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Avances y retrocesos. Agricultura, ganadería y lechería atraviesan un muy buen momento productivo.

Las proyecciones son positivas, aunque hay luces amarillas con ganas de prenderse, por el lado de los costos.

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Fue una semana intensa en varios planos. Por un lado, una cosecha de soja que avanza a todo ritmo, sorprendiendo a propios y ajenos por los excelentes rendimientos, acompañada de buen clima para el trabajo de las cosechadoras. Ya son numerosos los informes que muestran rendimientos récord en zonas muy importantes del área sojera del país. A esto se suma una excelente producción también en el caso del maíz y del arroz.

La semana pasada estimamos que la producción total de la zafra agrícola 24/25 podría alcanzar 10 millones de toneladas. Hoy es casi una certeza, en particular porque el rendimiento promedio de soja se acercará a 3.000 kg/ha, lo que sería un récord histórico desde que el cultivo se ubica como el principal del país.

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Es un notable desempeño con repercusiones positivas para los productores y trabajadores de la cadena agrícola, y también para la economía en general, necesitada de un empuje que aumente la tasa de crecimiento. En este plano la agricultura está haciendo un aporte destacado. Y a pesar de que los precios no son los mejores, los excelentes rendimientos mejorarán las cuentas de las empresas agrícolas, que vienen saliendo -en muchos casos- con dificultades del duro impacto de la sequía del 2023. Esta cosecha va a ayudar a ir superando aquel trance y posibilitará reducir pasivos y renovar crédito.

Dados los volúmenes de cosecha superiores a los previstos, hay una creciente preocupación por los aspectos logísticos. Dada la demora en la fijación de negocios, por la lógica aspiración de los productores a tener precios mejores, se ha dado una demora en la concreción de embarques y la cantidad de buques consignados es bastante menor que en otras zafras a la misma fecha. Esto genera el riesgo de embudos logísticos para lo que habrá que echar mano a más silobolsas y agudizar el ingenio para administrar los depósitos, para gestionar la gran producción de la mejor manera y finalmente exportar la soja a los destinos finales.

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En el caso del maíz se está dando la feliz coincidencia de una gran producción con una excelente demanda de la ganadería vacuna y de la lechería, que atraviesan un muy buen momento de mercados y precios. Además, ya aparecen los primeros fríos intensos y seguramente esa demanda se reafirme hacia la entrada del invierno.

El buen momento de la ganadería y la lechería se refleja con claridad en las cifras de exportación que divulgó esta semana el Instituto Uruguay XXI, en las cuales se observa que la carne bovina ha vuelto a liderar el ranking por producto con un monto de exportaciones que supera los US$ 830 millones en el primer cuatrimestre, un aumento del 27% respecto al año pasado. Supera así a la celulosa, que retrocede un 5% principalmente por el ajuste a la baja en los precios internacionales. En tercer lugar aparece la exportación de productos lácteos, que ya en el primer cuatrimestre supera los US$ 270 millones, casi 20% por encima de lo registrado en el mismo periodo del año pasado. La situación de la producción lechera en los tambos es muy buena, una suerte de “revancha” después de los complicados años 2023 y 2024, con sequía y diluvios, que causaron serios perjuicios. Para quienes siguen las noticias día a día, esto puede llamar la atención porque coincide con dificultades en algunas industrias lácteas de mediano o pequeño porte. Pero esto no es contradictorio y expresa -como se ha reiterado- las dificultades para articular negocios agroindustriales competitivos, en los cuales el costo local es definitorio, Incluyendo los propios costos laborales.

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Ojalá pueda resolverse la situación de dichas plantas, aunque tienen pronóstico reservado, en especial por situaciones financieras difíciles de sostener. En cambio, las grandes empresas del sector tienen otras capacidades para superar los duros escollos de competitividad que imponen los costos locales, y con escala y desarrollo comercial logran avanzar, aunque no sin dificultades. Es el caso de Conaprole, Estancias del Lago y Alimentos Fray Bentos. Algo similar sucede en la industria frigorífica. Las empresas agroindustriales de mediano porte deberían ser parte esencial de la malla productiva del país, pero con costos no competitivos y relaciones laborales que juegan en contra, no hay quien pueda. Y a propósito de esto, vuelve a emerger una discusión que parecía superada en el mercado de combustibles.

Otra vez ANCAP.

En los últimos años, la implementación del mecanismo de ajuste en el precio de los combustibles basado en la paridad de importación dio al sector transparencia y garantías de un proceso más sano de formación de precios; esto benefició a la propia ANCAP, que se encaminó en un proceso de mejoras para una mayor eficiencia. Al sector productivo y los consumidores, le dio ciertas garantías de que -si bien se mantuvo el monopolio- el precio seguía con bastante fidelidad el precio internacional, incorporando criterio de mercado para este costo tan importante (una política “a la uruguaya”, de pura cepa: no abro el mercado, pero intento acercarme).

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Sin embargo, la nueva administración tiene otras ideas y así lo ha explicitado la propia ministra de Industria, Fernanda Cardona. En reciente conferencia de prensa, la ministra acompañó al Presidente Yamandú Orsi, quien divulgó los números de ANCAP del año 2024, con una pérdida de US$ 118 millones. La pérdida era esperable (a setiembre eran más de US$ 70 millones) y se explica por la detención de la refinería. La parada de mantenimiento era necesaria, pero a ella se sumó un extenso paro impulsado por el sindicato (Fancap) que aumentó las pérdidas del ente. Pero la empresa está sólida, con un patrimonio que se ha recompuesto después de la crisis de la administración Sendic.

Por eso, llama la atención la frase del Presidente señalando, luego de mencionar las cifras, que ANCAP necesita un “cambio de gestión”. Esto merecería más detalle. La propia ministra Cardona ha señalado que la paridad de importación seguirá como referencia pero se incluirán otras cosas para “equilibrar la canasta energética”. ¿Qué implica esto exactamente, para productores y consumidores? No se ha explicado públicamente y la comparecencia parlamentaria del viernes tampoco aportó precisiones. Se han generado incertidumbre y dudas.

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Si se pretende que la economía tenga un desempeño mejor en términos de crecimiento -objetivo explícito del equipo económico- es precisamente este tipo de cosas que hay que evitar, y apuntar a una formación de precios más competitiva que permita que los recursos humanos y productivos del país articulen mejor y desarrollen los negocios con mayor valor agregado. No es lo que se está dando: en la gráfica adjunta se observa cómo el precio del gasoil se aleja de la paridad de importación.

Esta semana, como todos los años por estas fechas, se celebraron el Día del Trabajador Rural y el Día de los Trabajadores. El empleo en Uruguay ha crecido notoriamente en los últimos años, aunque hay sectores con dificultades. En el caso del agro, luego de la fuerte caída de empleo entre 2015 y 2019 (por causas económicas de esos años y también por tendencias de fondo), el empleo se mantuvo más estable en los últimos años hasta hoy (gráfica). Pretender una recuperación fuerte del empleo en el sector puede ser anacrónico por los procesos de automatización, escala y el gran aumento de productividad (que permite retribuir hoy mucho mejor a los trabajadores del campo). Aún reconociendo esto, es posible generar mejores condiciones para recuperar y sumar empleo, tanto a nivel de campo como de agroindustrias. Las señales desde ANCAP van en sentido contrario.

La vaquillona se consolida como protagonista del mercado interno, impulsada por la escasez de novillos, los buenos precios a faena y la preferencia del consumidor por cortes más livianos y tiernos. La demanda creciente desde carnicerías y corrales de engorde llevó a un aumento del 20% en su faena en lo que va del año, una tendencia que podría sostenerse si se mantienen los estímulos actuales

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