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Hay que tratar a la tierra como un capital natural preciado y limitado a restaurar

Hoy es el Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía en el mundo

El 45% de las tierras de cultivo de América del Sur están degradadas.
Nadya Gonz�lez

Cada 17 de junio la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación celebra el Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía, como un mecanismo para sensibilizar a la opinión pública sobre este tema, demostrar que existen soluciones y herramientas para combatir la sequía grave o desertificación, y hacer un llamamiento a toda la comunidad mundial para que tratemos la tierra como un capital natural preciado y limitado que debemos restaurar. 

Este año, el tema del Día Internacional contra la Desertificación, "Superando juntos las sequías", hace especial hincapié en la acción temprana para evitar consecuencias desastrosas para la humanidad y los ecosistemas planetarios.

La desertificación es la degradación de la tierra causada fundamentalmente por las variaciones climáticas y la actividad humana, como consecuencia de la sobre explotación y uso inadecuado de la tierra; la deforestación; el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego.

La desertificación y la sequía afectan negativamente a la productividad del suelo, aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero y disminuye la biodiversidad, incrementando la vulnerabilidad ante fenómenos climáticos extremos, como las sequías.

Las sequías se encuentran entre las mayores amenazas para el desarrollo sostenible, especialmente en los países en desarrollo. De hecho, las previsiones estiman que para 2050 las sequías afecten a más de las tres cuartas partes de la población mundial.

El número y la duración de las sequías han aumentado un 29% desde 2000 y, al día de hoy, hay más de 2300 millones de personas que sufren problemas a causa de la escasez de agua.

América Latina y el Caribe alberga el 34% del total de agua dulce disponible en el mundo y, sin embargo, todas las subregiones sufren escasez de agua.

Aproximadamente el 45% de las tierras de cultivo en América del Sur y el 74 % en Mesoamérica están degradadas, lo que pone en peligro la productividad agrícola.

Se calcula que la degradación de la tierra equivale a pérdidas económicas de 1 300 millones de USD al día en el mundo, incluyendo los recursos naturales agua, suelo y biodiversidad.

Los suelos sanos con un alto contenido de materia orgánica pueden retener unas 20 veces su peso en agua, algo fundamental para mantener la producción de alimentos y, al mismo tiempo, mejorar la resistencia a las inundaciones y sequías.

Se estima que el uso eficiente del agua, la reducción del uso de plaguicidas y la mejora de la salud del suelo pueden llevar a un aumento medio del rendimiento de los cultivos de 79%.

Cooperación. La FAO, en América Latina y el Caribe, ha venido cooperando de forma regional en la gestión climática de los ecosistemas agrícolas con énfasis en agua y suelo, con la finalidad de implementar las Directrices Voluntarias para la Gestión Sostenible de los Suelos y en la identificación de prácticas de manejo sostenibles de suelos y aguas.

Por otro lado, y en conjunto con la Alianza Mundial por el Suelo, se han incrementado las capacidades para aplicar las Directrices Voluntarias y se ha preparado un protocolo para la evaluación de la Gestión Sostenible del Suelo, y otras herramientas pertinentes en apoyo para la Agenda 2030.

También, la FAO realizó recomendaciones y políticas sobre gobernanza del agua y en la gestión de financiamiento climático y ambiental.

A diferencia de otros desastres naturales, las consecuencias de las sequías pueden prevalecer por varios años.

En ese sentido es necesario esbozar líneas de acción y de política para conducir una gestión apropiada del agua y del suelo, pero también para trabajar en la restauración de los bosques y paisajes productivos como generadores de servicios ecosistémicos para la agricultura, incluyendo al agua como uno de estos servicios.

Ningún país es inmune a la sequía. Cada uno de nosotros tenemos una función que cumplir porque el futuro y la sequía es un tema que nos afecta a todos.

Columna de opinión de Ana Posas, de la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

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