Publicidad

Detrás del éxito, hay una historia familiar de pasión y entrega

La historia de Gonzalo Del Campo Saravia encarna dedicación y tradición que honra el legado de su abuelo y promete futuro...

La familia Del Campo Saravia, José María, María Elisa, Gonzalo, Manuela y Rodrigo, junto a Mazangano Codiciada”, Una familia testigo de que la clave del éxito radica en la unión y el apoyo mutuo.

Desde los campos de Melo, Cerro Largo, Gonzalo Del Campo Saravia, un joven de 23 años, representa la tercera generación de una familia profundamente arraigada a los caballos. La historia de Gonzalo es un testimonio de dedicación, tradición y amor familiar. A través de cada carrera y cada victoria, Gonzalo honra el legado de su abuelo y continúa la tradición que ha sido una parte integral de su vida. Con un futuro brillante por delante, Gonzalo y su familia seguirán siendo un ejemplo de pasión y compromiso en el mundo ecuestre.

“Somos una familia de campo”, fue de las primeras cosas que me dijo Gonzalo con orgullo, recordando su infancia en Caraguatá, en donde él y sus dos hermanos, Manuela y Rodrigo, crecieron entre las patas de los caballos. Desde temprana edad, aprender a andar a caballo fue tanto una necesidad como una pasión inculcada por su abuelo Gustavo y su padre José María. “Desde que somos chiquitos, los caballos han sido nuestra vida y nuestra principal herramienta de trabajo en el campo”, explicó el joven.

Gonzalo comenzó su trayectoria competitiva a los siete u ocho años en un enduro de 50 kilómetros, una experiencia que marcó el inicio de su amor por las carreras ecuestres. A pesar de no haber clasificado en su primera competencia, la perseverancia y el aprendizaje fueron constantes. “Esa primera carrera fue una lección sobre la importancia de la calma y el control”, reflexionó.

La familia Del Campo Saravia no solo es conocida por su dedicación al campo y los caballos, sino también por sus éxitos en competencias.

En 2019, Gonzalo ganó su primera marcha importante en Melo, una victoria que consolidó su lugar en el mundo ecuestre. “Corrí cuatro marchas y tuve la suerte de ganar dos”, comentó con humildad, destacando el apoyo y la preparación continua que recibió de su familia.

Fue a la escuela rural hasta que la hermana mayor entró al liceo, momento en el cual la familia se tuvo que mudar a la ciudad. Ahora estudia Veterinaria, y va por su cuarto año. Dijo que le va bien porque es estudioso, pero confesó que gran parte de su cabeza la ocupan los caballos. “Me distraen los caballos, siempre estoy pensando en ellos, aunque esté en Montevideo estudiando”, confesó.

No va con mucha frecuencia para su casa, porque tiene seis horas de ómnibus, más otra hora más para llegar hasta el campo, Los Olivos de Caraguatá. A pesar de la distancia, Gonzalo mantiene un fuerte vínculo con su hogar y su familia, quienes siguen siendo una parte integral de su entrenamiento y éxito.

La preparación para cada competencia es un proceso meticuloso que involucra a toda la familia y al personal del establecimiento.

“Es un proceso que comienza desde que el caballo nace, asegurándonos de que se mantenga sano y fuerte hasta el día de la carrera”, expresó.

Esta dedicación es un testimonio de la pasión y el compromiso que la familia Del Campo Saravia mantiene con la tradición ecuestre.

Triunfo. Gonzalo del Campo Saravia con “Mazangano Codiciada” (Ponderado Mazangano x Baraja Mazangano), fue la ganadora en la categoría mayores en la Marcha Funcional de Caballos Criollos “María Iewdiukow”, realizada en Artigas.

El triunfo más reciente de Gonzalo no solo es un logro personal, sino un reflejo del legado familiar.

Puntera mayores.jpg
A todo galope llegó Gonzalo del Campo Saravia, tras recorrer 750 km. en 15 días
Foto: ZAF Fotografías

“Dedico este triunfo a mi abuelo Gustavo, a mi abuela Susel y especialmente a mi tía Anna, que ya no está con nosotros”, contó con emoción.

Confesó que su padre, José María Del Campo Gigena, ha comenzado a dar más independencia a sus hijos en las carreras. “Él nos está largando cada vez más y nos respeta, aunque se moría de ganas de participar”, contó.

El papel del padre en esta familia de jinetes es fundamental, ya que todo lo que sus hijos saben sobre caballos lo han aprendido de él.

“Papá ha pasado su vida arriba de un caballo, y nosotros le debemos todo lo que sabemos”, comentó el joven, reflejando el profundo respeto y gratitud que siente. Aunque los hijos son “adultos”, y en ocasiones tienen opiniones o toman decisiones distintas, su padre sigue siendo una guía invaluable. Hoy en día, él les aconseja y les ofrece su perspectiva, como por ejemplo, sobre el estado y la mejor estrategia para correr la yegua, pero también les da la libertad y la confianza para que tomen sus propias decisiones. Esta combinación de sabiduría paterna y autonomía ha permitido a los jóvenes jinetes desarrollarse y brillar en las competencias.

Mirando hacia el futuro, Gonzalo tiene claro sus objetivos. “Quiero seguir corriendo y ver a mis hermanos también alcanzar el éxito en las competencias”, afirmó.

La familia Del Campo Saravia continúa siendo un ejemplo de dedicación y amor por la vida ecuestre, demostrando que el verdadero triunfo va más allá de las victorias en la pista, radicando en la pasión compartida y el legado perdurable.

Gonzalo Del Campo Saravia es la cara visible de una historia de tradición y pasión que comenzó hace más de 60 años con su abuelo. Con cada carrera, Gonzalo no solo compite por una victoria, sino que honra a su familia y mantiene viva una rica herencia ecuestre.

La Fortaleza de la Unión Familiar. La clave del éxito de Gonzalo y su familia radica en la unión y el apoyo mutuo. Cada miembro de la familia juega un papel crucial, desde la crianza de los caballos hasta la estrategia de carrera.

“Nosotros lo hacemos totalmente en familia y con pasión”, enfatizó. Este enfoque colaborativo ha permitido a los Del Campo no solo destacarse en competencias, sino también cultivar un profundo respeto y amor por los caballos.

El legado del abuelo Gustavo, su “Tatapapos”, sigue vivo en cada paso que dan. Su visión y dedicación han sido transmitidas a través de generaciones, formando la base sobre la cual Gonzalo y sus hermanos continúan construyendo.

“Todo lo que sabemos, lo hemos aprendido de papá”, repitió, mostrando una gratitud profunda y sincera por la herencia recibida. En el corazón de este esfuerzo y éxito están sus padres, José María y María Elisa, “los verdaderos protagonistas de esta historia”. “Los principales actores de todo esto son papá y mamá”, afirmó, aunque expresó que ahora son los hijos quienes compiten más y a menudo se convierten en “la cara visible” de los logros familiares.

“Llevan más de 30 años casados y juntos, y todo esto es para que nosotros disfrutemos. Es totalmente su resultado”, añadió, resaltando que, aunque ellos sean quienes se ven en las competencias, el mérito completo pertenece a sus padres.

Desafíos del Camino. A lo largo de su trayectoria, el joven ha enfrentado numerosos desafíos, desde el equilibrio entre sus estudios y su pasión, hasta la intensa preparación y entrenamiento de los caballos. La vida en el campo, aunque llena de satisfacciones, también implica un arduo trabajo y compromiso.

“Es un proceso en el que ves al animal desde que pare hasta que la empezás a entrenar, esperando que no se rompa, que no se lesione, que no le pase nada”, explicó sobre el cuidado y entrenamiento de sus caballos.

A pesar de estos desafíos, Gonzalo mantiene una actitud positiva y una determinación inquebrantable. Su enfoque en la tranquilidad y el conocimiento profundo de sus caballos le ha permitido superar obstáculos y alcanzar el éxito en sus competencias. “Un jinete ideal tiene que haber andado a caballo toda su vida, ser tranquilo y audaz”, afirmó, destacando las cualidades esenciales para destacarse en este campo.

La concentración absoluta en su yegua es la clave para el joven jinete. “Cuando subo a mi yegua me olvido de todo”, dijo. Su mente está totalmente enfocada en cada aspecto del bienestar y rendimiento del animal. Se asegura de que trote de la mejor manera, respire adecuadamente y esté en una posición segura, evitando riesgos de lesiones tanto para la yegua como para los demás. Mientras otros pueden charlar durante la carrera, él prefiere mantenerse en silencio, totalmente concentrado. “Creo que, después de tanto tiempo entrenando, para aprovechar al máximo ese esfuerzo, debes estar 100% enfocado”, añadió.

Este enfoque intenso refleja el profundo compromiso y la dedicación que tiene hacia su yegua, asegurando que cada paso sea el mejor posible en su camino hacia el éxito.

Un futuro prometedor. El futuro de Gonzalo Del Campo y su familia está lleno de posibilidades. Con su pasión por la veterinaria y los caballos, Gonzalo aspira a seguir compitiendo y alcanzando nuevos logros.

“Quiero seguir corriendo y ver a mis hermanos también alcanzar el éxito en las competencias”, dijo con entusiasmo.

Su visión no solo incluye sus propias metas, sino también el deseo de ver a sus hermanos prosperar y disfrutar de la misma pasión que él.

Es Licenciada en Comunicación, egresada de la Universidad ORT en 2017. Trabaja en Rurales El País, sección a la que ingresó en agosto de 2020. Antes fue periodista agropecuaria en El Observador y productora en el programa radial Valor Agregado, de radio Carve. Escribe artículos para la revista de la Asociación Rural y se desempeña como productora del programada #HablemosdeAgro, que se emite los domingos en Canal 10.

Publicidad

Publicidad