En nuestra publicación anterior hablamos sobre el origen de la guasquería. Hoy, como introducción, vamos a compartir una breve descripción de lo que llamamos tientos.
Para esto convocamos a Roberto Bouton quien a través de su libro “La Vida Rural en el Uruguay”, nos cuenta:
Que se le llama tiento a las tiras finas de cuero crudo, pelado (lonjiado). El tiento puede ser más o menos grueso, pero se llama tiento a una coyunda, por ejemplo.
Suavizadas estas tiras por medio de fricciones y a cuya operación se le llama sobar, se hacen los tientos sobados.
Se cortan tientos para hacer lazos, sobeos, maneadores, etc.
El verdadero nombre tiento, debe darse a la tira muy delgada que se corta de una lonja, sirviendo de hilo de coser guascas, o para hacer corredores, etc.
Lonja- Cuero pelado, seco. Se saca del animal yeguarizo, cortando desde el cuadril; va el tajo por el costado hasta la oreja. El otro corte va desde verija al encuentro y desde allí sube a la carretilla.
Tientos del recado: En general son en números de tres, colocados: uno de cada lado de la cabezada de atrás del recado o basto, y otro en la parte media de la misma cabezada.
Los de los costados se llaman de valija, son para atar la ponchera o valija del poncho, que es donde se envuelve y se lleva el poncho, a fin de evitar que con el sudor del caballo se ensucie.
El tiento del medio, es para atar el lazo. Los tientos del recado son en general lisos, simples, pero los hay trenzados o torcidos como sobeo.
Marcos Acevedo: Casi agrónomo amigo del cuchillo

Marcos Acevedo tiene 24 años. Nació en Paysandú. Sus primeros años trascurrieron en un establecimiento en la zona de Constancia, donde sus padres trabajaban en el campo. A los pocos años, la familia se muda a una zona más ganadera y menos agrícola, en la ruta 26 más al norte de Paysandú. Puede decirse que Marcos se crió allí. “Una zona más gaucha” dice.
En ese lugar arrancó el gusto por las piezas de guasquería. Un establecimiento más ganadero, de grandes dimensiones y más tradicional. Cuenta que “Si bien salía al campo, por mi corta edad no hacia las jornadas enteras, y esperaba ansioso la llegada del resto del personal, con sus aperos completos como ensillan los paisanos bien plantados”. Mirándolos, admirándolos y escuchándolos entre mates y fogón empieza su curiosidad, gusto y el querer vestir su caballo, explica Marcos. Pero tendría que pasar algún tiempo para que el oficio de guasquero formara parte de su vida.
Sus estudios continuaron en Escuela Agraria de Guaviyú, que como Marcos dice “para el destete es lo mejor que hay para un gurí. Y eso que soy hijo único, aunque siempre me enseñaron a ser independiente, a tener cultura del trabajo, que no hay que esperar nada de arriba, si uno quiere algo tiene que salir a ganárselo, es una experiencia excelente”.
Luego, hizo el bachillerato donde conoció a su mejor amigo, quien algo trabajaba en cuero y será su persona de consulta. Pero fue en junio del 2015, donde todo cambió para él. Recibió invitación para participar del desfile en la Meseta de Artigas. Allá fue con las pilchas que tenía y entreverado entre miles de personas, caballos y aperos. Siempre mirando y admirando, conoció, entre otras cosas, lo que son las “pilchas domingueras”.
“Lo primero que quise tener fue un par de estriberas cocidas con esterilla al medio. Quise comprarlas, pero, no llegué con el presupuesto, y pensé: si no puedo comprarlas y las quiero, tengo que hacerlas. Así que pregunté, busqué en libros, busqué en internet y después de hacer y deshacer y consultar mucho, logré aprender. Siempre digo que el guasquero tiene un mejor amigo, y es uno solo: el cuchillo. Cuando una pieza queda mal hay que cortar y hacer de nuevo. Es la manera de evolucionar, no dejar el error, cortar y hacer de nuevo”.
Una nueva Meseta le dio la oportunidad a Marcos de presentarse con sus estriberas con esterilla cocida hechas por él mismo y entre risas nos dice: “Se ve que tan mal no quedaron porque ya me volví con un encargue de trabajo”.
Hoy vive en Salto ya que está haciendo la carrera de Agronomía. El oficio de guasquero es parte de su sustento para poder seguir estudiando. “Gracias a Dios es un oficio en el que siempre tenemos trabajo”, reflexionó.
Milton Márquez: Un chofer que saca su estrés a martillazos

Milton Márquez nació en Tacuarembó. Se crió en Paso de los Toros hasta los 13 años. Tiene 49 años y ya hace 33 que vive en Montevideo y aunque pasaron muchos años dice que “siempre extrañando la querencia, yendo y viniendo”.
Vino a vivir a Montevideo con su madre cuando sus padres se separaron. Ya con 16 años comenzó a trabajar, primero en una panadería, luego 17 años en la policía, por último y hasta el día de hoy trabaja como chofer de médico de radio.
¿Cómo comienza su vínculo con la guasquería?
El oficio arranca en pandemia, soy viejo de edad, pero nuevo en esto. Un día mirando videos en internet encontré páginas sobre esto y dije ¿por qué no? Me gustó, me empecé a enganchar y hasta la fecha, me encanta. Me falta aprender mucho, pero miro y miro y voy aprendiendo.
Por su trabajo, debe ser difícil administrar los tiempos para trabajar en cuero…
Después de largas horas de estar en la calle manejando, la inseguridad, los robos, llego a casa apronto el mate pongo la cabeza en esto del cuero y me des estreso. Solo pensar que voy a hacer hoy, me da el estímulo suficiente para encontrar tiempo. Claro que es un hobby, no vivo de esto. Pero funciona, de hecho, me encargan cosas para hacer. Siempre que trabajo en cuero lo hago por pedido porque vivo en un apartamento, del que me están por echar… Imaginate dándole al martillito… Los cueros los compro ya preparados porque aquí no lo puedo hacer. Pero vale la pena, además es una entrada económica extra.