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Costos comprometen el paso de campos de agricultura a ganadería: inversión sería de US$ 1.500 a US$ 2.500

Alejandro Terra, integrante del Plan Agropecuario, valoró las decisiones de los productores en rotaciones sostenibles

Pasturas.
Pasturas.

Este 2025 presenta un escenario desafiante para los productores agropecuarios, especialmente aquellos que tienen un esquema mixto o que suelen realizar grandes áreas de agricultura.

En función de los valores que tienen hoy los granos, se ha manejado la opción de pasar algunas áreas en donde se realizaban cultivos a pasturas para los animales, sin cambiar de forma drástica el esquema de rotación sostenible que tanto cuidan los productores.

El ingeniero agrónomo Alejandro Terra, del Instituto Plan Agropecuario, analizó en entrevista con Valor Agregado de radio Carve la posibilidad de reconvertir campos agrícolas a ganaderos en la región centro del país. Si bien existe interés por parte de los productores, los costos de inversión y las condiciones actuales de financiamiento complican la concreción de estos proyectos.

Según Terra, desde 2019 la superficie destinada a la agricultura en Durazno se ha estabilizado, tras una reducción generada por la caída en los precios de los granos y los altos costos logísticos, como por ejemplo, la distancia con los puertos. “Hoy la agricultura se concentra en las zonas con mejor potencial de suelos y cercanía a las plantas, y no se esperan grandes variaciones”, afirmó.

Al evaluar la conversión de un predio agrícola a ganadero, el técnico explicó que, si bien los costos de implantación de pasturas se han mantenido estables en unos US$ 400 por hectárea para verdeos y US$ 500 para praderas, el mayor impacto está dado por el precio del ternero. Mientras que en 2019 un ternero costaba entre US$ 350 y US$ 400, hoy la cifra supera los US$ 500, alcanzando en algunos casos los US$ 600 según el peso.

Esto implica que la inversión inicial por hectárea ha pasado de unos US$ 800 o US$ 900 en 2019 a un rango actual de entre US$ 1.500 y US$ 2.500, en términos brutos, considerando solo la compra de terneros y la siembra de pasturas. “Hoy entrar a la ganadería está complicado. El negocio está bueno para el que ya está adentro, pero es difícil acceder para quien quiere ingresar”, señaló Terra.

Otro factor que incide es la escasa disponibilidad de financiamiento. A diferencia de lo que ocurría hace seis años, hoy no es tan sencillo obtener apoyo económico, especialmente para quienes deben dejar de percibir renta agrícola para realizar una inversión ganadera. Esta situación, sumada a un dólar débil para los sectores agroexportadores, reducen la capacidad de maniobra para aquellos productores que quieran tomar esta decisión.

Como alternativa, Terra sugiere pensar en sistemas mixtos con rotación agrícola-ganadera, que permitan reducir el impacto de las fluctuaciones de precios y evitar decisiones apresuradas. Precisamente en el centro del país, es habitual ver productores que explotan ambos rubros, con la capacidad de diversificar el riesgo en caso que uno de los dos esté por debajo de lo esperado.

“Es clave dejar de moverse de un extremo a otro y planificar a mediano plazo”, explicó Terra, valorando la sustentabilidad de las empresas en el promedio de los años.

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