"Mientras China tenga esta voracidad de comer carne vacuna, el precio de la carne de res aquí no bajará. Lamentablemente, son malas noticias para todos, pero la carne barata se ha ido", remarcó el Director Ejecutivo del Sindicato de Carne y Derivados de Río Grande do Sul, Zilmar Moussalle.
El ejecutivo exhortó a "aprovechar cuando hay una promoción de un frigorífico para comprar, porque por lo general, la carne no baja de precio. Y se anuncia para 2023 que China importará casi la misma cantidad que este año”, según publicó la Asociación Brasileña de la Industria Frigorífica (Abrafrigo).
Mientras los precios sigan tonificados, los importadores uruguayos de cortes bovinos para el abasto tendrán dificultades para armar nuevos negocios.
El ejecutivo detalló el “factor China”. Los chinos, debido a la peste porcina, dejaron de comer este tipo de proteína. Por otro lado, aumentaron la presencia de carne de vacuno en sus platos. Según el director de Sicadergs, si bien la inflación, la sequía y la temporada baja son temporales y estacionales, la presión de China sobre los precios llegó para quedarse. “Con la población que tiene China, cualquier 100 gramos por habitante, el aumento del consumo es grande. Vienen aquí en Brasil, donde tienen la carne más barata del mundo debido a nuestro rebaño comercial, 230 millones, y nuestro costo de producción. Entonces, los chinos están comprando demasiada carne y pagando demasiado, y eso se equilibra”. Según el ejecutivo de la industria, hay tres mataderos de Rio Grande do Sul autorizados para exportar a China. Y como la demanda del país asiático es alta, estas plantas industriales han estado comprando un gran volumen de animales para sacrificio, de 2.000 a 2.500 diarios. “Esto forma un precio”, destaca Moussalle.
“Los productores creen que este es el precio normal”, dice. De esta manera, las empacadoras de carne también se ven obligadas a pagar más para entregar al mercado interno, y el costo se traslada a los supermercados y cadenas minoristas. Rio Grande do Sul, que ya tenía la carne más cara de Brasil, siente mucho.
Caída. El estado tiene alrededor de 11 millones de cabezas de ganado, contando las vacas lecheras. Solo el ganado vacuno tiene 9 millones de cabezas. El rebaño viene disminuyendo por la alta rentabilidad de la siembra de soja y trigo, lo que reduce la cantidad de pastos para el ganado. “La noticia no es buena, tenemos menos ganado y más caro”, lamenta Moussalle.
Este escenario refleja la caída del consumo de carne en Brasil. El gaucho, que consumía un promedio de 45 kg de carne vacuna al año, reducía entre un 20 y un 25%. Hoy en día el consumo medio está entre 30 y 35 kg al mes. (En base a Abrafrigo).
