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Carnes: Uruguay destaca atributos

Especialista Temple Grandin remarcó interés del consumidor por carne producida a pasto.

CARNE
(FILE) Rodolfo Gomez inspects beef split halves in the freezer at the Yaguane Meat Processing Plant Cooperative 29 July, 2005 in the province of Buenos Aires, Argentina. The Argentinians ceased to be the world highest consumers of beef, falling from 68.72 kg per capita in 2009, to 56.56 kg in the first semester of 2010. The new highest beef eaters are now the Uruguayans, with 58.2 kg per capita. AFP PHOTO DANIEL GARCIA ARGENTINA-URUGUAY-BEEF-CONSUMERS
DANIEL GARCIA/AFP

Pablo Antúnez. 

Uruguay debe explotar más la producción de carne pastoril y el respeto al bienestar animal como marketing en ese rubro.

Esos atributos se imponen cada vez más entre los consumidores, especialmente, entre las nuevas generaciones y en los países de alto poder adquisitivo. Principalmente los consumidores conocidos como la generación del Milenio, (o “millennials”, donde se incluyen a los nacidos entre 1983 y 2001), están muy preocupados por el origen de los alimentos y por conocer atributos específicos, pero lo que es más importante, están dispuestos a pagar más por esos alimentos y así lo demuestran diversos estudios en el mundo.

La especialista en bienestar animal de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) y referente para la producción pecuaria y la industria cárnica mundial, Temple Grandin, visitó recientemente Uruguay donde recorrió frigoríficos, establecimientos agropecuarios y dictó varias conferencias.

Grandin dijo haber encontrado un cambio muy positivo y favorable en la ganadería uruguaya en el trato, el uso de nuevas tecnologías y el respeto a los animales, tanto en la fase de producción, como en los frigoríficos. Es por eso que insistió, en varias oportunidades, en que la cadena cárnica uruguaya debe aprovechar más los atributos de producir en base a pasto y con respeto al bienestar animal, para captar más consumidores.

“Los jóvenes del mundo piden animales criados en pasturas y con bienestar animal. Eso es lo que Uruguay tiene”, afirmó Grandin en una de sus conferencias en el Regency Hotel, organizadas por la Facultad de Veterinaria.

La especialista texana recomendó que Uruguay utilice más esos atributos como marca y destacó que no es fácil encontrar un corte de carne vacuna uruguaya que destaque los citados atributos, aunque los hay.

Dijo que quiere ver productos cárnicos uruguayos con el distintivo de animales engordados a pasto y remarcando el respeto al bienestar animal, en todas las góndolas del mundo.

Si bien se sigue ese camino, todavía queda mucho por recorrer desde el punto de vista del marketing, pues Uruguay, tras la epidemia de fiebre aftosa en 2001, se abocó a reconquistar los mercados de elite y hace menos años que está focalizándose en acciones específicas de promoción en algunos de los destinos potenciales.

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Premio. Grandin recibió Honoris Causa de Facultad de Veterinaria.

Visión. La cadena cárnica no está de brazos cruzados y tiene suficientes armas para destacar esos atributos que hoy piden los consumidores.

“Toda la carne que produce Uruguay es natural y respetando el bienestar del animal que la provee. O toda la vida o la mayor parte de ella, ese animal es alimentado en base a pasturas”, aclaró el director de Solís Meat, Jorge González, al ser consultado por El País.

A través de un plan específico impulsado por el Instituto Nacional de Carnes (INAC), se realizan proyectos de marketing y promoción entre las industrias frigoríficas y los clientes del mundo. El trabajo comenzó el año pasado y va en aumento, pero “todavía no llegó a su esplendor”, reconoció el industrial.

“Hay frigoríficos con certificaciones específicas de bienestar animal, esas certificaciones son avaladas por el INAC y por el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU). Ya se comenzaron a emitir y los frigoríficos están haciendo auditorías”, destacó el director de Solís Meat.

Desde su punto de vista, la cadena cárnica está trabajando para promocionar esos atributos que hoy el consumidor busca y ese camino “debe continuar”, porque “así como antes se quería y no se podía, hoy hay herramientas para incrementar esa promoción”.

A nivel de importadores y consumidores, los industriales dicen sentir esa presión por las certificaciones y principalmente por aquellas que permiten conocer el origen del producto.

“Trazabilidad obligatoria de todo el rodeo bovino, producción natural, no se utilizan hormonas o antibióticos en el engorde y se respeta el bienestar animal. Esos son todos atributos que permiten diferenciar la carne uruguaya en el mundo”, afirmó González.

Incluso, recordó que se está dando otro gran paso en la faena ritual a partir del nuevo requerimiento de Israel que exige la instalación de un cajón de noqueo rotativo para mejorar el bienestar animal y evitar el estrés en la faena.

Impacto. Hubo algunas cosas que impactaron más a Grandin en su reciente visita a Uruguay, por más que en las anteriores haya recorrido establecimientos agropecuarios, viendo cómo trabaja el personal y asesorando, incluso, a frigoríficos exportadores. Según confirmó a El País la directora del Programa Bienestar Animal de la Facultad de Veterinaria y del Centro Colaborador para Sudamérica de la Organización Mundial de Sanidad Animal, Stella Maris Huertas. la experta se mostró muy sorprendida con el involucramiento de los jóvenes y con los adelantos, en muchos establecimientos, en el manejo del ganado que hace el personal, usando banderas y evitando perros y picanas.

También Grandin quedó impactada con la integración público-privada, que para los uruguayos es común y no se ve en otras partes del mundo, remarcándolo como una de las fortalezas de la ganadería uruguaya. “Todos trabajan unidos para que Uruguay progrese”, dijo sorprendida la especialista.

Pero, hubo algunos tirones de oreja. Grandin en sus recorridas y charlas, destacó la importancia de mantener las instalaciones en buen estado y en hacerles mantenimiento periodicamente.

“Muchas veces no lo hacemos porque consideramos que el embarcadero y las mangas se usan poco y no vale la pena destinarles dinero. Ese es un error, porque cuidamos el animal durante tres años y cuando lo vamos a enviar a frigorífico, lo lastimamos en un embarcadero que no está en buenas condiciones, que le faltan tablas o tiene clavos salientes”, remarcó Huertas, que también es especialista en calidad de carne en la Facultad de Veterinaria.

Buen camino. Desde la óptica de la especialista en bienestar animal de la Universidad de Colorado, Uruguay va por buen camino, pero Huertas insistió en que “no hay que bajar los brazos” y en que “hay que seguir trabajando para bajar el número de machucones, productos de un mal manejo, en el ganado que se envía a los frigoríficos”. El camino es sencillo: usar más banderas, mantener instalaciones como tubo y embarcadero, eliminar palos, picanas y perros.

Los números sobre pérdidas son altos. La Tercera Auditoría de Calidad de Carne, desarrollada por el Instituto Nacional de Carnes (INAC), el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y la Universidad de Colorado (Estados Unidos) mostró un incremento de los machucones cuando se presumía que habían caído, pero hubo una caída en las pérdidas por animal y en el total final.

En el primer monitoreo en 2003 se perdían US$ 23,78 por animal y en total llegaba a US$ 47.148.498. En la segunda auditoria en 2008, las pérdidas habían caído a US$ 16,25 por animal y US$ 32.202.067. En 2013 que fue la última medición, se había llegado a US$ 15,5 por bovino faenado y US$ 30.708.392. Bajar más esos números repercutirá en más beneficios para todos: más trabajo y mejores precios.

País privilegiado por clima y gente.

Para Temple Grandin, la especialista texana referente en el mundo para el bienestar animal, Uruguay es un país privilegiado por el clima y por su gente, por lo que considera que “hay que sacarle más provecho a eso”.

Grandin destacó que en su país, el invierno tiene un metro y medio de nieve, los animales no pueden estar afuera, pero en la ganadería uruguaya, el clima es más benévolo y pueden estar en el campo todo el año, comiendo pasturas cuando tengan ganas de consumirlas y sin tener que sufrir el rigor de un clima insoportable como en algunas regiones de EE.UU..

A eso hay que sumarle trabajadores del campo que respetan el bienestar animal y dispuestos a capacitarse para contribuir a la calidad de producto. “Un animal bien tratado es más productivo”, afirmó la experta en una jornada de campo que se hizo en el Local “Santa Bernardina” de la Sociedad Rural de Durazno.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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