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Margarita Carrau: “El enoturismo y las exportaciones, claves para conocer Uruguay”

La directora de Bodega Cerro Chapeu, se refirió a la situación actual de la producción de vinos en Uruguay y cómo ha afectado la pandemia. Carrau dijo que “tuvimos una muy buena vendimia este año”, aseguró que “los vinos uruguayos por su calidad son muy competitivos”, pero “el vino es uno de los productos que tiene más competencia en el mundo”. Respecto de los destinos de las exportaciones, la directora de Bodega Cerro Chapeu dijo que Brasil y Estados Unidos son los principales, y manifestó que “la variedad que se destaca siempre en Uruguay es el Tannat”.

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Hernán T. Zorrilla, encargado del área agrícola del Portal Rurales El País

-¿Cómo fueron los inicios de su familia en el mundo del vino?

-La familia comenzó a dedicarse a la producción de vinos en España. En 1752 se compró la primera viña en Vilasar de Mar, Barcelona. Desde entonces, se ha ido transmitiendo esta tradición de padres a hijos durante más de 10 generaciones. Mi abuelo se vino de España en 1930. Llegó a Uruguay como enólogo y enseguida comenzó a trabajar con vinos y en bodegas. Años después ya mi padre compra los campos en Rivera, en donde en 1997 se construye la Bodega Cerro Chapeu. La cosecha de 1998 fue la primera en dicho lugar. Este emprendimiento con la marca Castel Pujol opera desde Rivera, y buscamos desarrollar la parte de producción y embotellado desde allí.

-¿Cómo está viendo la situación actual de producción de vinos en nuestro país?

-La producción actual viene creciendo mucho, hay cada vez más bodegas. Tuvimos una muy buena vendimia este año, fue histórica. La producción de vinos de 2020 esperamos que sea excelente. El coronavirus ha frenado mucho el tema comercial en cuanto a gastronomía y exportaciones, más bien lo ha enlentecido. Como contrapartida, han crecido las ventas en los supermercados y las tiendas de vino. Esto está a la vista y funciona como compensación, pero es un mercado que la tiene que pelear. Hay mucha competencia y hay que trabajar muy duro.

-Con respecto a la competitividad del país, ¿cómo está posicionada la producción de vinos?

-Estamos bien posicionados. Los vinos uruguayos por su calidad son muy competitivos, pero nos cuesta vender en el exterior por el conocimiento del país. El país como origen del producto es muy importante. Los mercados europeos son bastante exigentes en ese aspecto, al tiempo que Estados Unidos se fija más en la calidad del producto. La estrategia es diferente para cada mercado. Sin dudas el vino es uno de los productos que tiene más competencia en el mundo. Son muchos los países y muchas las bodegas en todo el mundo. Por ello se hace difícil y hay que buscar estrategias, trabajando muy bien para saber cómo encarar cada mercado.

-Volviendo al tema de la pandemia, ¿cuáles han sido los principales efectos en la producción y comercialización de vinos?

-Se han enlentecido las ventas en la parte gastronómica. Precisamente en este sector es donde los vinos de reservas y grandes reservas llegan de mejor forma al consumidor final. Al haber cerrado los restaurantes, los vinos más caros han tenido mayor dificultad de venta. No hay que olvidar que el enoturismo sintió un gran golpe. Las bodegas en Uruguay venimos trabajando mucho en este aspecto, recibiendo turistas y vendiendo desde la propia bodega. Esto mueve también el turismo interno. Hay posibilidades de llegar a un consumidor final ofreciendo estos vinos de mayor precio. Con la pandemia todo se frenó, y trastocó todas las estrategias de las bodegas. Recién ahora se está empezando a retomar todo, pero con muchas precauciones. No hay grandes eventos ni festivales, se trabaja con grupos pequeños y en recorridas cortas y sin almuerzos. En nuestro caso hacemos visitas desde afuera y sin entrar en el edificio para recorrer la bodega. Los invitamos con una copa de bienvenida y pueden comprar vinos en la tienda, pero nada más. No hay degustaciones ni nada de lo que se hacía generalmente. Las visitas solían durar entre 2 y 3 horas, pero buscamos reducir ese tiempo para proteger también al personal de la bodega. En Rivera tenemos muchas visitas y podemos poner en peligro también la salud de la gente que está trabajando con nosotros.

-¿Cuál es el posicionamiento actual de Uruguay en el enoturismo?

-Uruguay ha empezado a figurar en este rubro. Arrancamos con la Asociación de Turismo Enológico en 2003 y para muchos era novedad o recién se enteraban de que en nuestro país habían bodegas que se podían visitar. Tuvimos un crecimiento bastante rápido porque ya en 2007 estábamos recibiendo unas 40.000 visitas. Hoy ese número ha crecido aún más. El fuerte son los turistas brasileños, y el enoturismo es parte de la propuesta para los que visitan Montevideo, Maldonado y Colonia. Por nuestra parte, estamos intentando incluir eso en Rivera.

-¿Cómo se viene trabajando en las exportaciones?

-Se viene trabajando bien en las exportaciones. Todo se ha enlentecido un poco por este año tan especial. Los principales destinos para los vinos uruguayos son Brasil y Estados Unidos.

-Dentro de la producción, ¿cómo vienen trabajando en cuánto a cuestiones ambientales?

-En nuestra bodega en Rivera tenemos un diseño y una arquitectura especial. Desde el inicio pensamos en la sustentabilidad. Se buscó generar un diseño que no resaltara ni rompiera con el paisaje. Se construyó la bodega dentro de un cerro chato, típico de la zona, y desde el acceso solo se ve el techo. Está construido hacia adentro del cerro en 4 niveles distintos. Desde el viñedo se ve la bodega completa, pero en el acceso la vista es apenas el techo. El primer nivel tiene la despalilladora y la línea de selección. Ahí es donde se trabaja en la época de la vendimia para recibir las uvas. En el segundo nivel están los tanques de acero inoxidable y en el tercer nivel están las barricas, donde se hace el añejamiento de los vinos. Finalmente en el cuarto nivel está la parte de producción, que contiene el embotellado y etiquetado. También está la parte logística, que es desde donde salen los vinos. Todo funciona por gravedad, ya que el vino va decantando y cayendo de un nivel a otro buscando la mínima manipulación del mismo. Se busca bombear lo menos posible la uva. Lógicamente hay gasto energético dentro de la bodega, pero intentamos reducirlo lo más posible en épocas de vendimia. De esta forma se bate menos el vino. Esta fue la primera bodega construida con este diseño en América. La cava está construida en el tercer nivel con la misma piedra del cerro. Esto fue posible por la composición de los sueños de la zona, pudiendo excavar y sin necesidad de dinamitar. Las tierras coloradas y suelos arenosos de la región, altos en hierro, permite que los vinos sean tan especiales. Cuando llueve mucho el agua drena, y cuando falta agua las raíces se mueven buscando la humedad. También para la uva Tannat se alcanza un buen punto de madurez.

-¿Cómo se viene trabajando en las distintas variedades y qué se puede destacar?

-La variedad que se destaca siempre en Uruguay es el Tannat. Es nuestra variedad emblemática, y se sigue trabajando e investigando al respecto. Nos diferencia de otros países. Si bien es originalmente vasco francesa, es una variedad que no es muy conocida en el mundo. Nos ha permitido abrir mercados. Obviamente hay muchas variedades más que han tenido muy buena adaptación a nuestro clima y a nuestro suelo, como sucede con el Sauvignon Blanc. Todas las bodegas siguen incursionando en buscar nuevas variedades. El consumidor de vinos es curioso y quiere siempre descubrir. Creo que ese es el trabajo por delante, ir encontrando el vino para cada paladar. Tener diferentes variedades permite cubrir un universo de aromas y sabores que puedan complacer a cada consumidor. Mucha gente dice que no le gusta el vino, pero tal vez sucede que no les gustó la variedad que probaron. Hay muchas opciones más.

-Cuáles son los principales desafíos de la vitivinicultura en Uruguay y del enoturismo?

-El desafío pasa por seguir trabajando en las exportaciones. El enoturismo forma parte de esta meta. Es importante crear una buena imagen. Podemos abrir las puertas de las bodegas para recibir a aquellos turistas que luego buscan vinos uruguayos en el mundo. Hoy nos pasa de turistas que nos escriben, mandan fotos y buscan nuestros vinos. Se lo transmiten a sus amigos, y es un boca a boca fundamental. Si bien INAVI y el Ministerio de Turismo han hecho grandes esfuerzos, un país pequeño como Uruguay no tiene capital como para hacer grandes campañas publicitarias. No alcanza para lo que se requiere a nivel mundial. Sin dudas el enoturismo y las exportaciones son fundamentales para conocer al Uruguay vitivinícola. Es importante abrir nuevos mercados y colocar nuestros vinos en el mundo.

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