Publicidad

Una larga y lenta cosecha

El diluvio otoñal complica la producción en varios planos, desde las chacras hasta los recibos de grano. Se ha hecho especialmente larga la cosecha de soja, con costos agregados que debe absorber la producción

Nicolás Lussich.jpeg

Los últimos días de sol y frío han permitido retomar las actividades en la agricultura, que estuvo en vilo por varias semanas por lluvias que no paraban. La cosecha de soja ha sido la más afectada: los ciclos del cultivo ya venían atrasados por siembras tardías, y las lluvias otoñales alargaron más los plazos, con la consecuente y natural preocupación por parte de productores y técnicos. En algunas zonas el trabajo se viene sobrellevando -en general- de manera razonable, caso del litoral sur y centro. Pero en otras zonas, como en ciertas áreas del litoral norte, la zona centro y el este, el trabajo se ha hecho particularmente difícil.

La situación es muy despareja, con establecimientos que están ya cerca de culminar la cosecha pero muchos otros que no alcanzan el 50%. Casi la totalidad de la soja se está cosechando con niveles de humedad altos, con promedios de 18 a 20%, lo que suma costos de secado. Se estima que por este concepto se agregan unos 30 US$/ton de costo, por lo que -medido por hectárea- hay que agregar un aumento de costos de 45 hasta 100 US$/ha esta zafra (la energía no es barata en Uruguay). Los recibos y secaderos están trabajando a full, pero no está siendo sencilla la logística de cosecha.

Los problemas de calidad de grano están también a la orden del día por la humedad, si bien muchos productores señalan que la situación no es tan grave como se temía. Se ha perdido grano por caída y hay grano afectado por alta humedad, con casos de pregerminado y prebrotado, pero no se percibe que haya daños generalizados, aunque también en este caso hay diferencias según zonas y productores.

Las dificultades también llegan por la falta de piso para las máquinas y camiones. Muchos productores enfrentan el dilema de entrar cuanto antes a costa de romper mucho el piso, o esperar -con nervios de acero- a que las condiciones climáticas mejoren y se habilite una situación más adecuada para las tareas. Es lo que han hecho algunos esta semana, lo que permite proteger más el suelo y bajar el costo por secado. Pero se arriesga a que vuelva la lluvia y todo quede postergado otra vez.

En cualquier caso, las chacras han quedado bastante maltrechas. La mayoría de la agricultura en Uruguay se hace en siembra directa, sin arar la tierra, lo que es una ventaja para estas situaciones. Aún así, ha sido tanto lo que ha llovido que de todas maneras quedan las huellas marcadas y los suelos desparejos. Más complicada aún es la situación en aquellos casos en que se optó por mover la tierra, para descompactar o por otras razones. Allí las máquinas y camiones se hunden más y el trabajo es más exigente.

Con los suelos muy húmedos, los camiones no pueden ir campo adentro como en situaciones más normales, por lo que se alarga el ida y vuelta de las tolvas, para cargar el camión donde pueda hacer piso. Todo este difícil trasiego de máquinas y camiones por las chacras también aumenta los costos de combustible, porque -además- las máquinas y camiones andan más forzadas. Más todavía cuando hay que sacar máquinas atoradas u otros contratiempos. Con todo esto, el costo de gasoil sube entre 50 a 70% respecto a una situación normal, según estimaciones preliminares.

El gasoil -según el último ajuste- está en 1,40 US$/l, una baja de unos 7 centavos (4%) respecto al año pasado. Los productores tienen algunos mecanismos impositivos de descuento y también hay precios más ventajosos que el mencionado, si se hacen compras de gran volumen (como ocurre frecuentemente en el sector forestal y en la agricultura). El nuevo sistema de fijación de precio por paridad de importación otorga transparencia al mercado, después de un arranque difícil. La baja reciente en el gasoil, con suba simultánea de la nafta (gráfica) responde básicamente a lo que ocurre a nivel internacional.

En cualquier caso, el combustible en Uruguay sigue estando caro en la comparación internacional. ANCAP busca mejorar su eficiencia, tanto como permite su pequeña escala; pero también incide la carga tributaria. En la discusión política vuelve a instalarse la posibilidad de desmonopolizar la importación de combustibles, pero de quitar impuestos (en especial en nafta) se habla menos.

A pesar de todas las dificultades, los rendimientos son buenos. Promedios de sojas de primera de entre 2.000 y 2.500 kg/ha en el centro, y en torno a 3.000 kg/ha en el litoral, con picos más altos. Las segundas van mostrando promedios de 1.500 y 2.000 kg/ha. Son rangos orientativos, que se acercan bastante al promedio histórico (siempre volúmenes de grano sano, seco y limpio), aunque aún estamos lejos de poder hacer estimaciones generales para la cosecha nacional.

Si bien la mayor parte del área agrícola está en el litoral, seguida por la zona centro y norte, no hay que olvidar lo que sucede en el este. Además del arroz (que aún tiene un remanente por cosechar), hay allí un área de soja que, en muchos casos, se estaba cosechando con agua libre sobre el suelo. Aún en estas circunstancias extremas, se están sacando kilos con calidad razonable.

Consecuencias sobre las siembras. Toda esta complicación está retrasando también las siembras de cultivo de invierno, que ya arrancaron pero con dificultades. Preocupa especialmente el área de colza, pues las fechas de siembra para las variedades invernales ya están pasando y se “cierra” la ventana de tiempo para instalar el cultivo. Algunos productores han optado por sembrar al voleo, aunque no es lo ideal (menos en chacras desparejas). Muchos productores también señalan que puede haber problemas para concretar áreas de trigo, en especial de cultivares que requieren siembras tempranas.

Si bien la capacidad de tarea de las maquinarias es alta, con muchas cosechadoras y sembradoras de gran escala trabajadas por empresas de servicios, el clima se ha puesto muy difícil y tiene consecuencias. Los sobre costos también achican los márgenes, aunque los precios han mejorado en las últimas semanas; buenas noticias en medio de la preocupación por las cosechas y siembras.

Cosecha

Precios al alza. El precio de la soja ha tenido un interesante avance en estos últimos días, ante una demanda global más activa y los resquemores por la afectación climática de las cosechas en América del Sur (en especial en Argentina). Pero tal vez lo más destacado de las últimas semanas viene por el lado del trigo.

Las últimas proyecciones globales del Departamento de Agricultura de EEUU (USDA, su sigla en inglés) muestran una nueva caída en la relación stock/consumo, que quedó por debajo de 32% (gráfica). Es un mínimo de los últimos 10 años y se debe a una menor proyección de cosecha en el hemisferio norte, especialmente en Rusia (por sequía) a lo que se agregan también recortes en las estimaciones en el oeste europeo (por lluvias). De esta manera el trigo en Chicago tuvo un importante aumento en las últimas semanas, lo que también se trasladó al precio FOB regional (gráfica). En el mercado local el precio ha tenido un interesante aumento, con ofertas por el trigo de la próxima cosecha que alcanzan 220 US$/ton.

Más atractivo luce aún el escenario para la cebada, con la referencia de precio (trigo Chicago diciembre) en 256 US$/ton. Si bien en los últimos días el precio se ha moderado, el aumento es de casi 20% en el último mes.

Así las cosas, puede estimarse que los márgenes promedio serán aceptables este año, si bien -seguramente- todavía no serían suficientes para bajar fuerte el endeudamiento, que ha subido luego del golpe de la seca pasada. Los precios van y vienen, pero la agricultura no puede parar.

Publicidad

Publicidad