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El futuro que se esconde detrás de los precios de los granos

Más allá de la tormenta geopolítica...

Federico Morixe.jpeg

El sector agrícola se encuentra en una coyuntura crítica. La era de precios excepcionalmente altos para los granos, impulsada por eventos como la guerra en Ucrania (que comenzó en 2014 con la anexión de Crimea y se intensificó en 2022 con la invasión a gran escala) y el aumento de la demanda china, parecería estar llegando a su fin por las grandes producciones. Nos encontramos en la antesala de una “nueva normalidad” caracterizada por precios más bajos y márgenes de ganancia reducidos. Este cambio, aunado a la incertidumbre en las políticas comerciales internacionales y las fluctuaciones del mercado global, exige a los agricultores una adaptación estratégica profunda para asegurar la rentabilidad y sostenibilidad de sus operaciones.

Recordando las fluctuaciones del pasado:

Para comprender la magnitud del desafío, es útil recordar episodios de volatilidad pasados. En 2014, tras la invasión rusa de Crimea, el dólar se fortaleció, el petróleo WTI se desplomó de 104 a 50 dólares por barril, y con buenas cosechas en Estados Unidos y Sudamérica, los precios de los granos cayeron significativamente: la soja de 550 a 333 dólares por tonelada, el maíz de 200 a 125 dólares por tonelada y el trigo de 270 a 170 dólares por tonelada. Este ejemplo ilustra cómo eventos geopolíticos y la dinámica de la oferta y la demanda pueden impactar drásticamente los precios agrícolas.

Los desafíos actuales.

La disminución en los precios de granos clave como el maíz y la soja afecta directamente los ingresos de los agricultores. Además, persisten los altos costos de insumos como semillas y fertilizantes, a lo que se suma el mantenimiento de altas rentas de arrendamiento. En este contexto, la planificación financiera meticulosa se vuelve no solo recomendable, sino esencial.

Estrategias para afrontar la nueva realidad:

Análisis exhaustivo de costos: Identificar y reducir gastos innecesarios en todas las etapas del proceso productivo. Esto puede incluir la negociación de mejores precios con proveedores de insumos, la optimización del uso de recursos como agua y energía mediante la implementación de tecnologías de riego eficientes y la adopción de prácticas de agricultura de conservación.

Evaluación precisa de la rentabilidad: Determinar con precisión el costo de producción de cada cultivo. Establecer precios de venta que garanticen la rentabilidad a largo plazo, considerando no solo los costos directos, sino también los indirectos y la depreciación de la maquinaria.

Estrategias comerciales sofisticadas: No limitarse a la venta a granel de la producción así nomás. Profundizar en el estudio de la calidad del grano, las bases locales, regionales, y los precios de referencia en los mercados internacionales como el de Chicago.

La importancia de la gestión de riesgos:

Ante la volatilidad inherente al mercado agrícola, herramientas como los contratos de futuros y opciones en mercados como el CME Group permiten a los agricultores protegerse contra fluctuaciones inesperadas en los precios. Estos contratos ofrecen la posibilidad de fijar un precio de venta futuro para una determinada cantidad de grano, minimizando el riesgo de pérdidas ante una eventual caída del mercado. Es fundamental comprender el funcionamiento de estos instrumentos y utilizarlos de manera estratégica. No solo por parte del agricultor, sino también en toda la cadena, ya que todos están pendientes de las ventas del agricultor para pagar las cuentas. Incluyendo también a las instituciones financieras que tienen un debe muy grande en la materia.

El rol de China en el mercado global:

China, como principal importador de soja a nivel mundial, juega un papel crucial en la dinámica del mercado. Sus decisiones de compra, influenciadas por factores políticos como el nuevo presidente de EEUU y económicos internos, generan un efecto dominó en los precios internacionales. La reciente estrategia de diversificación de compras entre Estados Unidos y Brasil, motivada por la incertidumbre sobre las políticas comerciales y arancelarias, añade un elemento de complejidad al panorama. Es crucial monitorear de cerca las políticas y tendencias del mercado chino para anticipar posibles impactos en los precios.

Factores adicionales que influyen en el éxito:

Si bien una estrategia de comercialización eficiente es fundamental, otros factores también inciden en el éxito de las operaciones agrícolas:

Tasas de interés: Las políticas monetarias de la Reserva Federal de Estados Unidos impactan en las decisiones de financiamiento y comercialización a nivel global. Es importante mantenerse informado sobre las tendencias macroeconómicas y sus posibles efectos en las tasas de interés, el acceso al crédito y la inflación.

Innovación tecnológica: La agricultura de precisión, el uso de datos y la implementación de tecnologías que optimicen la producción permiten aumentar la eficiencia, reducir costos y mejorar la sostenibilidad. Ejemplos incluyen sistemas de riego inteligentes que utilizan sensores para monitorear la humedad del suelo, el monitoreo de cultivos con imágenes satelitales y drones para detectar problemas de forma temprana, el análisis de suelos con sensores para optimizar la aplicación de fertilizantes, y plataformas de gestión agrícola que integran toda la información relevante para la toma de decisiones.

Seguros Agrícolas: Los seguros agrícolas son una herramienta esencial para la gestión de riesgos, pero es necesario mejorar su diseño e implementación. Se deben buscar soluciones que protejan a los agricultores de eventos climáticos adversos y otras contingencias, al tiempo que sean financieramente sostenibles para las aseguradoras. La colaboración con investigadores y expertos en el desarrollo de nuevos productos y modelos de seguros es crucial.

Fortalezas del sector y perspectivas a futuro:

A pesar de los desafíos, el sector agrícola cuenta con fortalezas para afrontar esta nueva etapa. Muchos agricultores mantienen una sólida posición financiera, gracias a la buena gestión, a los años de altos precios y previsibilidad de precios. Sin embargo, es importante reconocer que otros enfrentan altos niveles de endeudamiento y necesitan estrategias para reestructurar sus finanzas. La capacidad de adaptación e innovación que caracteriza al sector, junto con la inversión en tecnología y la búsqueda de nuevas oportunidades, serán fundamentales para sortear las dificultades y construir un futuro próspero.

El actual escenario exige a los agricultores una visión estratégica integral que contemple la gestión financiera, la comercialización, la gestión de riesgos, la innovación tecnológica y la sostenibilidad. Aquellos que logren implementar estrategias eficientes, diversificar sus operaciones, aprovechar las nuevas tecnologías y adaptarse a las nuevas condiciones del mercado estarán mejor posicionados para capear el temporal y alcanzar el éxito en el largo plazo.

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