Un ciclo de testimonios que cuentan sus experiencias productivas sobre ruedas.
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“Fue en 1972 cuando mi padre compró su primer John Deere, que me enamoré de la marca”, expresó Raúl Calcagno, productor frutícola de Canelones. “Hoy en día más que un cliente, soy un amigo de la casa”, indicó.
Calcagno aseguró que John Deere le ha dado buenos resultados y hoy “es más que el brazo derecho, me descanso en mis máquinas para poder hacer los trabajos”. El productor señaló que la maquinización es una parte trascendental en la actividad agropecuaria, “se que me va responder cuando lo encienda por primera vez, durante toda la jornada y durante muchas otras jornadas”.
Como productor rural dijo que cualquier máquina, sea la marca que sea, necesita el repuesto original. Si bien pueden tener alguna diferencia de precio al momento de la compra, “resulta que por su vida útil, por el rendimiento que nos dan y por el hecho de que se adaptan perfectamente a las piezas usadas que ya están en la máquina, hacen que nos duren más y nos den el cien por ciento del rendimiento”, afirmó.