Un día y medio, cuatro sistemas de producción bien diferentes y un mismo protagonista: el Angus con su mejora genética. Desde las 6.000 vacas entoradas con IATF por la familia Branaa hasta el testimonio cargado de historia de Milton Amaral en La Tapera, pasando por el modelo en evolución de Viejo Tito y el trabajo arduo de Don Néstor, la gira dejó algo más que números y datos: mostró formas de vida, decisiones de largo plazo y un compromiso profundo con la raza y con el campo.
"Hoy no hablamos solo de productores, hablamos de empresarios agropecuarios"
Juan Pablo Pérez Frontini, presidente de Angus Uruguay, explicó por qué se eligieron los establecimientos visitados: “Seleccionamos campos que usan el Angus como herramienta de valor agregado, pero que además tienen sistemas de producción desafiantes, con entores a los 15 meses, manejo eficiente del pasto, y una gestión reproductiva y forrajera que es ejemplar”.
Según Pérez Frontini, más de 300 personas se inscribieron para participar de la gira, “lo que a veces genera nervios en los anfitriones, pero en este caso respondieron con presentaciones excelentes y un equipo muy profesional. Esto habla de la transformación del sector: ya no hablamos solo de productores agropecuarios, hablamos de empresarios”.
Finalmente, resaltó el propósito central de Angus Uruguay: “Estas jornadas apuntan a generar valor para toda la cadena. Lo que buscamos es que quienes compren los productos de estos sistemas —feedloteros, invernadores, industriales— quieran estos terneros y vaquillonas. Y para eso Angus tiene que estar al frente, generando información y promoviendo buenas prácticas”.
Branaa: escala, precisión y eficiencia reproductiva
La primera jornada de la gira Angus 2025 arrancó el viernes 6 de junio en el departamento de Rocha, y tuvo como primer punto de encuentro el establecimiento Palmar Grande, propiedad de la familia Branaa, en las cercanías de Castillos. Allí, los participantes pudieron conocer de primera mano el modelo productivo de una empresa criadora que combina escala, eficiencia y una fuerte apuesta por la tecnología reproductiva.
Gustavo Marella, integrante del equipo técnico de la firma, fue uno de los encargados de recibir a los visitantes y compartir los lineamientos centrales del sistema. “La empresa está integrada por 24 personas y tiene seis establecimientos: cuatro en Rocha y dos en Maldonado”, explicó. En conjunto, manejan un rodeo de 6.000 vacas de cría, con una tasa de preñez estabilizada en el 90% y una política reproductiva basada en la utilización del 100% de inseminación a tiempo fijo (IATF).
El esquema es claro: las terneras nacen allí, se crían hasta los 15 meses —edad a la que entran al servicio— y las vacas que no logran preñarse en la campaña siguiente, salen del sistema. La empresa desteta terneros de 220 kilos promedio, que son vendidos a terceros para su recría e invernada. “Nos interesa que la vaca críe un ternero todos los años. La que no lo hace, se va del rodeo”, subrayó Marella.
Durante la recorrida matutina, los asistentes observaron distintos rodeos: vacas multíparas en sistema de pastoreo rotativo con parcelas, vaquillonas de 15 meses ya preñadas y vacas de segunda cría. La visita continuó en Palmar Chico, otro campo de la firma, donde se mostraron animales en campos mejorados al borde de la ruta, y se aprovechó el mediodía para hacer una pausa.
Consultado sobre el tipo de Angus que desarrollan, Marella fue categórico: “Es un Angus moderado, funcional, no grande. Tiene que adaptarse a estos campos bajos, muy mojados en invierno. Nos importa que sea productivo y que responda bien al sistema”.
Don Néstor: rusticidad, selección genética y compromiso familiar en la sierra
Ubicado en la zona de Picada del Chafalote, el establecimiento Don Néstor de la familia Moreira fue la segunda parada de la Gira Angus 2025. Con más de 100 años de historia en el lugar, la familia mostró un sistema adaptado a condiciones exigentes, donde la rusticidad del rodeo y el trabajo en familia conviven con la incorporación de herramientas genéticas de precisión.
El predio cuenta con 400 hectáreas, de las cuales el 70% corresponde a sierras de campo natural. “Son campos duros, pero las vacas se adaptan muy bien. Se preñan, gestan, paren y crían en estas condiciones. Este estado corporal que mostramos hoy es lo mejor que se puede lograr en estas sierras”, explicó Laureano Moreira, anfitrión del recorrido.
La clave está en el manejo del pasto y la convivencia con ovinos, que permiten mantener los campos limpios y el sistema productivo equilibrado. En paralelo, las 130 hectáreas de bajos —en su mayoría mejoradas— funcionan como pulmón productivo, donde se realiza la recría, se entoran las vaquillonas y se recupera el ganado.
La familia trabaja con datos precisos: peso al nacer, al destete y a los 18 meses. Además, incorporaron mediciones de marbling, área de ojo de bife (AOE), grasa subcutánea y circunferencia escrotal, lo que permite predecir comportamiento en invierno, fertilidad temprana y calidad de carne. “Hoy también seleccionamos por mansedumbre, porque somos una empresa familiar. El ganado tiene que poder manejarse con seguridad”, subrayó Moreira.
Para el entore, se aplica IATF en las vaquillonas y se seleccionan toros según el tipo de vaca: bajo peso al nacer para vaquillonas de 15 meses, y toros con más kilos para las multíparas, buscando no resignar peso de ternero.
En Don Néstor se crían terneros y terneras que luego se venden, pero también se produce una punta de toros propios y de venta, con participación en exposiciones y fuerte apuesta al programa SA (Selección Angus). “El SA cambió la forma en que vemos y valoramos nuestros ganados. Nos permite agregar valor y seguir mejorando año a año”, dijo.
El establecimiento muestra un compromiso claro con la adaptación, la eficiencia en sistemas complejos y la incorporación gradual de herramientas técnicas sin perder su esencia familiar. “Seleccionamos mucho por estructura, porque tienen que subir las sierras. Y nos importa tanto el rendimiento como el temperamento. Todo eso se ve en estos animales”, concluyó Moreira, mientras los participantes observaban el rodeo de vacas y terneros que combinaban buen estado, mansedumbre y genética evaluada.
Viejo Tito: historia, ADN ganadero y un sistema en evolución
La segunda jornada de la gira Angus 2025 llevó a los participantes al establecimiento Viejo Tito de la familia Amaral, un campo con más de 160 años de historia ganadera continua, donde la producción no solo es un negocio, sino parte del ADN familiar.
Rodrigo y Raúl Amaral, actuales responsables del predio, fueron los encargados de recibir a los asistentes y compartir no solo los datos productivos, sino también la historia viva de la familia. “Este campo comenzó con mi bisabuelo, Tito Amaral, a mediados del siglo XIX. Desde entonces, generación tras generación se ha mantenido la actividad ganadera, adaptándose, innovando, pero sin perder el vínculo con el origen”, relató emocionado Raúl.
El nombre “Viejo Tito” fue adoptado como homenaje a ese primer colonizador que, en tiempos de fronteras inestables entre Portugal y España, se animó a poblar una zona todavía inhóspita. “Más que una empresa, esto es una forma de vida”, sintetizó.
El establecimiento cuenta con 901 hectáreas propias, de las cuales un 15% corresponde a áreas mejoradas y el 85% restante a campo natural. El sistema se basa en la cría de aproximadamente 400 vacas por año, con un destete cercano a los 330 terneros. En los últimos años, el predio evolucionó de un esquema de cría neta hacia uno que incluye recría e invernada de novillos, sumando valor a través de la intensificación forrajera.
Las pasturas mejoradas están organizadas en módulos con agua cada 100 metros, rotación frecuente y manejo ajustado de la carga. “Hoy estamos trabajando con 1.100 kilos de peso vivo por hectárea en estas parcelas”, detalló Rodrigo Amaral. La cronología del sistema contempla destetes en marzo, engorde en otoño, y un segundo ciclo de terminación en primavera.
El 70% del rodeo se maneja bajo IATF y la selección genética es meticulosa. La reposición de hembras proviene exclusivamente de inseminación, y la firma produce sus propios toros, manteniendo una línea genética clara. En los últimos años se han utilizado toros como Coleman Venture y actualmente se están evaluando hijas de In The World.
Para las vaquillonas de 15 meses, la selección es estricta: se eligen solo aquellas nacidas dentro de una ventana de fechas específica y que superen los 320 kilos. “Hoy la selección se hace sobre lo que se preña a los 15 meses. Antes, con entore a los dos años, podías elegir por fenotipo. Ahora todo es más preciso y rápido”, explicó Rodrigo.
Desde 2021, Viejo Tito integra el CREA Serrano. La incorporación de pasturas, el monitoreo continuo y el uso estratégico de la información técnica han sido clave para profesionalizar aún más el sistema. “Nuestro objetivo es potenciar al máximo el área intensiva y preservar el campo natural. Cuando estemos al 100% de eficiencia ahí, recién pensaremos en ampliar”, aseguraron.
El cierre fue tan emotivo como contundente. Raúl Amaral recordó el largo camino recorrido, las dificultades superadas y las decisiones técnicas que fueron marcando el rumbo. “Sin hacer cosas espectaculares, con lógica, fisiología y trabajo todos los días, se puede producir bien. El secreto es estar detrás del ganado, entenderlo y cuidarlo”.
La Tapera: identidad, esfuerzo y convicción genética en el cierre de la gira Angus
La Gira Angus culminó en un lugar que honra su nombre con orgullo: La Tapera, establecimiento de Milton Amaral, ubicado en el corazón del territorio Amaral, donde varias ramas familiares han escrito —y continúan escribiendo— una historia de generaciones ligadas a la ganadería.
“Tapera” suele evocar abandono. Pero en este caso representa reconstrucción, pertenencia y legado. “Recibí este campo de mi padre y me instalé en lo que era una tapera literal: piso de tierra, sin agua, sin luz. De ahí arrancamos. Hoy, ver esto lleno de gente y ver en pie esta cabaña es una emoción enorme”, expresó Milton Amaral, conmovido, al dar la bienvenida a los visitantes.
Milton compartió su camino desde los años de infancia en La Mimosa —arrendada por su abuelo— hasta los inicios de la cabaña La Tapera en los años 90. Su relato recorrió vivencias de campo, esquilas, ventas de lana lavada para armar su ajuar de casamiento, y el almacén rural que montó con su esposa Cristina para salir adelante en tiempos duros. “Todo lo que ves acá es producto del lomo propio y del trabajo de mi familia”, afirmó.
Una cabaña hecha a pulmón y con visión clara
A fines de los 90, en un remate especial, Amaral decidió apostar al Angus colorado. “Veía que en cada lote negro entraba una colorada… y no tenía techo. Vi oportunidad y me enamoré de la raza”, explicó. Desde entonces, con el apoyo técnico de Marcos Berrutti, desarrolló una línea con foco en animales funcionales, potentes y con carcasas pesadas. “Doy mucha importancia al peso adulto. Mis vacas tienen que pesar arriba de 520 kilos. Vendo poco, pero pesado, y con eso hago números”, subrayó.
La Tapera maneja actualmente un rodeo comercial donde se entoran unas 170 a 200 vacas, con un ciclo completo que incluye selección de toros propios, venta de toros al final del año, y novillos de más de 180 kilos al destete. El campo no es grande, por eso la eficiencia es clave. “Para vivir del campo, el promedio por cabeza tiene que estar cerca de los 1.000 dólares. Con pocos animales no se puede fallar”, sostuvo.
En genética, Milton defiende una filosofía firme: facilidad de parto real, no exageradamente buscada en la cifra del peso al nacer, sino en la funcionalidad del sistema. “Desde que empecé, tuve solo tres cesáreas, todas por receptoras. Mi ganado no se atraca”, explicó. Además, destacó que el peso al nacimiento no debe ser el único indicador: “Si una ternera pesa 36 kilos y otra 26, y las trato igual, ¿cuál me va a preocupar más cuando la entore?”.
El relato incluyó una sentida presentación de su familia: su esposa Cristina, sus hijos —con trayectorias diversas en el exterior y en el país— y sus nietos. “Yo no llegué solo. Sin Cristina no tendría nada”, afirmó, despertando un aplauso cerrado.
La jornada cerró con una recorrida por el rodeo comercial y el plantel de toros, además de un repaso por el camino que llevó a La Tapera a integrar exposiciones, participar del Congreso Mundial de Angus y organizar remates que marcaron un antes y un después en el este del país.
“Esto no es una receta. Pero sí creo que andar atrás del ganado todos los días, conocerlo y tomar decisiones con convicción hace la diferencia. Así fue, y así seguimos”, concluyó Milton Amaral, en una despedida que combinó emoción, sabiduría y autenticidad.
