en esto al verme medio aburrido me ponía a sobar cuero. En realidad, arranqué para zafar de la sobada de cuero (risas). Me ponía a hacer alguna cosa y así zafaba.

Lo primero que hice fueron rebenques y vainas. Tenía como 20 rebenques y 40 vainas, las vainas no eran para ningún cuchillo en especial, las hacía por hacer. A partir de ahí me fue gustando. Mi padre, si bien nunca se dedicó al 100% al oficio, trabajaba para afuera, siempre le gustó, siempre alguien algo le encargaba y hacía un trabajo fuerte y rústico. Fue fácil para mí en el inicio involucrarme. Además, hace unos años atrás se andaba más a caballo y eso hacía que siempre hubiese trabajo. A partir de ahí me fui perfeccionando un poco más, empecé a hacer riendas y cabezadas y ya cuando empecé a cobrar alguno de mis trabajos más me empezó a gustar (risas).

-¿Cuál fue el primer trabajo aparte de los rebenques y las vainas que vendiste?

-Lo primero que vendí fue una grupa. En realidad, la hice para mí. Me juntaba siempre con amigos y la diversión era jinetear unos terneros del tambo y jugando fue que hice una grupa, me quedó muy bien y ahí fue que me la quisieron comprar. Cuando la vendí, hice otra que me quedó mejor todavía, fue forrada de cuero de oveja y quedó muy linda. Monté un par de veces en las criollas usando mis grupas cuando era más chico, pero después de un tiempo me di cuenta que, en vez de jinetear, era mejor ponerme a hacer grupas para que se golpee el resto (risas). Lo que me gusta mucho es tirar el lazo.

-¿Lazo has hecho alguno?

-Una vez, con 13 años, fue el único que hice porque da mucho trabajo. Los que uso son todos comprados como dice el refrán, “en casa de herrero cuchillo de palo” (risas). Mi padre sí ha hecho varios lazos, tiene más paciencia y le gusta trenzar. Lo difícil que tiene el lazo es la trenza, si bien sé hacer muchas trenzas es difícil que me queden bien porque ya las hago medio sin ganas (risas).

-¿Primer concurso de guasqueros?

-Sí. Es la primera vez en mi vida que voy a un concurso. Me motiva mucho que esté lleno de compañeros, de conocidos, tengo amigos que ya han participado en ediciones anteriores y fueron ellos que me impulsaron y me dijeron que tenía que estar este año. Agarré un poco más de coraje y finalmente me decidí. Ya hace como dos o tres años que tengo ganas de estar, pero no tenía tiempo, este año decidí en marzo que iba a ir y el tiempo me lo hice. No es fácil en este rubro en el cual la gente te encarga algo y lo quiere ya, pero entre encargo y encargo me voy haciendo tiempo para hacer cosas que voy a llevar al Prado.

Lucas Boggio: Futuro Agrónomo, siempre guasquero

Lucas Boggio tiene 18 años y nació en la ciudad de Tacuarembó.

Lucas Boggio. 18 años. Nacido en la ciudad de Tacuarembó.

Cuenta que se crió en la vuelta de la ciudad, pero siempre yendo para campaña a visitar a su familia que vive allá. “Al ser cerquita me crié yendo y viniendo. El campo desde chico me gusta mucho. Me crié entre gente de campo y es inevitable que de a poco uno le vaya agarrando el gusto”, agrega Lucas.

Su madre trabaja de auxiliar administrativa en INIA y su padre es albañil. Hereda el gusto por el oficio de su abuelo.

-¿Cómo nace esto de la guasquería?

-Mi abuelo trabajó toda la vida en el campo y se lucía en el trabajo en cuero. Yo convivía mucho con él y entre cueros y el trabajo con animales fue que me picó la curiosidad. Él no vivía de esto, lo hacía para sí mismo, cuando se le rompía alguna herramienta de trabajo él mismo quien la reparaba. A veces me contaba que arreglaba cosas para otros colegas. El me ayudó un poco en sus inicios. Luego me anoté en clases de guasquería en Tacuarembó que daba Marcos Rodríguez cuando tenía 13 o 14 años, no duré mucho (risas), fui solamente a una clase, ese día aprendí la costura porteña, la costura en cadena y me dio unas tiritas de cuero y unos tientos. A partir de ahí me largué solo. Así que se podría decir que el oficio se lo debo a él y a mi abuelo.

-¿Cuánto tiempo te llevó desde esos inicios a realizar un trabajo con el que quedaste contento y conforme?

-Creo que para uno decir soy bueno en algo, tiene que haber atrás horas de trabajo. En mi caso fueron años. Fue importante que desde el principio sabía que estaba haciendo algo que me gustaba. Me armé un tallercito en mi casa, le robé el galponcito a mi abuelo y me lo armé ahí. Al principio convivamos en ese espacio con mi abuelo, pero, no habrá pasado más de una semana y ya era todo taller y todo mío (risas).

-¿Te acordás cuál fue la primera pieza que hiciste?

-Arranqué haciendo algún llaverito, algún posa mate, pero la primer pieza que vendí fue una matera. Hice una, me quedó preciosa y salió buena, desde ahí fui perfeccionándola un poco más. También hice una cabezada, eso me llevo más tiempo perfeccionarla hasta lograr lo que yo quería. Es gracioso, pero no tengo nada hecho por mí, lo único que tengo es un cabresto que quedó porque ya lo hice pensando que era para mí, si no se iba también (risas).

-¿Dónde estás viviendo ahora?

-Ahora estoy viviendo en Salto. Estoy estudiando primer año de Agronomía. Antes de entrar en Facultad hice la Escuela Agraria en Minas de Corrales primero y terminé en la Escuela Agraria de Tacuarembó. Además, estoy trabajando. Me gustaría poder dedicarme solamente al estudio, sobre todo cuando llegan los exámenes. Ahí vamos, un poco de estudio y otro poco de trabajo para poder mantenerme yo solo y no tener que pedirle plata los viejos. Lo lindo que tiene es que de vez en cuando ellos me ayudan, otras veces yo los ayudo a ellos y ahí la vamos llevando.

-¿Te ves de Ingeniero Agrónomo o de Guasquero?

-La mira está puesta en ser Ingeniero Agrónomo - Guasquero (risas). La guasquería no la vamos a dejar para atrás porque es una cosa que me ayudó a levantarme en lo laboral. Acá en Salto se mueve el trabajo y de a poco, con el boca a boca, uno se va haciendo más conocido. Tengo la ilusión de poder poner un “localcito” con mi novia acá en Salto para poder hacer más conocido y accesible nuestro trabajo. Ella estudia y trabaja a la par mía, le gusta la guasquería, es metedora. Arrancamos juntos y hasta ahora no le aflojamos y ojalá podamos seguir tirando los dos a la par como hasta ahora.

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