Federico Delgue, ingeniero agrónomo y director de la inmobiliaria rural Los Cardinales, participó de una entrevista en el programa Valor Agregado Norte, donde analizó el momento actual del mercado de tierras en Uruguay. A lo largo de la conversación, abordó las particularidades del negocio rural y explicó por qué la tierra continúa siendo, a su entender, una inversión segura y estratégica, especialmente en tiempos marcados por la incertidumbre global.
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“Estamos en un momento de inestabilidad internacional muy importante. Hay una enorme carga de incertidumbre que dificulta hacer proyecciones con certeza”, señaló al inicio.
Se refirió puntualmente al contexto político y económico de Estados Unidos, marcando el impacto que tienen las decisiones del presidente Donald Trump. “Estamos viendo una película en vivo que vale la pena tomarle apuntes. Las decisiones agresivas de Trump están generando una guerra comercial significativa”, advirtió.
Delgue afirmó que estas tensiones globales están impulsando a los grandes capitales a buscar destinos seguros para sus inversiones, y que Uruguay aparece en ese mapa como una de las plazas más atractivas. “Por la estabilidad jurídica, porque somos un país tranquilo y porque acá las leyes se cumplen, la tierra uruguaya se convierte en un activo deseado”, explicó.
Consultado sobre cuánto influye esa seguridad jurídica al momento de decidir una inversión, respondió sin titubeos: “Pesa muchísimo. Es una fortaleza clave. Además, tenemos agua, tierra fértil y un rumbo cada vez más claro en materia de sustentabilidad ambiental. Esa combinación hoy es muy valiosa”.
Delgue sostuvo que el mercado de tierras en Uruguay muestra un dinamismo creciente. “Todos los años surgen nuevas opciones y se están concretando negocios. Quien llega ya viene decidido. Se arma la gira, se visitan los campos, se elige y se compra. Esa es la buena noticia”, indicó.
Sobre la tierra como activo financiero, dijo que, si bien no es analista del sector bancario, desde su rol como asesor en inversiones rurales puede afirmar que “la tierra ofrece seguridad y estabilidad para refugiar capital”.
“Hoy el análisis pasa por decidir si se compra para producir o para arrendar. El extranjero, que no vive acá ni se dedica al agro, generalmente compra y lo arrenda. El retorno anual para quien arrienda ronda el 3%, y para quien produce, el 4%. La diferencia no justifica, en muchos casos, involucrarse directamente en la producción”, explicó.
En esa línea, destacó que el arrendamiento resulta atractivo para los productores locales. “En Uruguay tenemos mucha información confiable: datos del mercado de tierras, costos de producción, precios de la hacienda. Eso permite hacer análisis concretos. Para el arrendatario, el negocio puede ser más rentable porque no paga el valor de la tierra, sino el arrendamiento”, señaló.
Delgue detalló que, en una empresa ganadera promedio, el 75% del valor está en la tierra, el 20% en la hacienda y solo un 5% en capital circulante. “Es un negocio donde la tierra es el gran componente del valor. Por eso es clave analizar la ecuación completa”, agregó.
Respecto a los valores actuales de arrendamiento, precisó que arrendar a 40 kilos de carne equivale a unos 100 dólares por hectárea, mientras que 45 kilos representan entre 115 y 120 dólares. “Hoy arrendar es tan rentable como producir. Y con las barreras sanitarias que existen, como la garrapata en el norte, mucha gente prefiere arrendar y no complicarse”, afirmó.
Al ser consultado por las zonas más demandadas, explicó que el interés se concentra históricamente del Río Negro hacia el sur. “Por temas logísticos y de liquidez, esos campos valen más y se venden más fácil. Pero están apareciendo oportunidades interesantes en el norte y noreste. La diferencia de precios empieza a mover la balanza”, comentó.
En cuanto al financiamiento, sostuvo que “los bancos están muy activos” y que hay empresarios que toman créditos estratégicos. “Financian una parte de la compra y luego, con lo que generan en arrendamiento, pagan el préstamo. A la larga, el campo termina siendo suyo. Es una visión inteligente del negocio”, explicó.
Con firmeza, concluyó: “La tierra sigue siendo una de las inversiones más sólidas y seguras. En un mundo volátil, Uruguay ofrece certezas. Y eso vale”.