Publicidad

Ecografías revelan buenas preñeces

Rodeo salió del anestro ayudado por el clima y promedio país debería subir frente a 2018

cria-1024x590.jpg

Pablo Antúnez

El clima sigue ayudando a preñar los ganados y todo hace pensar que será un año con promedios por encima de lo normal.

Los campos revientan de pasto y los vientres recuperaron condición corporal, logrando salir del anestro biológico que venían arrastrando los rodeos en varias zonas y especialmente en los departamentos del litoral, tras el golpe a la condición corporal que les dio el pasado invierno.

Las ecografías en ganado soltero e incluso en el rodeo de cría, están mostrando datos auspiciosos, pero todavía queda una parte del partido por jugarse. La ganadería, tanto a nivel de cría como en la invernada, es una actividad a cielo abierto y febrero será un mes crucial para mejorar aún más las preñeces, si el clima acompaña y cesa la ola de calor que los animales están sintiendo.

Los datos aportados por los veterinarios son alentadores y hacen pensar en arribar a un buen promedio país. Desde el norte, el veterinario Guillermo De Nava, uno de los referentes en el segmento de la cría y la reproducción contó a El País que en su caso, el monitoreo del entore abarcó 16 rodeos en los departamentos de Artigas, Salto, Paysandú, Tacuarembó y Cerro Largo, con un total de 13.397 vacas paridas evaluadas.

El profesional dijo encontrar un 31,3% de vacas en anestro -la vaca presenta celo regular cada 21 días-, de las cuales el 18,4% estaba en anestro profundo y 13,95 en anestro superficial. “Es el nivel de anestro más bajo de los últimos cuatro entores y este hallazgo de incidencia del anestro es similar al que se encontró en el entore 2014/15”, contó De Nava. El veterinario confirmó a El País que fue mayor la incidencia del anestro para los departamentos del litoral que para Tacuarembó y Cerro Largo.

El monitoreo del entore es una herramienta aplicada por los veterinarios dedicados a la cría, donde entre otras cosas, se evalúa el estado fisiológico de las vacas paridas, generalmente en el comienzo del segundo mes de la estación reproductiva, buscando identificar aquellas vacas problema que generalmente no se preñan, para lograr que gesten un ternero. Es una foto de lo que está pasando en el rodeo que facilita la toma de decisiones.

Según explicó De Nava, la variación entre diferentes predios en la cantidad de vacas en anestro se puede explicar diciendo que el rango en la incidencia de las vacas que aún no habían ovulado al momento de la evaluación fue de solo 3,7% en la mejor situación a más de 86%, lo que da la pauta de lo difícil que es establecer decisiones para un rodeo en particular basado en los hallazgos promedios reportados por los diferentes veterinarios.

El veterinario recordó que el monitoreo del entore, que en su caso realiza desde hace 19 años, “requiere un trabajo de equipo en donde el personal de campo de las estancias juega un papel relevante. Para esta zafra en particular, las condiciones fueron muy desafiantes, complicaron la tarea o demoraban los accesos a los predios.

Contraste. El año pasado, los ganaderos padecieron otro año con preñeces caras. Es que para preñar las vacas se precisaron muchas medidas de manejo, como destete precoz y temporario, que generan costos extra, pero son necesarias si se pretenden asegurar los terneros.

En 2018 el clima complicó bastante en el norte (la seca) y los rodeos reflejaron esa situación y esa menor condición corporal. El mismo veterinario había contado a El País que con casi 6.000 vacas evaluadas a través del monitoreo del entore en el segundo mes de servicios -en 12 predios bien diferentes-, se encontró “51% de vacas que no están presentando celo (anestro)”. Si bien son datos parciales y también hay que tener en cuenta que en muchos de los establecimientos se empezó a medir las categorías más problemáticas, de Nava sostiene que “el anestro es grande. La mitad de las vacas no ovularon y los toros no las sirvieron. Cuando uno analiza el anestro, el componente anestro profundo fue muy importante el año pasado. En este caso se encontró un 32,2% de esas vacas evaluadas con problemas. Ese porcentaje es mayor al del año pasado”, advirtió.

En el Este. A su vez, el veterinario Pablo Marinho, otro de los referentes para el sector de la cría que desarrolla su actividad mayoritariamente en Treinta y Tres y Cerro Largo, también dio datos auspiciosos.

El profesional aseguró que en vacas paridas hay muy buenos datos de preñez, especialmente en aquellas sometidas a Inseminación Artificial a Tiempo Fijo (IATF), pero prefirió no precisar cifras.

“Hace mucho que no teníamos estos datos tan buenos” y se jugó a que ese resultado “es producto de que las vacas están en buen estado corporal. La condición corporal y la comida es todo”, afirmó Marinho.

Según los datos de las ecografías, en los ganados solteros y en los ganados paridos, “hay muy buen nivel de preñez. Hay mucho ganado ya preñado y los vientres que están en anestro van a salir fácilmente. Se augura un buen año, pero hay que recordar que la ganadería es una producción a cielo abierto”, advirtió el profesional.

Las pasturas ayudan mucho a que el ganado tenga buena condición corporal. “Diciembre y enero no fueron meses de verano, fueron más bien meses de primavera. El verano recién empezó ahora. Todo pinta muy lindo, los ganados están gordos, están comiendo bien, pero cuidado con el calor y con las malas jugadas climáticas”, afirmó.

Centro. A su vez, el veterinario Santiago Bordaberry, otro profesional que participa regularmente en el Taller de Diagnóstico de Gestación que organiza todos los años el INIA Tacuarembó, dijo haber visto “una evolución muy positiva frente a los primeros diagnósticos de actividad ovárica que hicimos temprano, en noviembre y diciembre, donde se veían muy poca proporción de vacas en anestro profundo, pero un porcentaje muy alto de vacas en anestro superficial”. Los mismos rodeos en enero “mostraron una evolución notoriamente favorable, con enormes diferencias entre zonas y sobre todo con manejos invernales”, reconoció.

En ese sentido, Bordaberry explicó que los rodeos que pasaron mal el invierno, “que los que pasaron bien, la primavera buena sacó los ganados del anestro fisiológico y les dio un buen porcentaje de celos que se ve en preñeces en los diagnósticos de actividad ovárica”.

Agregó que en la otra vereda, es decir, los rodeos que pasaron mal el invierno, “la primavera arregló ese déficit y ahora el verano bueno, está recuperando los ganados y haciéndolos ciclar. Me parece que ahora con un poco más de diagnósticos hechos, con más ganados pasados, vemos una evolución positiva a favor de buenas preñeces”.

Según su punto de vista y el de otros veterinarios consultados, debería ser un año con un promedio de preñez por encima de lo normal.

El año pasado el promedio país fue 75,6% sobre un total de 410.428 vientres evaluados por los veterinarios. Para ser un año malo, no quedó tan lejos del de 2017, que había sido un poco mejor: 77,8% (datos Taller de Gestación de INIA Treinta y Tres 2018).

Hoy los campos de basalto están con buena cantidad de forraje cuando en un año normal el pasto escasea y está seco. A su vez, en los campos más estivales, el gran problema hoy es manejar el exceso de pasto. Los veterinarios “estamos más tranquilos hoy de lo que estábamos en diciembre”, aseguró Bordaberry.rurales, procreos, preñeces, ganadería, veterinarios

Las recomendaciones del IPA para manejar mejor el campo

El control del pasto es clave a esta altura del año y con un verano lluvioso. Por eso, el Instituto Plan Agropecuario recordó que “con alturas de pasto de más de 12 centímetros se comienza a perder calidad, por la acumulación de fibra y por un descenso en el contenido de proteína”.

Esa pérdida de calidad genera dificultades de manejo en las diferentes especies y categorías de animales, sobre todo en los ovinos y también acarrea problemas de manejo en las estaciones siguientes, el otoño y el invierno, remarcó la institución que se dedica a la extensión.

Aclara que para mitigar los efectos de este tipo de situaciones, se pueden tomar medidas de manejo como las que sugerimos en el punteo que le presentamos a continuación: durante el verano se recomienda aumentar la carga en potreros sobre suelos profundos donde ocurre el mayor crecimiento y acumulación de forraje, pudiendo de esta manera aprovecharlo para incrementar la producción y mantener la calidad del forraje producido.

A comienzos del otoño (marzo) se sugiere el cierre de estos potreros, con el fin de acumular reservas de razonable calidad para el invierno. A su vez, los potreros con suelos superficiales se pueden utilizar con ovinos a baja carga, dejando un tapiz protector para evitar la erosión que pueden provocar las precipitaciones intensas en corto tiempo. Además, esto ayudaría a reducir la ocurrencia de algunas afecciones podales en los ovinos que se dan en estos periodos lluviosos.

El IPA recordó que esta reserva de pasto es de mejor calidad que la que se da en suelos profundos debido al tipo de especies que crecen, permitiéndonos que lo aprovechemos en el otoño cuando liberemos los potreros sobre suelo profundos.

En las pasturas mejoradas con leguminosas, es clave controlar el crecimiento excesivo de forraje desde el verano. De esta forma, se permitiría llegar al otoño con un tapiz controlado para que las especies implantadas puedan desarrollarse mejor. Esto es más importante aún con mejoramientos con especies anuales como Lotus El Rincón y raigrás que tienen que implantarse nuevamente, comprometiendo el aporte de estas en invierno y primavera. Para las categorías de cría se recomienda realizar asignación de forraje por diferentes lotes teniendo en cuenta el estado corporal. También se sugiere de ser posible, realizar una ecografía para diagnosticar la actividad ovárica de los vientres del rodeo.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

Publicidad

Publicidad