Los precios de las categorías de invernada en los remates de las tres principales pantallas del país (Plaza rural, Pantalla Uruguay y Lote 21) tocaron el piso del año en setiembre y desde entonces han logrado una recuperación que se sostiene en las excelentes condiciones forrajeras y en la mejora observada en los precios de los animales a faena.
No sucede lo mismo con los precios de terneros y terneras, los que se han mantenido en niveles similares a los de principios de la primavera. En el caso de los machos, el precio medio más alto en el promedio de las tres pantallas se alcanzó en julio, de US$ 2,58 el kilo, y desde entonces sufrió una caída hasta un piso de US$ 2,10 en noviembre. En los primeros remates por pantalla de diciembre logró una recuperación de 6 centavos a US$ 2,16.
Las condiciones forrajeras en las que se está llegando a fin de año son la antítesis de lo que sucedía el año pasado, cuando ya se estaba entrando en la peor sequía de las últimas décadas y, además, se venía de las dos anteriores primaveras también con déficit hídrico. Los campos del país ahora están “regados”, con lluvias que se suceden con volúmenes significativos y con una frecuencia prácticamente semanal. Como siempre se dice, en el campo hay pocas cosas más inflacionarias que el pasto, aunque algunos operadores señalan cierto cambio de actitud de la demanda, que luego de los “golpes” del último año se muestra más cautelosa al momento de participar en el mercado para la compra de la reposición.
Además, la recuperación del precio de los animales a faena también favorece a la tendencia al alza de las cotizaciones de las categorías de invernada. Aunque los precios del gordo en setiembre no eran muy distintos a los actuales, la tendencia era fuertemente bajista, en tanto que ahora sucede lo contrario. Además, desde la industria empezaron a dar señales a los corrales de engorde para aumentar los encierros, lo cual genera una demanda adicional que no estaba un par de meses atrás. El novillo cuota, de acuerdo con las referencias de ACG, no llegaba a US$ 1,70 en setiembre, en tanto que en la segunda semana de diciembre los negocios se realizaban a US$ 1,75-1,80 el kilo.
Los frigoríficos, ante la posible reducción de la oferta de animales a faena el año próximo, intentan asegurarle condiciones de negocio a los corrales de engorde de manera de acelerar la terminación de animales jóvenes, sean novillos o vaquillonas. El próximo entore, teniendo en cuenta las condiciones forrajeras actuales, la proporción de vacas falladas y que se transitará por un verano “Niño” (lluvias por encima de lo usual), seguramente logrará una tasa de preñez significativamente más alta que la del año pasado, por lo que la cantidad de vacas de invernada será menor. Además, la cantidad de novillos formados es y seguirá siendo baja (menos de 400 mil novillos de más de 3 años), por lo que la única posibilidad para mantener una oferta fluida es acelerando la terminación de categorías jóvenes, sea en corrales como en pasturas altamente productivas.
En el caso de las categorías de cría la tendencia es similar, con una recuperación de 16% para las piezas de cría y de 19% las vaquillonas de 1-2 años, siempre comparando el valor medio de setiembre con el resultado de los primeros remates de diciembre. Al igual que en el caso de los machos, las terneras aumentaron en proporciones inferiores.
Mirando hacia adelante, los primeros meses de 2024 seguramente sean con un mercado de la reposición relativamente firme. Parece bastante claro que las condiciones forrajeras serán favorables durante el verano, por lo que esa variable estará jugando a favor de precios sostenidos. La pata más floja es el mercado del gordo, pero las señales están indicando que los pisos ya habrían quedado atrás. Aunque no está dentro de las probabilidades más altas una recuperación significativa, tampoco se esperan caídas de precios. Y en el caso de los terneros, jugará a favor el hecho de que la generación 2023 es relativamente chica, probablemente en el eje de los 2,5 millones de cabezas, a lo que hay que agregarle una expectativa de demanda sostenida de la exportación en pie. Por lo tanto, la relación de reposición, aunque seguramente se ubique por debajo de los picos históricos del corriente, se mantendrá en niveles relativamente elevados, en el eje de 1,30-1,35 para el cociente entre el precio del kilo de ternero y el del novillo gordo.