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“Deja vu” chino, de la agricultura a la ganadería

Una experiencia que para muchos no resultó una enseñanza.

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Ganado vacuno en el campo.

Fimix Agrofinanzas | [email protected]

Van siete semanas desde la primera de diciembre, cuando el precio del ganado en Uruguay empezó a caer como un piano, porque no ha hecho otra cosa desde entonces.

Durante todo 2019 fue cada vez más común escuchar de los actores de la producción y la comercialización que “los precios de China llegaron para quedarse’’, “no hay vuelta atrás’’, “la aspiradora china se lleva todo’’, “no hay oferta que calme la voracidad china’’. Estos y otros comentarios fueron moneda corriente durante el último año. Vale aclarar que los intermediarios y productores, así como los industriales, también destacaban, al mismo tiempo, que nadie hubiese imaginado una escalada de precios tal como la que se dio a partir del segundo trimestre del 2019.

Tras la confirmación de lo ya evidente, como era la presencia de la fiebre porcina en el rodeo de cerdos de China, el mercado de carnes en ese país se prendió fuego, ante la especulación que empezó a emerger en importadores, traders, mayoristas y gobierno central. Fue este último, acostumbrado a la economía de planificación centralizada, el que decidió poner un freno a la locura, que para noviembre ya llevaba los precios a niveles estratosféricos. Desde que se decidió a sacar carne de las cámaras y volcarlas al mercado interno, así como a dejar entrar los volúmenes de carne vía Hong Kong, los valores de las haciendas reflejaron en un 100% la relación entre el mercado de carne chino y el de haciendas en Uruguay y, en buena medida, también en la región, por lo menos en los volúmenes para exportación.

La cotización del novillo por fines de noviembre arañaron los US$ 4,40 el kilo carcasa, en un mercado en el que los precios eran avalados por los compradores, que seguían cerrando negocios con destino a China a los valores que pedían. A su vez, los invernadores y recriadores apostaban a seguir comprando animales para reponer, en la medida que proyectar un panorama sin cambios en el futuro, hacía que el Excel cerrase, como siempre.

Ahora, el tema no es decir quién lo dijo o quién lo vio venir, como ya hay gente analizándolo, sino mostrar cuáles instrumentos existen y están a disposición del mercado ganadero.

En febrero próximo se cumplen cuatro años de la entrada en funcionamiento del mercado de futuros UFEX - Uruguay Futures Exchange -, que no es otra cosa que una bolsa en donde se pueden negociar contratos de futuros para la categoría de novillo gordo.

Si bien todavía no están operativas las categorías de reposición, con lo que hay ya debería existir volumen y uso de contratos, de forma de poder gestionar y cubrir el riesgo precio. Para eso existe este tipo de mercado. Están en los centros más sofisticados que, no está claro si son sofisticados porque incluyen este tipo de herramientas o viceversa, pero lo claro es que es posible el uso de éstas para quienes efectivamente buscan tener un negocio más predecible.

Claro que cuando todo viene en alza, muchos dirán “para qué voy a fijarme un precio en un mercado alcista”, pero cuando la taba se da vuelta es cuando esos mismos pueden estar lamentándose por no haber buscado alguna forma de haberse cubierto.

Los frigoríficos que no lo usaron en el mercado al alza, cuando deberían haberlo hecho, ahora estarán dispuestos a recuperar todo lo perdido durante 2019, cuando el mercado les daba la espalda y, por lo tanto, dejar que el mercado actúe y que los precios del físico se acomoden andando el carro.

Pues, sin irse a esos extremos, la industria pasa por un momento que sigue siendo incómodo, en muchos casos con la firme posibilidad del incumplimiento de contratos, por empresas chinas que dieron quiebra y por la renegociación de otras, de forma de no tener que devolver los embarques.

La producción requiere de planificación y la comercialización es parte de esto. Todo lo que se busque en esa dirección debe tener incorporado un mínimo de certezas, lo que incluye a los precios que se pagan y/o reciben por los ganados.

Otro tema será empezar a incorporar contratos de reposición. Pero si ni siquiera se puede hacer funcionar el del gordo, cuando ha quedado harto demostrado lo necesario que son para poder hacer funcionar a los invernadores y a los frigoríficos, sobre todo a los de menor tamaño; qué se puede esperar para las categorías para el campo.

En 2014 muchos agricultores no estaban dispuestos a vender la soja hasta que no tocara los US$/ton 500 y ésta empezó a caer antes de tocar esos valores. También muchos decían que los precios habían llegado para quedarse y que la aspiradora china no tenía frenos. También, que aunque bajaron “algo’’ los precios seguirían en niveles excelentes.

Parece un “deja vu”, pero del que no parece quedar enseñanzas, hasta el momento.

Guillermo Crampet

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