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La soja en el Chaco paraguayo “puede venir para quedarse”, según experto

En la campaña pasada la empresa que dirige Carlos Passerieu alcanzó un rendimiento récord de  3.917 kilos por hectárea en suelos del Chaco paraguayo.

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La empresa Grupo Cresca S.A. ya lleva once campañas de soja en el Chaco y la última fue “récord” ya que cerró con 3.917 kilos por hectárea. El gerente de la empresa señaló a Rurales El País que las condiciones climáticas fueron excepcionales y que la  distribución de agua en el Chaco es un elemento clave.

Sin embargo, contó que el año pasado se cerró con 2.550 kilos y eso es lo más representativo de la realidad. “Creemos que de 2.500 a 2.800 kilos es un rinde bueno para el Chaco porque no tenemos costos de fertilizantes; nuestros costos de producción no exceden los 1.300 kilos”, dijo. Es por esto, que Passerieu afirma que la soja en el Chaco “puede venir para quedarse”.

Señaló que el ritmo de crecimiento va ser lento porque los productores de la zona -en su mayoría ganaderos- tienen que comenzar a rotar sus pasturas en la medida que se van ensuciando.

Grupo Cresca SA pertenece a una corporación que tiene campos en Salta, en Brasil y en Bolivia. Passerieu contó que en el Chaco se toparon con características diferentes como el tipo de suelo y problemas de textura.

Comentó que a lo largo de las campañas los rindes obtenidos han sufrido diversos incrementos debido a la estabilización del suelo; “cuando empezamos la producción de soja era de apenas 1.200 kilos”, dijo. A pesar de esto, la empresa volvió a apostar al Chaco debido a los “altísimos” niveles de fertilidad que tiene. “Los análisis de suelo de partes por millón de fósforo no bajan de un mínimo de 70 y un máximo de 140”, destacó.

Además, el nivel de materia orgánica del suelo permite que los rindes, en la medida que se estabilizan, “aumentaran en un 20% año a año”.

Passerieu sostiene que, debido a la humedad, no se puede hacer cultivos de invierno, y por lo tanto, se tiene una sola zafa que es la de verano. Señaló que para lograr esa zafra se tiene que llegar al momento de la siembra con no menos del 80% de agua útil en el suelo; “para lograr ese número tenemos que mantener durante todo el invierno los suelos limpios de malezas”, dijo. De está manera se puede mantener en el perfil del suelo un nivel de humedad que va de los 40 centímetros hasta el metro de profundidad “y lo único que nos falta cargar son los cuarenta centímetros de arriba que se logran con las lluvias que comienzan alrededor del 20 de noviembre”, contó.

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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