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Los productores “somos esclavos del sindicato”, en un barco a punto de hundirse

El Presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche, consideró que “somos los esclavos del sindicato. Ellos amenazan con medidas hasta no cumplir con sus reclamos, mientras tanto se pierden millones de dólares que pagamos los productores”. Agregó: “no puedo decir que Conaprole vaya a cerrar mañana o pasado, aunque es claro que los productores están liquidando tambos y cambiando de rubro”. Estimó que son muchos que lo están haciendo “y podría venirse una avalancha si el conflicto se mantiene”. Cabrera Rava sostuvo que “estamos avasallados y algún día vamos a explotar”.

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Wilson Cabrera, presidente de la Asociación de Productores de Leche. Foto: Juan Dellapiazza.

Guillermo Crampet Arbiza.

La lechería en Uruguay está experimentando los desafíos de un barco en el medio del océano. Desde hace algunos años los productores intentan sortear la dura tormenta para encontrar un horizonte de tierra firme. Supo escapar de la crisis de precios del año 2015, pero los conflictos sindicales ponen en riesgo la integridad de la nave y el futuro de muchas familias.

-Teniendo en cuenta estos problemas que los azotan, ¿han pensado en saltar del barco?

-No hay dudas, esa opción está en la cabeza de los productores. Están muy desanimados por la situación que se vive. Venimos quemando los últimos cartuchos, esperando la recuperación y está sucediendo todo lo contrario. Dan ganas de tirar todo, dejar la lechería y dedicarnos a otra cosa.

-¿Cómo ha sido el viaje?

-Primero la crisis del precio de la leche que empezó en 2015 y no ha tenido cambios hasta la fecha. Hubo valores más altos y otros más bajos, sin embargo nunca volvimos a cobrar los US$ 0,45 del 2008. Y segundo el conflicto sindical en Conaprole, que significa la gota que derramó el vaso. El funcionario de la industria láctea es el único que no ha sentido miedo por los golpes de las olas, no las sufrieron en ningún momento. Principalmente los de nuestra cooperativa que reciben los mejores salarios del rubro.

-Dentro de la tripulación, qué escalafón sienten tener los productores: ¿de capitán o marinero de primera línea?

- Hoy nada de eso, somos los esclavos del sindicato. Ellos amenazan con medidas hasta no cumplir con sus reclamos, mientras tanto se pierden millones de dólares que pagamos los productores. De alguna u otra manera el conflicto se va a solucionar pero las pérdidas se deben asumir ordeñando las vacas en los tambos. Espero que en el corto plazo podamos tener una mejor categoría dentro de la tripulación, aunque la vemos complicada a la mano.

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El salario promedio de los 2.000 funcionarios de Conaprole es de $ 53.720 por 6 horas y 50 minutos efectivas de trabajo. Mientras que el 50% de los productores remitentes cobran $ 30.000, con los que deben afrontar su manutención y gastos de los establecimientos. Además el 20% de éstos están con las matrículas en saldo deudor, de acuerdo con datos expresados por los productores lecheros a la opinión pública a fines de junio de 2018.

La Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) presentó una propuesta para los Consejos de Salarios que contempla catorce incisos, sumado otras exigencias relacionadas con la comisión de género del sindicato. Entre las demandas se destaca: mantener el salario real, mejorar el pago por antigüedad ajustado a escalas, una partida por concepto de transporte cuyo valor es de dos boletos diarios por trabajador y el acceso a productos lácteos de forma gratuita, cuatro litros de leche por día y por funcionario.

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-Como presidente del gremio de productores, ¿está preocupado por medidas futuras que se puedan tomar?

-Me preocupa mucho. Mañana lunes hay una reunión entre las partes en el Ministerio de Trabajo (MTSS), el sindicato levanta las medidas y Conaprole no puede innovar en nada. Después se sabrá cómo termina y si termina el conflicto. Pero el mensaje a los directores de la cooperativa es de no ceder.

-¿No ceder en qué sentido?

-Nosotros no planteamos no aumentar el Consejo de Salarios, es más, estuvimos muy cerca de cerrarlo. Pero el sindicato sumó otros requisitos que están por encima de equilibrar el salario para no perder poder adquisitivo. Son cambios que significan mucha plata para la cooperativa. El solo regalarle cuatro litros de leche a cada funcionario es un costo adicional de US$ 2,5 millones.

-¿Los sindicatos son malos para las empresas?

-No, no. Los sindicatos no son malos, los malos son quienes están al frente de los sindicatos. Nosotros mismos somos una gremial de productores, sin embargo queremos que el barco salga adelante y llegue a tierra. Mientras quienes encabezan el sindicato de trabajadores de la industria láctea nos frenan y nos avasallan con reclamos y medidas.

-Y cómo sigue el barco, ¿es posible los propios tripulantes lo hagan hundir?

-Estoy seguro que es así, ellos mismos están haciendo los agujeritos para que se hunda. Y es difícil creer que eso pase, porque lo hacen teniendo las mejores condiciones de salir a flote. Es una situación que amarga y te invita a reflexionar todo de nuevo.

-Con tantos agujeros, ¿podría cerrar Conaprole?

-No puedo decir que Conaprole vaya a cerrar mañana o pasado, aunque es claro que los productores están liquidando tambos y cambiando de rubro, son muchos que lo están haciendo y podría venirse una avalancha si el conflicto se mantiene, y eso afectaría la viabilidad de la empresa. El sindicato es insaciable y estamos cansados de ellos.

-¿Se llegará a la orilla?

-Hoy está pasando que muchos productores abandonaron el barco y no van a llegar. Hay pequeños tambos que no estarían operativos sin Conaprole, pero también los empresarios más grandes están con números en rojo. Estamos avasallados y algún día vamos a explotar.

Guillermo Crampet
Es tesorero de la Agremiación de Tamberos de Canelones y también representa a los productores remitentes en el Instituto Nacional de la Leche. Su vínculo con la lechería inició trabajando en la industria, primero en Conaprole y luego en una cooperativa de Paysandú. Desde hace 31 años lleva adelante su propio tambo en la zona de Aguas Corrientes, donde le ha tocado enfrentar diferentes circunstancias. Lo que sigue es lo principal de una charla con Justino Zavala

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