Uruguay está llamado a tener mayor protagonismo en el mercado mundial del arroz, sea por calidad de producto, por sustentabilidad y por inocuidad, en un mundo donde esos atributos son los que mandan.

En el Día Mundial del Arroz, celebrado ayer, el sector arrocero uruguayo remarcó su compromiso con la seguridad alimentaria sostenible. Se festeja desde 2004, cuando el Organismo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) le pidió a la Asamblea General de la ONU que se celebrara ese día por la importancia que tiene el arroz en la alimentación mundial.

Uruguay ocupa entre el séptimo y octavo exportador mundial del cereal, con una producción de alrededor de 1,5 millones de toneladas y un consumo de entre 11 y 12 kilos que apenas representa el 5% de la producción. En la zafra 2022/23 se plantaron unas 147.000 hectáreas, lográndose rendimientos de 9.400 kilos por hectárea, uno de los más altos del mundo. “Uruguay es un país referente en el comercio mundial del arroz y tiene incidencia en la seguridad alimentaria mundial”, destacó el presidente de la Asociación Cultivadores de Arroz (ACA), Alfredo Lago. “Tenemos una calidad de arroz que nos diferencia en el mundo. No hay ningún país que logra la calidad de arroz de Uruguay. Lo mismo en la inocuidad, por esa sustentabilidad en el cuidado y la interacción en el ambiente”, remarcó.

A su vez, entre otras ventajas, en Uruguay no se produce arroz continuamente como en otras zonas del mundo, especialmente en Asia y eso hace que “la sustentabilidad esté enmarcado en el proceso en sí de producir arroz. Estas características que logramos en el desarrollo del cultivo, nos destacaron históricamente y nos proyectarán en el futuro por esa necesidad que tiene el mundo por lograr un producto sano, inocuo y de calidad como el que produce Uruguay”, recordó el titular de la ACA.

Más allá de lo favorable de los indicadores en cuanto a sustentabilidad, calidad e inocuidad de producto, hay que reforzar en estos aspectos, sostienen los productores. “A través de la interacción con la investigación, con los productores y los molinos, con toda la cadena arrocera integrada, cada vez se puede afinar más esos conceptos para diferenciarse en el mundo y destacarse más”, estimó Lago. “Todos esos cuidados se hacen en base a una ecuación económica propia, porque en Uruguay no hay subsidios, y peleamos con un comercio exterior del cereal que a veces tiene dificultades”, remarcó.

“Estamos convencidos que estamos en el ambiente ideal para producir arroz y hay capacidad para crecer y abastecer esa demanda mayor de alimentos seguros como nuestro arroz. Debemos tener más volumen y más superficie de arroz y eso beneficiará a toda la economía nacional”, dijo Lago.