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Un récord notable

Las ventas de bienes al exterior marcaron un récord impactante y el desafío es mantener el impulso. No será fácil: el escenario externo está cambiando y los precios bajaron. Por esto, también tienen que bajar los costos, dentro y fuera de los establecimientos.

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Las exportaciones de bienes del Uruguay superaron los US$ 13.350 millones en el año 2022, un aumento del 16% respecto al año anterior. Esto implica casi US$ 2.000 millones que se agregaron al ingreso de la economía uruguaya por ventas al exterior de bienes, donde los agronegocios son predominantes. Sí bien ya se vislumbraba este avance hace meses, vale la pena detenerse en destacar los fundamentos de este crecimiento ciertamente impactante.

Primeramente hay que destacar el sector cárnico. La actividad ganadera es parte de la economía de este lugar desde antes de la propia génesis del Uruguay como país. Catalogado muchas veces como “tradicional” y poco afecto a los cambios, la producción ganadera hoy lidera las ventas al exterior al haber incorporado altos niveles de tecnología, productividad y calidad, que le ha permitido conquistar cada espacio que se le abre en los mercados externos. Mayor sería su impacto si -al mismo tiempo- tuviera una mayor dinámica la industria curtidora y el propio sector lanero, que han declinado por diversas razones. Aun así, la base ganadera del país a través de la producción de carne vacuna es un actor fundamental de la economía y las exportaciones. Dicho esto, es claro que el segundo semestre fue bastante más complicado que el primero: la economía china cambió su dinámica, su demanda aflojó y genera más interrogantes que certezas en este nuevo año 2023.

Tampoco puede omitirse el notable desempeño de la forestación, que acumula montos crecientes de ventas al exterior. Las dos fábricas de celulosa que tiene el Uruguay se han consolidado como proveedoras permanentes en el mercado global, y con la puesta en marcha -en las próximas semanas- de la tercera planta - segunda de UPM- la celulosa pasará a ser el principal producto de exportación del país. En 2022 los volúmenes de celulosa vendidos fueron similares a los del año pasado -son las dos mismas plantas funcionando- , pero el aumento en el precio promedio elevó la cifra de venta anual en un 15% (cuadro).

Otros productos forestales de madera física (aserrada, contrachapada) también hacen aportes millonarios a la cuenta exportadora, aunque su desempeño ha estado por debajo del sector pulpero. Así como sucede con otras agroindustrias de transformación, el sector de la madera física elaborada tiene que sobrellevar los altos costos relativos de la producción en Uruguay que hacen difícil el desarrollo industrial. Y aún así este sector se ha mostrado dinámico, también captando cada oportunidad que se abre en el mercado externo. Ciertamente tiene potencial para un mayor crecimiento futuro.

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El sector lácteo también ha tenido un año récord, con exportaciones que sumaron casi US$ 900 millones. La lechería tampoco aumentó significativamente los volúmenes vendidos (cuadro), pero el precio promedio de venta hizo que el monto anual suba más de 20%. De forma similar a lo que sucedió con la carne vacuna, después de haber llegado a máximos históricos los precios marcaron una tendencia a la baja en el segundo semestre, aunque de manera más moderada. Si bien el sector lácteo uruguayo tiene neto perfil exportador, el rol de Conaprole y el acceso sin aranceles a mercados relevantes como Brasil le permiten atenuar más los vaivenes del mercado internacional. Además, está menos expuesto a China que otros productores como Nueva Zelanda. Más difícil es la situación de las pequeñas y medianas industrias, a las que se busca atender con un nuevo fondo de apoyo, ya aprobado en el Parlamento. En esos casos las economías de escala son menores y son empresas con un perfil de producción más volcado a los quesos, cuyo mercado externo tiene más limitaciones que la leche en polvo.

Récord sojero.

En buena medida los sectores que hemos comentado han aumentado su monto de exportaciones más por precio que por volumen. El caso de la agricultura es diferente y podemos decir que es la gran protagonista del récord en 2022, al haber incorporado no solo mejores precios sino un aumento notorio en los volúmenes vendidos, a partir del aumento en áreas y -sobre todo- rendimientos.

De los casi US$ 2.000 millones de aumento en la cuenta exportadora de bienes, la mitad corresponde al aumento en las ventas de soja, luego de la excelente cosecha vendida a precios récord. Según datos de Opypa (MGAP) el volumen vendido se ubicó en 3 millones 70 mil toneladas, lo que implica un precio medio de 630 US$/ton FOB.

También hubo un aumento destacado de la facturación por ventas al exterior de trigo, que subieron casi 60% en dólares, superando los US$ 230 millones. Esto refleja simultáneamente un mayor volumen y un mejor precio. El año calendario toma parte de la zafra 21/22 y -en diciembre- el comienzo de la zafra 22/23. Opypa hace el cálculo por zafra (noviembre-octubre), y en su último anuario informa que el volumen exportado de trigo en la zafra 21/22 alcanzó casi 700 mil toneladas, superando en más de 100 mil toneladas lo registrado en la zafra anterior.

El arroz -rubro que exporta casi 90% de su producción- también tuvo un aumento en el monto vendido, aunque la producción de la zafra fue similar a la anterior; el aumento se explica por volúmenes que habían quedado pendientes de comercializar de la zafra previa (carry over), con precios que no tuvieron avances sustanciales (contrariamente a otros rubros). Sí hay que destacar el aumento en la exportación de arroz cáscara (sin elaborar), que pasó de menos de 20% a casi 30% del total. Este es otro síntoma de las dificultades para apuntalar los procesos agroindustriales: la molinería arrocera ha enfrentado aumentos en casi todos los componentes de su costo de producción, además de problemas en el suministro de energía (gas).

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Sumando los principales granos, el monto por ventas externas agrícolas supera los US$ 3.000 millones, casi 500 millones más que la carne vacuna. Pero además, los granos no solo se exportan como tales: precisamente, buena parte de los kilos de carne que se venden a los distintos destinos incorporan mucho grano en concepto de concentrados y raciones. De hecho, la ganadería de carne es la mayor consumidora de maíz en el mercado local; un concepto parecido puede plantearse para los lácteos. Así, bien puede afirmarse que la agricultura es el principal sector exportador del Uruguay.

Valor agregado.

Las exportaciones de bienes del Uruguay tienen el desafío de mantener el desempeño en este año 2023 y - si es posible- seguir avanzando. La puesta en marcha de UPM 2 pondrá la celulosa primera en el ranking de productos Y seguramente será la base para un nuevo récord, si el resto de los sectores acompaña. Pero como hemos visto en varios de los rubros, Uruguay todavía tiene pendiente el desafío de mejorar su competitividad a nivel agroindustrial, bajando costos y mejorando la productividad. Es cierto que las economías de escala necesarias para la competencia global son cada vez mayores y es difícil configurar un negocio competitivo con las escalas que tradicionalmente se manejan en Uruguay. Razón de más para trabajar en reducir costos y mejorar productividad, si sigue siendo importante -como creo que es la opinión de la mayoría- mantener el empleo, particularmente en las localidades distribuidas en todo el territorio más allá de Montevideo.

Los entusiasmos por el récord exportador se moderan al considerar el efecto cambiario. La caída promedio del dólar y una inflación rebelde, han generado un retraso cambiario que reduce la capacidad de cubrir los costos locales (salarios, tarifas, servicios). De tal forma que pasadas a valor real, el avance de las ventas externas es más modesto (cuadro). Hay que ser cauto con las conclusiones de esto: muchas empresas y sectores han tenido un muy buen año a pesar de este factor; cada empresa y sector es una situación particular con sus costos e índices de precios.

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No se trata de tener un tipo de cambio para beneficiar la exportación sino que esté en el justo equilibrio para toda la economía. Hay que considerar además que Uruguay no solo vende bienes: las exportaciones de servicios están creciendo y se están diversificando, muy buena cosa. El Banco Central hace bien en combatir la inflación, que no le sirve a nadie. Pero si el dólar cae más de lo que los fundamentos de la economía establecen, puede haber problemas. Un asunto de primer orden a dirimir este 2023, que recién empieza.

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