El proyecto Producción ganadera climáticamente inteligente y restauración del suelo en pastizales uruguayos, más conocido como “Proyecto Ganadería y Clima”, presentó resultados de los tres años de trabajo de campo. Estos evidencian que la gran mayoría de los predios que participan del proyecto lograron aumentar la productividad, mejorar sus ingresos y bajar las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorando las prácticas de gestión de los procesos productivos y sin aumentar los costos.
El pasado sábado 3 de junio se realizó la presentación de resultados prediales en el marco del taller de cierre del trabajo de campo del proyecto Ganadería y Clima. Acompañaron la actividad los ministros de Ganadería y Ambiente, el oficial a cargo de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Uruguay y autoridades de la institucionalidad agropecuaria.
El proyecto se basa en la hipótesis de que, mejorando las prácticas de gestión de los procesos productivos y sin aumentar los costos, mejoran los indicadores productivos y el resultado económico de los predios. Dentro de los resultados se observa que la mejora en la gestión del rodeo en función de los recursos disponibles y las diferentes épocas del año, impactó positivamente en la condición corporal de los animales y, por lo tanto, en la producción de carne tanto de los vacunos como en ovinos. Estos indicadores explican el aumento de producción por hectárea y por animal, lo cual confirma la hipótesis original.
Con predios ganaderos ubicados en diversas zonas agroecológicas del país y que reflejan diversos modelos socio-económicos y de gestión de recursos, el modelo de trabajo que integra la coinnovación y la propuesta de intensificación ecológica permitió mejorar el resultado productivo, económico y ambiental de la ganadería. Dichas mejoras se dieron en un contexto climático adverso, con déficit de lluvias durante los tres años de trabajo.
Los resultados de la implementación del proyecto muestran una trayectoria para el cumplimiento de los compromisos nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, en un contexto climático adverso, muestran un camino para construir resiliencia en sistemas ganaderos con base en campo natural a través de la gestión del forraje y el rodeo.
Los resultados de este proceso permiten aportar datos científicos para el diseño de políticas públicas, insumos para la construcción participativa de una ganadería sostenible, así como la calibración de factores nacionales para la estimación de indicadores de sostenibilidad, que permitan la caracterización y comunicación para el posicionamiento de la producción cárnica nacional.
Resultados. El ingreso neto familiar de los predios del proyecto se incrementó un 28% respecto a la línea de base al inicio del proyecto, estimado a precio constante del ganado para los seis años (tres de línea de base y tres de proyecto). El 54% de los predios mejoraron este indicador. El aumento en la producción de carne vacuna y ovina, el cambio en la composición del producto, sumado a una pequeña reducción de los costos, fueron la base de la mejora. El impacto del proyecto en 28.000 hectáreas de superficie de pastoreo fue de 402.500 dólares por año.
La producción de carne vacuna se incrementó en promedio un 8% comparado a la línea de base, pasando de 78 kg/ha a 84 kg/ha. En la producción de carne ovina se observó un incremento promedio de 17%, pasando de 12 kg/ha a 14 kg/ha.
El producto bruto vacuno aumentó un 8%, pasando de 124 U$S/ha a 134 U$S/ha y el producto bruto ovino aumentó un 18%, de 15 a 18 U$S/ha, estimado a precios constantes del ganado.
El porcentaje de preñez se destaca del promedio nacional reportado por el Taller de INIA Treinta y Tres. Los establecimientos participantes pasan de tener un porcentaje de preñez promedio 3,5% por debajo del promedio reportado por el Taller INIA Treinta y Tres en los años de línea de base a estar 6% por encima en los años del proyecto.
El proyecto aumentó un 6% la preñez y el destete, pasando de 74% en la línea de base a 79% de preñez, y de 70% a 74% de destete. En un total de 12000 vacas entoradas en los predios participantes de GyC se destetan 530 terneros más por año.
También se aumentó el peso al destete y los kilos de ternero destetado por vaca entorada (KgTDVE) en un 6% y 12% respectivamente. El peso al destete aumentó de 151 kg a 161 kg. Y los KgTDVE pasaron de 107 kg a 120 kg. En conclusión, los predios participantes destetan 162.306 kg de terneros más por año que en la línea de base.
Sobre la carga total, se redujo un 11% en promedio, pasando de 0,84 UG/ha a 0,75 UG/ha. El 73 % de los predios redujo la carga total. A pesar de esta reducción en la carga, el aumento de la producción de carne por unidad animal compensó el efecto de la reducción de la carga.
Además de los resultados económico-productivos, se miden indicadores ambientales como las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyeron tanto por ha (7%) como por kg de carne producida (18%), y el 65% de los predios redujeron sus emisiones por ha y el 75% redujeron sus emisiones por kg de carne producida. Pasando de 1805 kgCo₂eq/año/ha a 1679 kgCo₂eq/año/ha y de 21 kgCo₂eq/kg a 17 kgCo₂eq/kg de carne producida, principalmente por las disminuciones en las emisiones de óxido nitroso (N2O) y metano (CH4) del ganado. La disminución en las emisiones totales se logró por la reducción en la carga ganadera y la disminución en la intensidad de las emisiones se logró por el aumento en la producción de carne por animal (mayor eficiencia).
El impacto del proyecto en las 28.000 ha de superficie de pastoreo involucradas fue una reducción de 3.528 toneladas de Co₂eq por año en las emisiones GEI, estas emisiones cubren las de 1450 uruguayos por año.
El porcentaje de agua disponible en el suelo durante la primavera y verano 22-23 se redujo en el 100% de los predios respecto a la línea de base, debido a la situación de déficit hídrico que afectó a la región, con una reducción del 13% en primavera y del 17% en verano. En este mismo contexto, la producción de pasto se redujo un 72% en primavera y un 98% en verano 22-23.
También se midió la altura de pasto en diferentes estaciones claves, en primavera 2022 los predios del proyecto presentaron un 35% más altura que los predios de sus vecinos siendo 2,7cms en los predios de GyC y 2cms en los predios de los vecinos.
En cuanto a la producción de pasto anual, los predios vecinos disminuyeron más su producción frente a la sequía que los predios de GyC. Los vecinos pasaron de 5595 kg/ha/año en la línea de base a 5180 kg/ha/año al final del proyecto reduciendo un 7%, mientras que los predios de GyC pasaron de 5550 kg/ha/*año a 5193 kg/ha/año reduciendo un 6%.
En referencia a la resistencia a la sequía, los predios de GyC redujeron su productividad de forraje un 6% mientras que los predios vecinos redujeron el mismo indicador un 8% en promedio para los 3 años considerados durante las primaveras.
Otro indicador que se está monitoreando es fertilidad y carbono en el suelo, pero aún no hay un análisis de estos datos.

Sobre el proyecto. El proyecto “Ganadería y Clima” plantea contribuir a enfrentar los desafíos del sector ganadero a través de un enfoque integral que genera beneficios en la productividad, los ingresos netos de las familias productoras, el manejo sostenible del campo natural, la adaptación al cambio climático y la reducción de la intensidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por kilo de carne y la captura de carbono en pastizales.
El foco del proyecto es trabajar con productores a través de una metodología participativa de asistencia técnica (denominada “coinnovación”), para rediseñar los sistemas de producción con prácticas y tecnologías de bajo costo y alto impacto, mientras se monitorean los resultados físicos, económicos, ambientales y sociales del proceso de cambio.
Durante los años 2020-21, 2021-22 y 2022-23, 60 predios que cubren cerca de 30.000 hectáreas productivas de cuatro regiones del país recibieron asistencia técnica para mejorar la gestión del predio y sus resultados.
Esta iniciativa es financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, en inglés) y llevada a cabo en Uruguay por el MGAP, conjuntamente con el Ministerio de Ambiente y la FAO como agencia de implementación y de ejecución.