Es productor agrícola, manifestó que las últimas campañas de maíz “han funcionado muy bien” y dijo que para el trigo y la cebada “si no es el mejor año de los últimos 10 pega en el palo”. Respecto de la competitividad del país, el productor expresó que estamos mejor que 12 meses atrás, y aseguró que las rotaciones de agricultura con pasturas “dan una sustentabilidad al sistema impresionante”. Consultado acerca de los desafíos de la agricultura hacia adelante, dijo que la implementación de seguros agrícolas daría “una certidumbre enorme no solo a la agricultura como sistema sino al país como unidad”.
Hernán T. Zorrilla (*)
-¿Cómo viene observando el negocio agrícola?
-El negocio cambió de la mano del movimiento de la tasa cambiaria, del valor del dólar contra el peso. Se licuaron algunos costos que teníamos que eran de los más altos del mundo, específicamente hablando de combustible, impuestos y salarios. Comparados con los países productores de la región, estábamos realmente desfasados y eso se acomodó un poco. Además, el movimiento de los mercados de los granos tuvo una colocación distinta: después de casi 3 años de mucha pesadez, hay una tendencia positiva hacia adelante en lo que a agricultura refiere.
-¿Cómo analiza la última campaña de maíz?
-No solo la última, sino las últimas campañas han funcionado muy bien. Yo me he concentrado en los cultivos de segunda porque entro después de los cultivos de invierno, y de esa forma logro compartir uno de los costos más importantes que es la renta. Se viabiliza muchísimo más. El cultivo de maíz tiene una condición que es que produce muchas toneladas por hectárea. Para mi caso, que estoy lejos de los puertos, produciendo en el noreste de Soriano, el norte de Flores y el sur de Río Negro, cualquier flete es muy caro. Por eso es importante compartir costos con otros cultivos. De esta forma intensificamos tanto la parte de maíz de segunda. El maíz en general venía con costos muy elevados, pero hoy no solo bajaron un poquito sino que el precio del maíz subió y tiene una sostenibilidad importante. El hecho de que haya tantos corrales, el hecho de que la lechería esté retomando una senda productiva interesante hace que haya demanda durante todo el año. El mercado del maíz es mucho más interesante, y hoy hay rendimientos de equilibrio para el maíz de primera de menos de 6.000 kilogramos, algo que hace 2 o 3 años era impensable, y para el maíz de segunda de 4.000 o 4.200 kilogramos por hectárea. Son rendimientos fácilmente logrables si se hacen las cosas bien y el clima acompaña.
-¿El maíz se perfila como un cultivo importante hacia el futuro?
-Si, es un cultivo importante hacia el futuro por dos razones. Primero el país lo necesita por los mercados y por la variabilidad de los mismos. En segundo lugar por la estructura biológica de los suelos. Es importante para rotar principios activos. Que haya un país con un mercado sano, fuerte y saludable ayuda muchísimo a que se implementen las áreas de este cultivo. Le quitamos un poco la preponderancia que tenía el cultivo de soja. En un país como el nuestro, en el que llueve tan variablemente y con suelos como los que tenemos, tener la mayor cantidad de cultivos produciendo siempre es bueno.
-¿Cuál es la situación actual del cultivo de soja?
-El cultivo de soja venía bastante golpeado por temas productivos. Hubo problemas en el control de malezas importantes, un poco porque se ajustaron las condiciones a la hora de comercializar por los protocolos con China, que es el principal comprador. La soja fue una especie de monocultivo, si bien se rotaba con los cultivos de invierno, y algunas malezas comenzaron a presentarse con una virulencia difícil de controlar, al punto que algunas ya se consideran resistentes al glifosato, que es la principal herramienta. Esto hizo que haya que modificar los mecanismos usados para el control de malezas, volviendo más caro el cultivo de soja y aún así teniendo menos rendimientos. Por un lado teníamos menos rindes y por otro más costos, y esto puso a la soja en una situación de vulnerabilidad. Hace alrededor de 5 años que la soja decrece en área. Estamos en el estimativo del millón de hectáreas desde hace 2 o 3 años, cuando supimos estar en el millón y medio hace 6 o 7. Entre eso y los precios de la leguminosa que aflojaron muchísimo, hizo que el cultivo tuviera la lupa encima. Hoy por suerte podemos ver un mercado que se está tonificando, aún con una producción norteamericana récord y una producción latinoamericana también récord, pero la demanda está empezando a cobrar relevancia de nuevo. China se estaría recuperando del tropezón de la pandemia y los precios parecen recuperarse. Eso hoy ayuda mucho al sistema productivo. Si miramos un tiempo atrás, se estaba pasando bastante área a pradera porque el cultivo no daba, y eso aparentemente estaría cambiando. De todos modos es una visión puntual del día de hoy, pero es bueno que esté pasando esto.
-¿Cómo vienen desarrollándose los cultivos de invierno?
-Los cultivos de invierno se encuentran en su gran mayoría en etapa vegetativa, acercándose a las etapas reproductivas. La canola, que es un cultivo que hace 5 o 6 años no existía y hoy es el tercer cultivo en importancia, viene bien. Ha tenido algún problema por las heladas, ya que es un cultivo que no es tan fuerte como para soportarlas. El mercado está bien tonificado, casi un 10% por encima de los valores del año pasado. Para el trigo y la cebada, si no es el mejor año de los últimos 10 pega en el palo. Está con excelentes implantaciones y el frío intenso hizo que echaran raíz. Lo que a la canola le pegó, a la cebada y el trigo no. Tenemos plantas muy lindas y saludables, con la lluvia justa. Nunca ha sobrado agua, eso es bueno. Ahora estaba empezando a faltar y esta semana por suerte llovió. Más allá de que queda gran parte del camino por recorrer, tenemos por delante un potencial de rendimiento buenísimo. Hay que esperar a la floración y llenado de grano, pero hasta ahora viene espectacular.
-Con la modificación que mencionaba en el tipo de cambio, ¿mejoró la competitividad del país?
-Mejoró la competitividad dentro del Uruguay comparado con 12 meses atrás. Si comparamos con el resto de la región, al tiempo que nosotros devaluamos y ajustamos el tipo de cambio, Brasil hizo lo mismo más violentamente y Argentina ni hablar. Con respecto a nosotros mismos estamos mucho mejor, pero con respecto a nuestros vecinos estaríamos incluso un poquito peor. Hay mucho trabajo para hacer al respecto. La respuesta más fácil es seguir devaluando el peso, pero eso tiene una serie de implicancias a nivel social que no lo vuelven viable, comenzando por la inflación. Lo que se está haciendo es lo más adecuado, ir devaluando y estudiando la situación para ver qué hacen nuestros vecinos. No es fácil cuando tenés dos economías vecinas que son tremendamente grandes, y si no seguimos la tendencia que ellos marcan nos quedamos afuera de sus mercados.
-¿Qué piensa de las rotaciones de agricultura con ganadería y las rotaciones agrícolas continuas?
-En algunas situaciones muy puntuales se pueden realizar rotaciones agrícolas continuas, no solo no generando impacto negativo sino agregando valor. Esto se da solo en algunos tipos de suelos y algunas regiones. En la gran mayoría del país hay que pensar en rotaciones con pasturas, que dan una sustentabilidad al sistema impresionante. La ganadería, más allá de ser un proceso lento, atenúa muchísimo las variables que generan los cambios climáticos. No solo es interesante para lo que es nuestro sistema productivo, porque cuida los suelos, sino que además al sistema económico y financiero le hace un bien bárbaro. Hay que analizar cada situación puntual y ver en el campo de cada uno dónde se puede hacer una agricultura continua sin generar efectos adversos.
-¿Cuáles son los principales desafíos de la agricultura hacia adelante?
-Primero que nada producir de forma sostenible. Hoy, casi tan importante como producir, es hacerlo sin generar efectos negativos en el ambiente. Hay que tener muchísimo cuidado con todo lo que rodea el potrero. Va a llegar un momento donde nuestros compradores, además de demandar el grano, van a querer muchísima información. Dentro de eso se va a demandar datos de cómo se produce, con qué efecto, en el caso de la ganadería si se produjo más o menos metano. Hay que enfocarse mucho en eso. Además, hay herramientas donde la agricultura puede y debe trabajar, que le darían una certidumbre enorme no solo a la agricultura como sistema sino al país como unidad. Los seguros agrícolas forman parte de eso. Yo como productor estoy demandando eso. Sería fundamental no solo para los productores, que tendrían alguna cobertura, sino también para el país saber que aunque venga un granizo o una sequía se va a cosechar dinero. Sería un objetivo clave y fundamental para el Uruguay instaurar eso a nivel general, porque daría un nivel de certidumbre a la economía uruguaya tremendo, siendo que el país depende enormemente de la producción agrícola ganadera.