Con la mira puesta en el 1º de agosto por la definición que se tome por parte de Estados Unidos en materia arancelaria, en Brasil el mercado para el ganado gordo sigue “muy turbulento, con una industria que aprovecha para apretar al productor”, señaló Fernando Petruzzi, productor agropecuario y consignatario de ganado en Río Grande del Sur.
En diálogo con Valor Agregado de radio Carve, Petruzzi indicó que en referencia a lo que sucede con Estados Unidos, es un tema que “preocupa”, porque “es un mercado que se cierra. Internamente las cosas se van acomodando, porque esa carne se está colocando en el mercado nacional”.
De todas formas, en la segunda quincena de cada mes, las ventas de carne en el mercado interno de Brasil bajan debido al aspecto económico.
La carne brasileña que tiene como destino a Estados Unidos, representa tan solo al 3,5% de la producción de ese país. Entonces, “lo que más nos está preocupando es la competencia interna con la carne de pollo, que se consume en 45 kilogramos por persona, mientras que la bovina es de 30 kilogramos. Si mejoramos los ingresos, aumenta el consumo de carne bovina, y podemos redireccionar ese 3,5% que iba a Estados Unidos”.
Colocar ese 3,5% de carne en otros mercados, para Brasil sería algo complejo, porque se trata de cortes particulares producidos especialmente para Estados Unidos.
En este marco, las industrias brasileñas proponen valores entre US$ 3,80 y US$ 3,90 para el novillo, “no está muy fácil comprar el novillo premium, el Angus o el Hereford”.
Exportación en pie sigue firme
La demanda turca por ganado en pie, en Brasil continúa con firmeza, “tanto en terneros, así como también para faena inmediata. La semana que viene sale un barco con 12.000 novillos pesados, y las cuarentenas de terneros están todas completas”.
La firmeza que está presente, se espera que continúe durante el resto de este semestre, y que de la mano de la escasa oferta, los valores mejoren. Los terneros se pagan entre US$ 2,30 y US$ 2,40, y el novillo en el eje de US$ 2,10.
Consultado sobre la suspensión parcial que tuvo la exportación de ganado en pie en Uruguay, Petruzzi indicó que “un cierre así nos favorece en la demanda, pero más allá de eso, cualquier cierre económico no es bueno”.