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Un "boi" saltó la valla, y de repente, todo fue posible...

La emoción provocada por el Colibrí Matrero, contada en primera persona...

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Por María Elisa Peirano Vejo. Qué difícil describir lo que vivimos, qué tremendo suspenso del que todavía no me puedo recuperar. La trilladísima frase de que, hasta la última vaca, en el Freno de Oro no está nada dicho, no se sabe quién gana, se nos hizo tan pero tan carne en nosotros…

Cierro los ojos y vuelvo a ese lugar entre las vallas altas de la pista y la tribuna, donde estábamos en filita todos los que habíamos ido a ver al Colibrí Matrero, desempeñarse por 5ta vez en Esteio (después de haber ganado el Oro FICCC y Bronce en 2018, Oro en 2020 y Oro en 2021). Nos trepábamos para poder ver si agarraban la vaca y cada tanto nos retaban por altoparlante de que nos bajemos… todo muy normal.

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Yo estaba en realidad sentada arriba en las gradas, y después de la Bayard, el caballo habiendo hecho un recontra buen papel, entraba 4to con su puntaje en la paleteada final. Había una sensación de sentimientos mezclados, anduvo bien, re bien, pero…El Bronce… era un freno, la Alpaca era un freno… pero…

Bajo de la grada, y pienso, bueno, vamos a recibir la última parte de este larguísimo Freno todos juntos, lo que toque. Me ve JS, lo miro y me dice “Decía Abuelo Jorge, que lo increíble sucede”. Yo le dije, no, la frase es “Que lo imposible sucede”, y discutimos ahí un rato... JS no estaba dispuesto a iniciar la conversación…

Y ahí, curinga para el último de los caballos machos, y sucede algo insólito, que nunca había pasado en 40 años de Freno de Oro. El novillo, o “boi” como le dicen ellos, cuando sienta, da la vuelta y encara la valla del fondo y la salta limpita, rompiendo uno de los carteles de publicidad. La gente salió corriendo onda San Fermín cuando el novillo encaró para la tribuna. Nosotros parados exactamente del lado de enfrente, veíamos saltar a todos y nos reíamos del despelote que se armó en un segundo. Vuelve el novillo porque no logra pasar y se pierde a toda velocidad entre el gentío de los stands de la Expo Esteio y atrás salen los troperos a caballo persiguiéndolo. El personal de campo que estaba en la manga, también sale corriendo y un gordo que se atravesó toda la pista, mientras corría iba armando el lazo. Entra la ambulancia y el relator trataba de explicar que ya estaban agarrando el boi y que todo seguiría su cauce.

De las cosas como venían siendo, algo pasó que algo cambió. De los nervios que teníamos, estábamos tentados y nos reímos un buen rato. Tardaron sus buenos 20/30 minutos en volver a acomodar todo para continuar con la prueba… bueno, había llegado el gran momento final.

El Colibrí Matrero, que había salido segundo en morfología con 8, seguía ahí entre los primeros, rodeado de caballos con menor morfología y después de dos apartes de manguera medio flojos, recuperó terreno en la Bayard. Mete las patas como ninguno, gira, bien colocada la cabeza; le jugó un poco en contra la anticipación del comando, que le sacó velocidad, pero ahí iba.

Nunca nos había pasado en una final del Freno que no estuviéramos cómodos, despegados primeros. Muy mal acostumbrados nos tenía la dupla de Gabriel Marty con el Matrero con su descomunal habilidad de performance. Esta vez se comportó, en palabras de LVM, como un viejo guerrero, que vino a defender lo que era suyo, pero ya desde otro lugar. Desde el lugar de haber estado ahí muchas veces. ¡No dos o tres, sino cinco! veces.

La paleteada siempre fue su fuerte y entró 4to, estábamos seguros que nos metíamos en podio. Lo decía la lógica, frente a igual nota, la morfología alta lo tiraba para arriba. Pero bueno, había allí una pequeña, una pequeñísima esperanza… no nos animábamos a decirlo, pero ahí estaba… agazapada como una llamita.

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El Matrero corría con el Hecho a Mano, lindo. Casi sin respirar, vemos como la primera vaca, se frena en el tubo. Chan. Lo peor. El caballo frena, y arranca de nuevo, sale de parado. La vaca a fondo, el caballo a fondo, 10, 10, y 10…una campereada espectacular. ¡Era lo que precisábamos! ¡Un 10! El día anterior, el sábado, el caballo había estado excelente y le habían puesto 9.50 y 9.75 ¡y ahora llegaba el 10! Se nos fue a todos la esperanza al cielo.

Segunda vaca. Ahora sí, sienta la vaca. Menos 1 punto de placa para ambos competidores. Pucha. Salen, corren, el Matrero queda medio lejos, le dieron 8, menos 1, quedó en 7. Ufa, bueno, bien. Queda 3ro nos mostraba el puntaje de la aplicación ¡qué lástima! Nos lamentábamos. Estuvo cerca. Bueno, es un buen papel, etc etc y todas esas cosas que te decís cuando estás en un lugar de resignación.

Y ahí, entran los dos caballos brasileros que faltaban correr, el primero y el segundo posicionados, un moro y un gateado. Buenos pingos. Sin tanta morfología, pero caballazos. El día anterior la habían descosido con la paleteada. Salen. Sienta la vaca. Menos 1 punto de placa para el caballo gateado. Nos miramos. No se puede describir los nervios que teníamos. Casi casi taquicardia. Vuelven a largar. Vuelve a sentar la vaca, menos 1 punto de placa para ambos competidores. Lo cual deja al gateado presionado para que corra sí o sí, porque si no largaba era 0 puntos. Miramos como agarran la tercera vaca, pero al tener menos 2 puntos ya de placa, quedan con notas bajas, ambos, no fue una gran corrida.

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Tensión en Esteio, todo podía pasar… Cambian de lado, van por su segunda y última corrida que determina el final de la Prueba Freno de Oro 2022 de este año……que se siente la vaca, que se siente la vaca, que se siente la vaca, que se siente la vaca… nuestra ansiedad se podía cortar con cuchillo…

La vaca no se sentó. Largaron, corrieron, la agarraron y pasaron a toda velocidad por al lado nuestro…y, de repente, pasan el fardo de los 80mts, y la vaca como que acelera para adelante y se les vino encima la línea imaginaria que indica el fardo de los 110mts, y todavía seguían corriendo a la vaca.... es decir, ¡NO CORTARON, no cortaron! ¡Empezamos a gritar, no cortaron! ¡No cortaron! Era algo insólito, que esos dos caballos no lograran cortar, era algo de no creer, era algo inaudito, imposible, increíble y todas las palabras juntas que se me vienen a la cabeza. No cortaron. El puntaje fue malo, 4.5 para uno, 7 para el otro, que había sido el gateado que había tenido una mala primera corrida.

Nadie habló. Se hizo un silencio, nadie se animaba a decirlo, nadie sabía qué estaba pasando con el algoritmo de morfología y función y con el Matrero… nos miramos con JS, con el resto, ya varios con lágrimas en los ojos. Hasta que vino uno de los referees de la pista y le tiende la mano a JS y le dice “Parabens”…

Ahí sí, la locura fue total, se escuchó una explosión en la tribuna de los uruguayos con la bandera, y nos dimos cuenta de que se había actualizado la aplicación y el COLIBRI MATRERO había quedado primero y era el TRI campeón del Freno de Oro. Era de no creer. Tanto suspenso, tanto dramatismo y ahí lo vimos, entró Gabriel Marty a toda velocidad corriendo por la pista, llorando a lágrima viva por ese caballo que es enorme, que se merecía todo y por un milagro había logrado nuevamente llegar al Oro, por tres veces seguidas y consecutivas.

Manoteó una bandera uruguaya al pasar en su atropellada y esa foto de su cara emocionada inundó las redes. Después de recibir el aplauso de la tribuna que se caía a los gritos, para en la mitad de la pista, se baja y hace una reverencia al Matrero, rendido frente a lo que habían logrado. El veterinario que revisaba sangre cero me dijo "O Freio siempre da certo", como reconociendo de que se hizo justicia, que el Matrero era el caballo superior.

Imposible describir lo que fue ese momento para nosotros. Nos abrazábamos, llorábamos, pensábamos en nuestros abuelos y a los que les habíamos rezado por ese milagro que, si bien era probable, era insólito que llegara de esa manera.

La ABCCC cumplía 90 años, el Freno de Oro como prueba cumplió 40 años y el Colibrí Matrero se consagró como el mejor caballo criollo de toda la historia. Un caballo de La Pacífica, de nuestra Pacífica. Es tan fuerte que no lo puedo asimilar. Y se dio todo de una manera tan particular, tan especial, que si Dios hubiera diseñado una final con la máxima adrenalina y suspenso hubiera sido una como esta.

El caballo tiene estrella, como dijo JS, y la puso toda en juego en esta final. Fue enorme el logro, fue enorme el riesgo, pero si no arriesgas, tampoco pueden suceder estas cosas que parecen de otro mundo.

Haber estado en primera fila para ver este desenlace fue un gran privilegio que me dio la vida. Escribo estas líneas para recurrir a ellas cuando se me borren del corazón tantas emociones.

¡Gracias Matrero! ¡Gracias al cielo!

Quelén Piragua realizó una gran competencia funcional y subió al podio, clasificando para la final del Freno de Oro 2024

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