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Ganados entrarán al invierno con “un fardo sobre el lomo”

En año atípico con una alta producción forrajera.

GANADO VACUNO
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ARIEL COLMEGNA

Ganado vacuno en campo en Durazno. Foto: El País.

Pablo Antúnez

Los ganados entrarán al invierno con un fardo sobre el lomo”, afirmó a El País Marcelo Pereira, experto en pasturas del Instituto Plan Agropecuario (IPA). Es que es un año atípico, con una producción de forraje que desbordó los campos durante la primavera y el verano.

Esa bonanza se refleja actualmente en el estado corporal de los animales y especialmente, en los índices de procreo del rodeo de cría, donde las ecografías y tactos están dando porcentajes por encima de los registrados en años anteriores.

Desde el IPA se realiza un monitoreo regional en Paysandú sobre la producción de forraje del campo natural, midiendo lo que se considera “el tamaño del plato de comida”. Los datos están mostrando que “el año pasado había el 76% del plato de comida, porque salíamos de una seca. Este año tenemos 23% más volumen de pasto de lo que la gente precisaba”, explicó Pereira, remarcando esa bonanza.

“Hay más pasto en el campo y los ganados tienen mejor estado corporal” y lo que es más importante, ese buen estado corporal se mantiene, explicó el técnico del IPA, destacando el hecho como la gran diferencia frente a 2018.

En algunos lugares se habían cortado las lluvias durante un mes y comenzó el nerviosismo de los productores. Las lluvias volvieron y el calor ayudó a mantener el nivel de forraje del campo natural.

Pereira recordó que viendo esta situación, desde el IPA se les pidió a los productores ganaderos que reservaran en el otoño algún potrero para que pudieran entrar al invierno con mejor calidad de forraje.

Muchos productores ya tienen incorporado este manejo y otros comienzan a implementarlo. “El que no lo hizo, no va a tener comida de tan buena calidad como aquel que acondicionó los potreros, que pastoreó y libró del resto seco allá por marzo. Esa medida permitió generar el forraje fresco del otoño”, explicó.

Posteriormente, en mayo, “las tasas de crecimiento son prácticamente similares a las de junio, que es cuando el campo natural crece menos en todo el invierno”, agregó Pereira. Más allá de la ventaja climática, hay que recordar que todavía está el partido por jugarse y habrá que ver cómo viene el invierno y cuánto costará mantener las gorduras o la condición corporal de los vientres hasta llegar a la parición, para luego volver a preñarlos.

Según el último informe técnico del IPA, “la instalación de mejoramientos se ha dificultado debido a los volúmenes de forraje de los campos naturales. La resiembra de especies anuales que componen las praderas también se ha dificultado debido al volumen de forraje” (el informe abarcó hasta el pasado 15 de abril).

Destacó también que los verdeos de verano, debido a la situación climática han ofrecido durante toda la estación altos volúmenes de forraje con alta calidad. Este comportamiento permitió que en varios predios se pudieran cortar para hacer reservas, incluso hoy todavía quedan algunos en pie que están siendo pastoreados.

Los verdeos de invierno, fundamentalmente de avena sembrados temprano han tenido una buena implantación. Los de raigrás han tenido problemas para la implantación.

Guillermo Crampet
Se sortearon este martes, en INAC, en presencia de autoridades uruguayas y de China

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